Felipe Alegría, ciudadano cruceño de 76 años, se sienta a conversar tranquilamente con sus dos amigos en el parque central de La Cruz una mañana ventosa de mayo. No parece tener muchas preocupaciones sobre su pueblo: dice que es tranquilo vivir acá, aunque reconoce que a veces hay un robo por aquí, droga y, de vez en cuando, un muerto por allá.
Lejos de la mirada de Alegría, pero en este mismo cantón, se teje una realidad distinta en la que el nivel de homicidios mantiene una tendencia a crecer en la última década.
Si se utiliza la tasa de homicidios (que calcula el nivel de intensidad de esta problemática con una base de 100.000 habitantes), en el 2016 La Cruz fue el cantón con los niveles más altos de toda la provincia y el segundo cantón fronterizo a nivel nacional (solo superado por Corredores en el sur del país).
Por ejemplo, en los últimos cinco años, en La Cruz sucedieron en promedio 5,4 homicidios por año mientras en Liberia sucedieron 6,2. El primer cantón tuvo casi la misma cantidad de homicidios, aunque la Ciudad Blanca tiene tres veces más población. Esto quiere decir que el fenómeno es mucho más intenso en La Cruz.
Las cifras provienen de un análisis realizado por La Voz de Guanacaste con base en el Índice de Competitividad Cantonal de la Universidad de Costa Rica.
Según las autoridades, los hechos no ocurren diariamente y la mayoría suceden en zonas alejadas, poco o nada desarrolladas, y de acceso complicado. De hecho, La Cruz es el segundo cantón guanacasteco con el territorio más grande luego de Liberia.
Esas condiciones hacen comprensible que un ciudadano como Alegría vea a “los muertos” como un hecho aislado. Sin embargo, también favorecen el desarrollo de actividades como el trasiego de drogas, que según las autoridades es la mayor causa de los homicidios en La Cruz.
Números en rojo
La Cruz alberga unos 19.181 habitantes según datos del Censo 2011. Son pocos en comparación con otros cantones y eso hace que un solo homicidio tenga un peso estadístico más alto: en estadística no es lo mismo que muera una persona en una población de un millón de habitantes que en una de 19.000.
Para comparar los datos de manera correcta entre localidades con diferentes cantidades de población, y saber cuán intenso es el fenómeno de los homicidios en cada uno de ellos, se utiliza un cálculo que se denomina tasa. La tasa de homicidios utiliza como base la cifra de 100.000 habitantes, únicamente como medida para unificar el cálculo y hacerlo comparable.
En 2016, mientras Guanacaste marcaba una tasa de homicidios de 10,8, y Costa Rica una tasa de 11,8, La Cruz alcanzaba la cifra más alta de entre todos los cantones de la provincia, 19,9.
¿Cómo entenderlo?
Daniel Calderón, director regional de la Fuerza Pública de Guanacaste, explicó que La Cruz vive un reflejo de la violencia que ataca al país y que llega de la mano del narcotráfico y del crimen organizado.“En el país se ha visto un incremento de estos dos factores, lo que ha hecho que aumente la violencia a nivel nacional. En Guanacaste, un cantón como La Cruz, por su condición de fronterizo, empieza a manifestar y a agravar esta problemática”, sostiene el jerarca.
La apreciación de Calderón tiene sustento en los estudios. La Comisión Técnica Interinstitucional sobre Estadísticas de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Comesco) concluyó en el año 2017 que el aumento de los homicidios a nivel nacional sí está estrechamente vinculado a la delincuencia organizada. La Cruz no escapa de esa tendencia.De acuerdo con la Comisión, en Costa Rica para el año 2010 solamente el 2,5% de los homicidios dolosos se debieron a las dos categorías asociadas a la delincuencia organizada (Ajuste de Cuentas y Venganza), mientras que para el 2016 ese porcentaje ya rondaba el 46,2%.
En el 2017 la Fuerza Pública del cantón decomisó más de 55 kilos de cocaína en vía pública, un hecho que según Jimmy Araya, jefe de Fuerza Pública del cantón de La Cruz, es cada vez más común.
El peso de la pobreza
Aunado a la complejidad del crimen organizado, hay otros factores que terminan de agravar la situación de violencia que vive el cantón.
Junnier Salazar, alcalde de La Cruz, considera que, en menor medida, la condición de pobreza y escasa educación que se vive en la zona juega un papel importante en los números.
“La pobreza hace que la gente busque dinero rápido y fácil, y eso termina algunos casos en esos delitos (homicidios)”, comentó.En el país se reconoce que en aquellos cantones, como La Cruz, donde las necesidades básicas humanas y acceso a la educación es menor, se tienden a presentar tasas más altas de homicidios.
A esta conclusión llegó el análisis“Patrones territoriales y factores sociodemográficos asociados a los homicidios y el narcotráfico en Costa Rica”, elaborado por el Estado de la Nación en alianza con el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) en marzo del 2018.
Además, el Índice de Progreso Social (IPS), que revela la capacidad de las sociedades de cubrir las necesidades básicas y de dar oportunidades para avanzar y aumentar la calidad de vida de los habitantes, ubicó al cantón en el penúltimo lugar de entre los 81 cantones del país. El desempeño de La Cruz es deficiente en temas de bienestar y educación.
Respuestas a paso lento
Para mitigar el problema, el gobierno local y las autoridades nacionales trabajan en el fortalecimiento de estrategias, entre ellas, una mejora en los sistemas de información policial que permita adelantarse a las acciones de los grupos delictivos.
Además, Salazar dijo que como municipalidad están valorando la instalación de cámaras de seguridad en puntos señalados por expertos en seguridad pública como estratégicos. Eso sí, la entidad está en la búsqueda de recursos económicos y no tiene una fecha clara de cuándo se implementará la iniciativa.“Le puedo decir que la situación nos preocupa. Yo sé que esto viene de varios años atrás, y que se debieron tomar tal vez más acciones en el pasado, pero bueno, lo que estamos haciendo es que no se nos salga de las manos”, agregó el alcalde.
La puesta en práctica de programas de seguridad comunitaria es otra de las estrategias que la policía quiere incrementar para luchar contra la problemática.
Araya, jefe de Fuerza Pública de La Cruz, asegura que actualmente trabajan con 35 grupos organizados de diferentes barrios.
“Aquí las acciones deben ser preventivas. Según las denuncias, direccionamos la presencia policial y abogamos por tener comunidades informadas y por otros programas de esparcimiento para la población que los aleje de las drogas”, agregó el jerarca.
Los programas que mencionan las autoridades son pequeños pasos para un problema en el que cada número es una vida menos. “Pero vea, aquí somos gente buena”, me dice Felipe Alegría sentado en el parque de La Cruz, como concluyendo que todavía hay esperanza.
Comentarios