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Suicidio en el país “más feliz del mundo”

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Aunque Costa Rica ha sido calificada como “el país más feliz del mundo”, no todos son tan felices. Así lo demuestran los angustiantes incidentes e intentos de suicidio que ocurren cada año.

La mayoría de los suicidios en Costa Rica llevan a cabo en las cercanías de San José. Los casos son menos comunes en la provincia de Guanacaste, pero un trágico ejemplo tuvo lugar en Nicoya el 15 de noviembre del 2013, cuando Melvin Zúñiga Muñoz, de 37 años, se suicidó en un campo en el barrio La Matabuey después de asesinar a su novia, Rosibel Gómez Enríquez, de 46 años, en la cafetería de la escuela del Colegio Virgilio Camaño, donde ella trabajaba.

Según datos de 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), 319 suicidios ocurrieron ese año en todo el país. De éstos, más de dos tercios eran hombres, 266 comparado con 114 mujeres.

El perfil estereotípico de los hombres que cometen suicidio es que son especialmente alcohólicos, solteros, sin amigos, los recién separados por abandono imprevisto del cónyuge o compañera, los que enviudan en edad avanzada o los que han sido víctimas de acoso laboral en sus trabajos, según Domingo Abarca Vásquez, presidente de la Asociación Red Costarricense de Suicidólogos. Vásquez dijo que recientes investigaciones revelaron que uno en cinco suicidios está conectado con el acoso.

El cita una marcada intolerancia al fracaso, tanto en el trabajo, en la adquisición de bienes de consumo y a la pérdida de vínculos, principalmente con la pareja, como los factores suicidas de los hombres.

Abarca Vásquez nota que al estudiar el suicidio como un fenómeno social más que uno biológico o genético, a pesar de que es el hombre quien más lo comete, son las mujeres quienes más lo intentan. “En las mujeres encontramos dos situaciones básicas que les aleja de la consumación del suicidio. Una de ellas, quizá la más importante, es que saben compartir en forma transparente y con mayor perseverancia, tanto con amigos(as) y familiares sus emociones, problemas y desdichas; y, en ese juego de interacciones sociales, reciben retroalimentación, consejo y ayuda (factores protectores al suicidio) hasta lograr que sus ideaciones y pensamientos (suicidas) logren contrarrestarse más fácilmente.

El hombre, por su naturaleza humana y culturalmente socializado (de género) bajo esquemas de “sexo fuerte”, en aquellas situaciones, con mayor frecuencia tiende a aislarse y a desesperarse, el aislamiento le genera silencio, el silencio no propicia encontrar ayuda ni tejer redes de apoyo y es ello precisamente lo que le provoca sufrimiento, causa principal del suicidio”, explicó.

El rango de edad varía ampliamente: cerca de 36 niños entre las edades de 10 y 19 años, 83 eran veinteañeros, 70 eran treintañeros, 50 estaban en sus cuarentas, 35 estaban en sus cincuenta y 44 eran mayores de 60 años. Curiosamente, uno era un bebé que fue categorizado como muerto por heridas autoinfligidas.

El ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación, fueron los métodos más comunes, con 192 casos, seguido de 52 casos de envenenamiento con plaguicida insecticidas y 46 casos con armas de fuego.

Si usted o alguna persona que conoce, necesitan apoyo, busque a la Asociación Red Costarricense de Suicidólogos en Facebook.

 

 

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