Comunidad, Medio Ambiente

Un proyecto comunal en Playa Hermosa reforesta la costa para la fauna y para los visitantes

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 Mientras recorremos Playa Hermosa de un lado a otro, Heather O’Connell me cuenta la historia de casi todos los árboles de aquí. “Este cenízaro lo plantamos en junio, aquel almendro pequeño hace cuatro años y esta palmera hace seis”, dice mientras señala a cada uno de ellos.

Heather es una adulta mayor estadounidense que desde hace diez años lidera un proyecto de reforestación en esta costa del cantón de Carrillo. Junto a los vecinos de la comunidad ha sembrado más de 200 árboles, que en su mayoría brindan sombra para los visitantes y frutos para los monos, iguanas y pájaros.

No hago esto sola”, dice enfáticamente en inglés, el único idioma que domina completamente pese a que lleva 10 años viviendo en Costa Rica.

Cada año, a partir de enero, le envía correos a las familias de la comunidad y toca la puerta de todos los negocios cercanos a la playa. A todos les hace una misma solicitud: dinero para comprar árboles, pagar el transporte de los viveros a la playa y darle una recompensa a los voluntarios que ayudan a hacer los hoyos.

También pega papeles en la comunidad anunciando la actividad y solicitando ayuda a voluntarios para sembrar los árboles. Lo mismo hace a través de su perfil de Facebook. Luego visita viveros para adquirir los árboles más adecuados, según su propia experiencia.

Cada 26 de abril, día de la celebración del árbol en su natal Estados Unidos, Playa Hermosa se reúne en una fiesta para sembrar árboles. Heather invita al sacerdote de la comunidad y a los niños de la escuela que está frente a la playa, para sembrar los árboles, bendecirlos y compartir jugos y galletas.

En la actividad de reforestación de este año, también colocaron basureros en la playa hechos con arte en mosaico, que la misma Heather sabe hacer. Ella le enseñó a otros miembros de la comunidad y juntos embellecieron la costa. 

Lo que queremos es preservar la belleza de Playa Hermosa”, dice.

Una belleza que según Heather empezó a verse amenazada cuando hace diez años iniciaron las construcciones de los condominios frente a la playa. En ese momento, los árboles empezaron a desaparecer. Ese fue el génesis de su proyecto de reforestación. 

Aprendizajes cada año

Heather, ubicada a la derecha de la foto, conoce la historia de cada árbol en esta playa de Carrillo.

Hace diez años, cuando Heather y un comité de reforestación de la comunidad iniciaron sus tareas, sembraban árboles pequeños. Con el tiempo, se dieron cuenta de que no muchos de ellos sobrevivían.

Aprendí que tenían una tasa baja de sobrevivencia, porque la gente los aplastaba o se los llevaba para la casa para plantarlos”, cuenta. “Entonces decidí comprar algunos que fueran más grandes, y me dí cuenta de que los árboles de unos dos metros de alto tienen más chance de sobrevivir”.

A lo largo de los años, también entendió que a algunas especies no les gusta el área, como los matapalos.

“Plantamos diferentes árboles todos los años para ir sabiendo cuáles funcionan mejor. Cuando uno se cae, un aceituno por ejemplo, sembramos otro aceituno”, agrega. Y ella misma decide donde será sembrado cada uno de los árboles.

“Vengo a esta playa todas las mañanas. Sé exactamente dónde hay o no hay sombra y cuál es un buen lugar”, me cuenta.

Este año también crearon basureros con arte mosaico para ponerlos a lo largo de la playa.

La razón por la que Heather visita cada mañana la playa, es porque ella misma riega los árboles en la época seca y es parte de un grupo de personas que limpia la playa todas las mañanas. En las propiedades en frente a la playa encuentra personas que le ayudan brindándole agua para regarlos.

Sin embargo, también encuentra obstáculos. Algunos árboles son envenenados o  macheteados, según Heather, por otros vecinos y dueños de condominios que viven frente a la playa y que se empeñan en tener la vista directa al mar, sin árboles de por medio.

Heather dice que esto es algo que no ha podido erradicar ni ha tenido éxito denunciándolo, porque es difícil comprobar ante las autoridades quienes son los responsables.

Este año, por ejemplo, sembraron 27 árboles y 10 de ellos han muerto por envenenamiento, por daños en sus troncos o por otras causas naturales.

Pese a los envenenamientos, la playa se ve verde y ahora Heather está enfocada en destinar recursos a la compra de basureros, mesas y sillas.

Sentada en una de las bancas, Heather me cuenta que tiene una preocupación mayor: ¿quién liderará el proyecto cuando ella ya no esté?

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