Durante el invierno de 2017, cuando la tormenta Nate afectó al país, la comunidad de Ostional de Santa Cruz quedó sin electricidad casi una semana. Los vecinos pasaron un par de días sin posibilidades de salir del pueblo a buscar agua potable, comida o un lugar seco para dormir.
El vecino Andy López recuerda que el agua rebasó el puente peatonal sobre Quebrada Seca, cerca del límite entre Ostional y Nosara de Nicoya. Cuenta que él mismo ayudó a cruzar a una señora en una camilla de madera para que la Cruz Roja la recogiera en el otro extremo.
Nuestros abuelos dicen que aquí nunca hubo una llena como esa. Era tanta la corriente que el río se abrió un paso directo sobre la playa y llegó al mar”, cuenta Andy.
El pueblo no quiere volver a vivir algo como eso y, cansados de esperar una respuesta de las instituciones, un grupo de seis vecinos tomó cartas en el asunto y comenzó a construir un puente sobre Quebrada Seca, en la ruta nacional 160.
“Teníamos que hacerlo por la comunidad, porque si alguien se enferma en medio del invierno, se va a morir aquí”, dice Olivier López, vecino de Ostional, que también ha estado coordinando la construcción y que es el presidente de la Asada del pueblo.
Él, Andy y cuatro vecinos más empezaron a reunirse una o dos veces a la semana en la caseta de los guías locales de Ostional desde hace más de dos meses. Primero, para analizar la posibilidad de construirlo y, después, para hacer las mediciones necesarias y enlistar materiales y luego para idear cómo recolectar la plata.
Sin embargo, no tramitaron ningún permiso ante el Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT), la institución a cargo de la atención de las rutas nacionales. Eso los pone hoy en riesgo de perder la inversión.
El director regional del MOPT, Alonso Mora, aseguró que su institución y el Conavi harán una inspección de la estructura para determinar la calidad de la obra y si debe demolerse.
La iniciativa es muy buena. Están solucionando un problema que les aqueja desde hace muchos años y que nosotros no hemos podido atenderla, pero sí tuvieron que haber seguido una serie de pasos de involucrar al ministerio y a Conavi para que el proyecto cumpliera con la normativa”, dijo Mora.
Andy dice que ellos sabían que podría haber complicaciones con el MOPT, pero que era algo urgente. “Faltan solo unos meses para que llegue el invierno y no podíamos esperar más”, agrega, insistiendo en que los trámites burocráticos de las instituciones hubiesen ralentizado su iniciativa.
Sentados sobre el puente ya levantado con concreto y alcantarillas, Andy y Olivier recuerdan cómo algunas personas del pueblo fueron incrédulas ante la idea de que entre todos podrían construir un puente de ocho metros de largo y de casi tres metros de alto.
A la fecha de redacción de esta nota, el puente ya está construido y solo le faltan las rampas de acceso.
Manos a la obra
Para la comunidad no fue una tarea fácil, pero algunos de los miembros del grupo sabían cómo hacer las cosas. Uno de ellos es Andy López, dueño de una empresa de construcción. Él asegura que trabajó en obras del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Lograron obtener el diseño de un puente que incluía todas las especificaciones para edificarlo, y adaptaron las medidas que necesitaban sobre la Quebrada Seca.
Además, dicen que consultaron a ingenieros de empresas de la zona, quienes les dijeron que sí era una buena obra y que serviría para atender la necesidad de la comunidad. Pero aún faltaba un gran elemento: el dinero.
A la cuenta de una persona nadie iba a depositar ni un colón, entonces utilizamos la cuenta de la Asociación de Guías Locales de Ostional y así garantizamos que nosotros no íbamos a tocar el dinero, sino el tesorero de la asociación”, cuenta López.
Redactaron una carta que empezaron a distribuir presencialmente y a través de sus contactos de WhatsApp a comercios, empresas de transporte, hoteles, organizaciones, extranjeros y locales.
Uno de los donantes, Mike Cothran, dueño de fincas de desarrollo inmobiliario en la comunidad de Ostional, reunió dinero junto a sus clientes para dar ¢3 millones ($5.000) a la iniciativa.
“Cuando me dijeron que querían construir un puente, hice preguntas: de qué sería construido, qué tan alto y qué tan ancho. Luego me enseñaron los diseños”, cuenta Cothran. “[Con el aporte] intentamos ayudar a la comunidad para mejorar la seguridad y así evitar que la gente cruce esas peligrosas quebradas”.
Poco a poco las donaciones fueron llegando, no solo de plata, sino de maquinaria, de material y de voluntarios para construir el puente. “A todos nos interesaba que el puente se hiciera, desde los hoteles hasta a los mismos vecinos”, dice López.
En total, el presupuesto del puente fue de ¢14 millones y lograron recolectarlo todo. Durante los sábados, unos 30 vecinos, en su mayoría trabajadores de construcción, donaban de seis a ocho horas a la obra.
Según Andy y Olivier, el puente resiste 80 toneladas de peso e incluso está diseñado para soportar que la crecida de la quebrada sobrepase la estructura.
El próximo paso de estos vecinos es realizar un balance de las entradas y los gastos para presentar un informe a todas las personas que les donaron dinero.
“Todo mundo tiene que saber que su dinero estuvo bien invertido”, dice Olivier, con la idea de que rendir cuentas es un impulso para que la gente siga donándoles, porque ya tienen en la mira su próximo proyecto: un puente sobre el río Ostional.
“La meta de nosotros es seguir con el otro, pero no podemos solos. El gobierno nos dice siempre lo mismo, que nos van a ayudar y nada. Queremos que con esto vean que nosotros podemos hacerlo si nos dan los materiales”, dice orgulloso de estar sentado en el puente, que se veía como un sueño y que hicieron realidad.
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