En Pinilla de Santa Cruz un productor audiovisual encuentra a un niño guanacasteco hecho de pura actitud.
Frente a la cámara, Felipe Ramírez es un donjuán. Entrecierra los ojos, levanta la barbilla y se pone las manos sobre la cintura como demostrando que él sabe cómo se hace esto de modelar, de ser actor, de ser famoso.
–¿Te has hecho muy famoso después del corto?, le pregunto.
-Más o menos, se ríe él.
El niño, de 8 años, es el protagonista de Amor de Temporada, un corto del fotógrafo y productor audiovisual costarricense Sergio Pucci que se volvió viral en redes sociales. Tanto, que alcanzó más del millón de reproducciones.
Felipe, que en el corto aparece como un niño enamoradizo, es un niño tranquilo. Vive en Pinilla, un pueblo pintoresco cerca de playa Tamarindo. Allí, sin embargo, viven muchos más costarricenses que extranjeros.
Con su madre, doña “Chela”, y su hermanita Valentina (una pelirroja de tez clara), habita una casa de madera en el centro del pueblo, donde todos los vecinos se conocen y muchos son familia.
A él le encanta salir a jugar a la playa, recoger conchas en la arena y caminar sobre las piedras. Vive muy cerca de Avellanas, pero va poco al mar porque su madre se la pasa trabajando en casas para poder sostener a la familia.
Cuando Pucci vino al pueblo a hacer el casting, una amiga de doña Chela le pidió permiso para llevarlo. “A él le gustó, dijo que iba a ver otros niños a Tamarindo y a la hora regresó y dijo que le daba el papel”, cuenta ella.
Este niño, fotogénico así, al natural, pareciera tenerlo todo para triunfar frente a las cámaras. Él, por ahora, dice que también podría triunfar tras ellas, pues le gustaría ser fotógrafo.
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