Un reciente estudio reanimó la polémica sobre el alto índice de muertes por enfermedades renales en Guanacaste, ya que aparentemente existe una relación entre el uso de herbicida glifosato – usado mayormente en plantaciones de caña de azúcar y producido por Monsanto- y las zonas donde el agua tiene arsénico y metales pesados.
Guanacaste es la provincia con la tasa de Insuficiencia Renal Crónica (IRC) más alta del país. Según cifras de la CCSS, en Guanacaste la IRC afecta a 113 personas por cada 100 mil habitantes, casi triplicando a la población afectada en Cartago, que ocupa el segundo lugar con 43,8 personas afectadas por cada 100 mil habitantes.
El doctor Roy Wong Mc Clure, jefe del sub área de vigilancia epidemiológica de la CCSS, confirmó a La Voz de Guanacaste que “la presentación de insuficiencia renal crónica en la provincia de Guanacaste es agresiva y cuenta con la tasa de mortalidad más elevada y de forma prematura más alta en relación al resto de las provincias”.
Esta enfermedad está afectando a miles de personas en comunidades rurales agrícolas en las costas pacíficas de Nicaragua, El Salvador y Costa Rica, así como en Sri Lanka e India. Más de 16.000 hombres ha muerto por IRC en Centroamérica entre el 2005 y el 2009, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por ejemplo, el pueblo de Chichigalpa, en Nicaragua, ya ha sido bautizado como la Isla de las Viudas, ya que uno de cada tres hombres, la mayoría peones en los plantíos de la caña de azúcar, padecen y eventualmente mueren a causa de IRC, según han documentado varios reportes de prensa y La Isla Foundation, con sede en León, Nicaragua.
Jennifer Crowe, investigadora del Programa Salud, Trabajo y Ambiente (SALTRA) del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la UNA, comentó que tanto en Costa Rica, como en otros países de América Central, la IRC se ha identificado más en trabajadores de la caña de azúcar; pero que “eso no quiere decir que no está presente en otras poblaciones”.
En los países centroamericanos, el mal tiene varias cosas en común. Los afectados son, en su mayoría, trabajadores agrícolas jóvenes, que experimentan un raro daño en los riñones consistente con una deshidratación severa y contaminación tóxica. Estos jóvenes hacen labores manuales pesadas, tienen poca educación formal, carecen de acceso fácil a cuidado médico y viven en zonas sumamente fértiles y calientes, donde hay un intensivo uso de pesticidas y el agua que se consume es de origen subterráneo.
Segun Crowe, viendo la evidencia que existe de Centroamérica, hay varias hipótesis fuertes y es casi un hecho que la enfermedad podría ser causada por una combinación de factores. Los más posibles, precisó Crowe, son “la deshidratación crónica, en condiciones de mucho calor, posiblemente con exposición a algún contaminante ambiental, podría ser algún agroquímico, podría ser algún metal pesado, podría ser algo no identificado aún”.
Se llaman metales pesados aquellos elementos químicos con un peso específico superior a 4g gramos por centímetro cúbico. Incluyen cobalto, cobre, hierro, manganeso, molibdeno, vanadio, estroncio, plomo, mercurio, níquel y zinc. Lo que los hace tóxicos son las concentraciones en las que están en el agua.
Comunidades afectadas en Guanacaste
María Cecilia Quesada Guerrero, vecina de Cañas centro desde 1992, afirmó a la Voz de Guanacaste que aproximadamente desde el 2010 empezaron a notar que más gente de la comunidad moría a causa de enfermedades en los riñones, sobretodo en la localidad de Bebedero.
“Hay muchos factores, creemos, que la gente no está tomando suficiente agua, que mucha gente trabaja bajo el sol, los problemas de la capa de ozono, que antes no se utilizaban tantos insecticidas como ahora; no es sólo el arsénico en el agua”, opinó Quesada.
Ella, por ejemplo, compra agua en bidón desde hace año y resto porque dijo que no le cree a las autoridades cuando afirman que el agua de Cañas centro no está contaminada por arsénico. “¿Cuánto le está costando a la Caja todos estos tratamientos y enfermedades porque el gobierno no quiere solucionar lo de la contaminación del agua?”, cuestionó Quesada.
Sonia -quien prefirió no dar su nombre real-, es vecina de Montenegro y trabaja por temporadas en la algodonera, en Cañas, cosechando y sembrando junto a varias otras mujeres, en una jornada laboral de 5.30 de la mañana a 1.30 de la tarde. Su esposo, quien era nicaragüense, falleció hace cinco años por daños en los riñones. Según contó Sonia, él trabajó en una bananera en Guápiles y en una melonera en Guanacaste. Nunca iba al médico hasta que un día se sintió mal en el trabajo, lo llevaron al hospital y le diagnosticaron insuficiencia renal.
“Sí había la posibilidad de un trasplante. Estuvo internado en Liberia y estuvo yendo a citas a San José donde el especialista de los riñones pero ya cuando la familia de él decidió donar el riñón ya era mejor que no, porque ya era tarde”, dijo Sonia conteniendo la emoción.
Actualmente Sonia vive en Montenegro con su hijo y el agua que llega a su vivienda contiene arsénico. “Diay nada, todo mundo se asusta, nos da susto”, comentó.
Aunque al igual que varios vecinos, Sonia recibió un estañón para filtrar el agua. La mujer no lo usa porque dijo que no tenía tiempo de estarle dando mantenimiento, por lo que cada dos días va al pozo del pueblo y recoge agua en un bidón y es la que usa para cocinar y tomar. Al preguntarle si cree que el agua es segura respondió: “Eso nos han dicho, que sí se puede tomar”.
Los paralelismos entre Sri Lanka y Costa Rica
Justamente en febrero de 2014 se publicó un estudio que relaciona la alta incidencia de insuficiencia renal crónica con el uso del herbicida glifosato y el consumo de agua con metales pesados. El artículo, publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, establece diversos paralelismos entre lo que está pasando en Sri Lanka y lo que está pasando en Costa Rica.
El artículo se titula “Glifosato, aguas duras y metales nefrotóxicos: ¿Son los culpables detrás de la epidemia de insuficiencia renal crónica de una etiología desconocida en Sri Lanka?” y señala que existe consenso en que los principales factores que causan la IRC incluyen “exposición a arsénico, cadmio y pesticidas”.
La explicación científica es que cuando el glifosato se combina con ciertos factores ambientales y con metales pesados, puede destruir los tejidos renales de miles de trabajadores agrícolas. Según el artículo, el glifosato es absorbido por el suelo, se filtra a las aguas subterráneas y por ahí puede estar en el agua que se consume. También puede ser ingerido por la piel o por la vía respiratoria por los trabajadores que lo están aplicando en los cultivos.
El 96% de los pacientes de IRC en Sri Lanka habían consumido agua con metales pesados por al menos cinco años, de pozos abastecidos de acuíferos superficiales, afirma. Las características de la IRC en Sri Lanka y en Costa Rica son parecidas ya que la enfermedad es común en zonas donde se cultiva caña de azúcar y donde antes se sembró algodón.
Tanto la caña como el arroz requieren un alto volumen de agroquímicos para cultivos a gran escala.
“La zona del Pacífico centroamericano es de origen volcánico y aquí el suelo y las aguas subterráneas contienen volúmenes altos de metales y arsénico”, se lee; pero el articulo también explica que además se puede sumar el arsénico que proviene en parte de fertilizantes y herbicidas usados en el cultivo del algodón.
En Costa Rica, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (Aya) realiza estudios sobre la calidad del agua en la zona entre Cañas y Bagaces, en Guanacaste, desde el 2009. Los estudios han reportado cantidades de arsénico en el agua superiores a la norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 microgramos por litro en las comunidades de Hotel de Cañas, Agua Caliente y Montenegro de Bagaces y varias otras aledañas. En junio de 2013 la Sala Constitucional ordenó al Aya y al Ministerio de Salud solucionar este problema, sin que hasta la fecha haya un proyecto de solución definitivo a largo plazo.
Glifosato, el herbicida más usado
De acuerdo con el artículo, cuando la caña de azúcar se convirtió en el principal cultivo en la costa del Pacífico centroamericano a partir de los años 90s, probablemente se usaron grandes cantidades de glifosato y pesticidas y de ahí que éste se pueda haber acumulado en el suelo y aguas subterráneas.
El glifosato es actualmente el herbicida más usado, tanto en Costa Rica como a nivel mundial, y se utiliza “en cultivos resistentes modificados genéticamente, como madurador de caña de azúcar”; y entre 1977 y 2006 Costa Rica importó 12.771 toneladas de ingrediente activo de glifosato, lo cual significa el 24,14% de los herbicidas importados en Costa Rica según afirma el IRET, de la Universidad Nacional.
El glifosato es el principal ingrediente activo del herbicida Roundup, producido por Monsanto. De acuerdo con la corporación, se ha demostrado que el glifosato no presenta efectos nocivos sobre la fauna (mamíferos, aves), microfauna (artrópodos), ni sobre la salud humana, ni tiene efectos adversos para el ambiente, cuando es empleado correctamente para los fines previstos en su etiqueta. “No existen al momento en el mundo estudios científicos serios que cuestionen o invaliden ninguno de los múltiples estudios realizados sobre el glifosato, y que avalan sus características y propiedades”, dijo Monsanto en una publicación en su página web. Recién empezarán a investigar
Si bien todavía no existen estudios en Costa Rica sobre la exposición al agua contaminada y la insuficiencia renal crónica, la doctora Catharina Wesseling, en colaboración con investigadores internacionales, están estudiando datos de mortalidad por IRC comparando Guanacaste con otras provincias y comparando los diferentes cantones de Guanacaste.
La CCSS, por su parte, inició un estudio agosto de 2012 sobre los factores asociados a la IRC en, en Cañas, Bagaces, Liberia, La Cruz, Santa Cruz, Nicoya, Carrillo y Nandayure. El doctor Wong dijo que se espera que el estudio esté listo en noviembre de este año.
Varios investigadores y trabajadores del sector salud que le han dado seguimiento al tema insisten en que lo más grave es que esta enfermedad puede ser prevenible.Crowe indicó que independientemente de su trabajo y la causa de su enfermedad, se sabe que una persona que está en las primeras etapas de enfermedad renal o que está en una población que es vulnerable a esta enfermedad, debe hacer lo que se pueda para proteger sus riñones.
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