Carlos Boniche

Cuando me dijeron lo de la enfermedad, me agarró por reírme y la doctora me regañó. Yo le dije: yo le pongo cuidado, pero no me puedo ahuevar por eso. A mí me da mal de risa. Luego vino un doctor que me dijo que podía ser hereditario: mi abuelito murió por eso, tengo una tía que murió de insuficiencia renal. Mi tía vivía en Cañas y mi abuelo en Upala. Pero realmente no me dijeron. Se cree que también pudo haber sido el producto de la caña porque en ese momento uno llegaba, se ponía la bomba y todo en la espalda le chorreaba. Y eso es un producto que lleva abono y un líquido que es muy caliente. Usted siente que se le quemaba la espalda. Esto era en el terreno de nosotros. Trabajar aquí [pilando arroz en vez de trabajar en el terreno de su madre] es igual o más duro que en el campo. Porque aquí uno como ahorita tiene que llegar, guardar el arroz, meterlo, echárselo al hombro. Cuando yo trabajaba regando arroz o echando veneno había quincenas o semanas que yo hacía 50, 60 mil. Aquí uno no. Aquí es por hectárea pilada [de arroz]. Hay quincenas que yo agarro 40, 15, 30 [en miles de colones]. Ahí va variando. Eso depende de lo que uno pile.

Carlos Boniche