El gato chilló por un par de minutos… puede ser el cansancio de un fin de semana de aventura en el lugar llamado por National Geographic como el más biológicamente intenso del mundo o tal vez porque nos pesaba la idea de regresar a la civilización ese día. La cosa es que me tomo un rato reaccionar, levantarme de mi hamaca y buscar la fuente de ese alarido espantoso. Estaba debajo de mi cabina: el gato chillando y la culebra trabajando.
¡Cómo nos costó alcanzar el quorum para ir a Osa el fin de semana! Fede nos tenía todo planeado: por medio de su proyecto OSAPAZCAMP sabíamos los tours, las comidas, transporte: todo el itinerario.
Después de mucho planearlo, salimos 7 personas de Nosara con las expectativas bien altas
Tuvimos la suerte de escoger ir a la Península de Osa, el mismo fin de semana en el que se esperaba el oleaje más fuerte del año, algo relevante si para llegar a nuestro destino tenemos que navegar el rio Sierpe y pasar la boca del rio: cuando vi esas olas, lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y pedir perdón por mis pecados.
Valió la pena: llegamos a Poor Man’s Paradise, nuestro hogar por ese fin de semana e inmediatamente pudimos sentir la buena vibra de nuestros anfitriones: la familia Amaya, oriundos de la zona y dueños del lugar.
Pasamos un fin de semana de acción: andando a caballo, caminando por cataratas, nadando en ríos que después escuchamos se habían visto tiburones toro y cocodrilos (a quien se le ocurre que está bien nadar en un rio en el lugar más biológicamente intenso del mundo?)
El fin de semana fue inolvidable para nosotros, de eso no hay duda. Y ya estábamos planeando nuestro próximo paseo, bromeando sobre la colección de videos y momentos que íbamos a presentar a nuestros amigos para convencerlos de venir con nosotros el próximo año… Ahora parece que el mundo entero está convencido gracias al video de Andrés.
Era un momento tranquilo: todos estábamos agotados y posiblemente recapacitando si era sensato montarse de nuevo en esa lancha que nos había traído tan solo 4 días antes.. Al encontrar la escena del pobre felino blanco con motas negras, desesperado y gimiendo con ya pocas fuerzas mientras la magnífica boa se enroscaba en tres vueltas haciendo lo que toda boa debe hacer para comer: quebrando los huesos de su víctima para luego engullirla directamente a su estómago, salí corriendo a llamar a mis amigos (OK, momento de confesiones: pensé que los estaba llamando para que vieran la escena conmigo, no por morbo, sino porque pensé que ya no había nada que hacer) que tan equivocada estaba…
Les señale el lugar donde estaba el gato listo para colgar los tenis a Kyle y Andrés y ellos se fueron abajo a verlo, lo demás está en el video.
De mi parte, no creo que tengamos problema para alcanzar el quorum el próximo año para nuestro paseo de Nosareños a Osa.
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