Celia Martínez

Diego, mi hijo, se agravó un miércoles a las 6 de la tarde. La hermana lo había llevado a la clínica y ahí fue el bombazo: tenía la creatinina en 27. Le hicieron los exámenes y lo dejaron esperando. El médico decía que todo indicaba que estaba muy mal, muy mal. Fuimos a la cita, llegamos a la casa y ahí fue cuando se agravó. Ya no orinaba y todo lo vomitaba. Entonces a las 9 de la mañana del día siguiente le abrieron el primer hueco. Era de emergencia. Aquí estaba en proceso el papá de él, José Sábalo. Lo iban a dializar en octubre. Yo le estaba dando una medicina natural que lo tenía estabilizado. Yo me alegraba porque son nueve meses menos con ese catéter ahí [cuando hacen la diálisis por primera vez, ya no hay vuelta atrás]. Y después seguía yo, que también tomo tratamiento desde hace siete años.

Celia Martínez