Como si hubiese pasado un huracán o un terremoto, Nicoya fue el escenario ficticio para un entrenamiento de rescate, dirigido a 85 bomberos de todo el país, quienes pertenecen al Comité Asesor Técnico de Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas (USAR por sus siglas en inglés).
El taller se realizó del 17 al 23 de agosto en la propiedad del tajo de Pedregal, en donde los bomberos tuvieron que levantar un campamento y simular que estaban en una situación de riesgo.
“Estas capacitaciones son muy importantes, pues preparamos a los bomberos a reaccionar ante situaciones que puede enfrentar el país, como lo son los desastres naturales”, explicó William Hernández, líder de USAR.
La propiedad que albergaba el campamento, en el cual debían comer, dormir y realizar las necesidades fisiológicas, tenía escombros, estructuras devastadas y escenarios montañosos, los cuales debían escalar.
En la capacitación que lleva por nombre CREL (Curso de rescate de estructuras livianas), participaron también cinco doctores y dos veterinarios; estos últimos atendían a la unidad canina de rescate.
Para que la experiencia fuese más parecida a la realidad, los bomberos eran despertados en la madrugada para asistir a una operación de rescate. Además, en algunos casos debían encontrar cuerpos (muñecos con forma de cuerpos reales) que previamente fueron escondidos.
“Este curso nos prepara a la realidad. Aquí afrontamos el fuerte calor, los terrenos complicados, dormir en el campamento, es decir, todo. Aquí en estos cursos se ve quiénes sirven para rescate y quienes no”, expresó Josué Araya, miembro del grupo USAR.
Además de las actividades de campo, los bomberos recibieron talleres teóricos de logística, primeros auxilios, estructuras colapsadas, entre otros temas, en las instalaciones del Cuerpo de Bomberos de Nicoya.
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