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¡Estrenamos segunda temporada del pódcast “Historias de camino”!

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En julio del 2021 desempolvamos Las Tallas de Tío Julián, un libro que recopila 54 relatos que el santacruceño Julián Matarrita contaba en fiestas y velorios. El periodista Hernán Gutiérrez se dio a la tarea de transcribir todas esas historias para que trasciendan

Elegimos ocho de esos relatos y le pedimos ayuda a varias personas guanacastecas de nacimiento (o de corazón) para que las grabaran con sus propias voces. Además, entrevistamos al autor del libro y nos contó todo sobre las tallas y sobre Julián. Esta conversación más las ocho tallas conforman la primera temporada de nuestro pódcast Historias de camino.

Vimos la respuesta de nuestra audiencia, curiosa por conocer más sobre esta tradición oral. Entonces decidimos recorrer la provincia buscando las tallas y a quienes las mantienen vivas. Fuimos a bibliotecas, asociaciones de desarrollo y salones multiuso para encontrarlas. Tal como esperábamos, volvimos cargados de anécdotas fantásticas: tormentas de insectos, encuentros con el pisuicas y batallas felinas que inundan la bajura.

Con estas anécdotas dimos vida a la segunda temporada de Historias de camino. La producción de esta entrega ha sido una travesía de varios meses, tan entretenida como las tallas.

La cacería de tallas

El primer paso para encontrar estas historias fue organizar una taller de narración en las comunidades de Pozo de Agua de Nicoya, Los Ángeles de Nandayure, Las Juntas de Abangares y Liberia.

El cuentacuentos nicoyano Luis Barrantes lideró las sesiones: le dio consejos a las personas participantes sobre cómo narrar mejor su historia frente a un público y sobre cómo mantener la atención de quienes escuchan. Luego, su personaje, “El Abuelo Luis Teocintle”, narraba las historias de otro gran contador de tallas nicoyano, llamado Tomás Salinas.

Esto servía como un “abrebocas” para que las demás personas se animaran a contar sus historias. Niñas, adolescentes y adultos mayores llenaron estos espacios con historias propias y otras que han sobrevivido en sus familias durante generaciones. Aquí notamos que varias de esas historias eran casi idénticas.

El joven de Nandayure, Deivis Mararrita, nos compartió una de las historias de su bisabuelo, Fello Solano. Una talla sobre una chancha que se perdía por varios días y luego aparecía escondida en una yuca gigante donde parió a todas sus crías. Días después, Zenén Piñar, en Pozo de Agua de Nicoya, nos contó una historia casi igual. A final de cuentas, estas son vivencias del campo que han trascendido pueblos y generaciones.

Cuando concluimos el recorrido por las cuatro comunidades, miramos nuestro inventario de historias y seleccionamos siete de ellas para producir la nueva temporada de nuestro  pódcast.

Historias para hacer comunidad

Estos espacios funcionaron para que retomáramos una práctica que hemos hecho durante miles de años: sentarnos en círculo a oír historias.

Algo característico de los pueblos y barrios de la provincia es que las familias vecinas salen a las aceras y corredores a conversar en las tardes. La pandemia del covid-19 llegó y detuvo de golpe esos momentos. De un día para otro los espacios en los que compartimos en comunidad quedaron desolados.

Abrir un espacio de encuentro en estos pueblos fue motivo para volver a compartir en comunidad. Una de las participantes del taller de Liberia fue Marielos Jiménez, la cuentacuentos y retahilera más famosa de la altura guanacasteca. Ella explica que contar historias es una forma de ayudar a los demás, pero también una terapia para ella

Zenén Piñar fue uno de los participantes del taller de cuentacuentos en Pozo de Agua, de Nicoya. Foto: César Arroyo Castro

“El hecho de que yo vaya a contar cuentos, voy a recordar gente que amo, eso me hace feliz. Pero lo que más feliz me hace, ¿sabe qué es? Que la gente escucha estas cosas y que puedan salir por ese ambiente negro y oscuro que nos ha traído esa pandemia”, señala Jiménez. 

Otra participante, Guillermina Segura, quien se sumó al taller de Abangares, cree que la importancia de estas conversaciones va mucho más allá de solamente pasar un buen rato. Segura considera que también funciona para mantener viva la memoria de la comunidad.

«Después de estar uno confinado, nota que hace falta esa parte de conversación intergeneracional. Las vivencias de ellos [las personas mayores] hoy en día nos ayudan mucho a suplir las necesidades que tienen los jóvenes de empoderarse de ellos mismos, de sus raíces”, explica Segura.

Hay algunos jóvenes que están haciendo crecer esas raíces, como Christopher Saborío. A él no lo conocimos en ningún taller, pero desde que vimos un video suyo contando tallas quisimos tenerlo dentro de nuestra alineación para esta segunda temporada.


Cuando Christopher estudiaba en la escuela de Cañas Dulces, una maestra lo motivó a contar tallas y leyendas frente a las demás personas. Ahora, Christopher tiene 13 años, se graduó de la escuela y dejó esa comunidad liberiana para vivir cerca del Valle Central. Allá notó que las tallas y retahílas que aprendió en su escuela no eran tan comunes.

Vieras que me gustaría rescatar esas tradiciones. Porque aquí no se ve mucho eso. No tanto como allá. Aquí está perdido eso y no me gustaría que allá también se pierda”, comenta Saborío.

Historias de camino es un empujón más para que estas tradiciones se conserven en el tiempo. La gestora cultural guanacasteca, Vera Vargas, explica que las tecnologías actuales son una gran herramienta para preservar la memoria oral porque permiten documentar esas prácticas que están vinculadas con el saber, el contar y escuchar de quienes habitan las comunidades.

“La memoria de las comunidades dependerá de que los habitantes, integrantes de grupos culturales y herederos de prácticas culturales propicien una relación de intercambio de saberes y de resguardo de las tradiciones, lo que protegerá la memoria cultural de los pueblos”, explica Vargas.

Habitantes como Guillermina y Marielos, que se sentaron en círculo a contarnos historias, son quienes pueden asegurarle una larga vida a las tallas.

“Mis nietos oyen estas cosas y ellos las cuentan a su manera y eso me hace feliz, porque sé que lo que abuelito sembró con amor en mi vida, yo también lo he sembrado con amor en la vida de mis nietos y bisnietos”, destaca la retahilera Marielos Jiménez.

La segunda temporada de “Historias de camino” es un proyecto organizado por La Voz de Guanacaste, con el apoyo del Fondo Becas Taller de la Dirección de Gestión Sociocultural del Ministerio de Cultura y Juventud. César Arroyo, fue el productor de esta temporada. Rubén Román hizo el diseño de sonido y editó este pódcast. Cántico Producciones hizo la masterización de sonido y Roberto Cruz ilustró las historias.

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