Medio Ambiente, Sámara

Vistas de Sámara: el complejo de habitaciones que podría construirse sobre un manglar

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Bajo el césped de un potrero, ubicado en Cangrejal de Sámara, hay capas de lastre; más profundo, enterrado, está el manglar del río Lagarto. Fotos satelitales del Instituto Geográfico Nacional (IGN) muestran que el manglar, de unas 9,6 hectáreas, quedó completamente bajo tierra entre 1989 y 1996. 

En ese periodo, Juanita Castillo era la propietaria del bar Lagarto, ubicado a un costado de donde actualmente está Pablito’s bar. Juanita recuerda ver todos los días filas de camiones vertiendo relleno sobre el manglar.

“Eran vagonetas que iban y venían, que iban y venían todos los días (…) El señor [responsable] también hizo un rompeolas para que el mar no se llevara el relleno”, comenta Juanita. La cantidad de material vertido equivale a “varios cientos o quizás miles de metros cúbicos de material”, según el informe técnico ACT-OR–T–313-2021 (página 143. Folio 132) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), emitido el 16 de junio del 2021.

La mayor parte del terreno que muestra el análisis fotográfico del IGN está compuesto por dos fincas privadas inscritas ante el Registro Civil, a nombre de Concol S.A. y Corporación Hotelera Sámara S. A. Esta última sociedad, además, posee una concesión dentro de la Zona Marítimo Terrestre (ZMT) del manglar otorgada en 1989 por la Municipalidad de Nicoya. Actualmente la concesión está vencida y en trámite de prórroga, según confirmó la coordinadora de la ZMT de Nicoya, Ericka Matarrita.

El potrero protagoniza una pugna entre personas de la comunidad que quieren recuperar el manglar y Vistas de Sámara, un proyecto inmobiliario que pretende construir un total de 3.000 habitaciones distribuidas en un condominio vertical de 37 torres de 10 pisos, y uno horizontal de 333 lotes.

El Sinac aún debe determinar el área exacta en donde se ubicó el manglar. Pero a pesar de la posible presencia de ese ecosistema en parte de estos terrenos, el 28 de febrero del 2024 la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) aprobó la viabilidad ambiental para Vistas de Sámara. 

Además, la Dirección de Agua del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) confirmó a La Voz que, entre noviembre del 2023 y abril del 2024, autorizó la perforación de dos pozos, uno para Cancol S.A y otro para Corporación Hotelera Sámara S.A dentro de sus terrenos privados que podrían estar parcialmente sobre el manglar.

Según Juanita, quien es parte de la Junta Directiva del acueducto, el proyecto ya había solicitado a la Asada de Sámara 1.500 pajas de agua dentro del terreno. La asada, precisó Juanita, negó las cartas de agua porque desde octubre del 2022 no tiene viabilidad técnica por limitaciones en el almacenamiento del recurso hídrico, según el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA). Esto quiere decir que no pueden dar nuevas conexiones de agua. 

El martes 13 de agosto La Voz solicitó información a la Asada de Sámara sobre la cantidad de agua que pedía el solicitante, así como la fecha de ingreso de la solicitud y quién la presentó. El acueducto comunitario negó la información y respondió que se trataba de “información privada”, pese a que la Sala IV indica que “la información que guardan en relación a esa prestación, es de evidente interés público”, según la sentencia No. 2012-016665 del 30 de noviembre de 2012. La petición de información pública continúa en trámite frente a la insistencia de La Voz para que compartan los datos solicitados. 

El proyecto Vistas de Sámara está a nombre de Parkside Inmobiliaria Sociedad Anónima, cuyo representante es el desarrollador Michael Tarcica Galindo, quien también preside Vistas de Santa Bárbara (en la provincia de Heredia): un complejo de 835 casas y 1.385 parqueos en ese cantón herediano. Ese proyecto también contó con el rechazo de vecinos del lugar por el caudal de agua requerido por los condominios.

Tarcica es miembro fundador de Urbania, una empresa dedicada a proyectos inmobiliarios a lo largo del país. Un ejemplo es Almare, un complejo residencial frente a playa Bejuco, en Puntarenas, cuyo principal atractivo es una laguna artificial de dos hectáreas. El costo de estas propiedades van desde los $120 millones hasta los casi $200 millones, según el sitio web de la empresa.

La Voz se comunicó con Tarcica para incluir sus impresiones sobre el proyecto y el manglar. El desarrollador pidió dos días de tiempo para atender al medio, pero luego no volvió a contestar su teléfono celular.

Sinac debe investigar área real de manglar

La Sala Constitucional le ordenó en julio al Sinac que en un plazo de 12 meses que se cumplen en julio del 2025 debe investigar el estado del terreno donde se ubicó el manglar, determinar cuál es el área real del ecosistema y “brindar una solución definitiva”, dicta la sentencia.

La directriz del tribunal se dio por un recurso de amparo que presentó un vecino de la comunidad, con la colaboración del abogado ambientalista Álvaro Sagot. Los denunciantes reclaman que las autoridades no protegieron el humedal. Además, señalan que desde el 2022 solicitaron información al Sinac sobre el manglar, así como la delimitación y la restauración del terreno afectado, pero no obtuvieron respuesta. 

El informe que la institución debe realizar mostrará si las propiedades privadas y la concesión están sobre el área del manglar y si estuvieron correctamente inscritas. “Todas esas áreas que son las que hay que hay que analizar jurídicamente”, comentó el director del Área de Conservación Tempisque (ACT) del Sinac, Nelson Marín.

Sagot celebró la resolución de la Sala IV y considera que la sentencia podría estar a favor de su restauración

El principio de irreductibilidad de los bosques implica que el Estado es el principal responsable junto con la gente que haya generado los daños por tratar de restaurar lo más pronto posible los ecosistemas que se hubiesen dañado”, comenta Sagot.

El abogado también explicó que si el informe del Sinac demuestra que las fincas privadas ocupan sitios del manglar, los inmuebles solo podrían construir en los sectores que no coincidan con el área del ecosistema. En la zona marítimo terrestre, la concesión debería ser anulada por la muni, según Sagot. Incluso la viabilidad ambiental de los condominios Vistas de Sámara podría suspenderse.

Después de los 200 metros (de la ZMT) el humedal pasa a ser propiedad privada, pero igualmente el artículo 19 de la Ley Forestal establece que no se puede hacer cambio de uso del suelo [sobre un bosque o un manglar]”, explica Sagot. 

Mientras el Sinac elabora el informe, el pronunciamiento no detiene las gestiones de Vistas de Sámara o de cualquier otro proyecto que quiera realizarse sobre ese terreno, según el abogado.

Comunidad en alerta

Hay gente a la que les parece bonito tener ahí esos edificios y dicen que es trabajo para la gente. Mentira. Son condominios que a lo mucho contratan personas para seguridad. (…) Los constructores los van a traer posiblemente mano de obra barata y se sabe que son los nicaragüenses porque los traen ilegales, les pagan lo que ellos quieren y los hacen trabajar como burros”, expresa Juanita. 

Juanita, junto a un grupo de vecinos, recogieron 360 firmas para sumarla a una carta y expresar su oposición a la construcción del proyecto ante el gobierno local. 

La carta la entregó el presidente de la Asociación de Desarrollo Integral de Sámara (ADI), Patrick McGoey, a la Municipalidad de Nicoya durante una audiencia en la sesión del concejo municipal del 9 de julio. En su discurso, McGoey solicitó al municipio no permitir ningún tipo de construcciones y proteger el terreno del desarrollo comercial.

Mientras los desarrolladores buscan conexiones de agua y permisos de construcción para edificar sobre el manglar, es crucial enfatizar que los manglares están protegidos bajo la constitución como Patrimonio Natural del Estado y no deben ser desarrollados”, expresó el presidente de la ADI durante la sesión.

A McGoey lo acompañaron diez vecinos y vecinas de Sámara. Entre ellas Narcisa Díaz, una samareña de 60 años que recuerda el manglar lleno de garzas y peces como pargos. “Yo tenía un recibo al frente y se agarraban unos 200 kilos por semana. Salían las pangas a pescar y ellos decían que toda la producción salía del manglar (…) hoy ya no hay nada”, expresó Narcisa en el salón municipal.

Para mí el manglar no está muerto. Eso está tapado por capas y capas de tierra. Pero eso se abre y vuelve a renacer otra vez”, dijo esperanzada. “Muchas garzas y todo eso se fueron. La playa ahora no es lo mismo de cuando estaba eso funcionando, pero yo pienso que si se abre otra vez el manglar resurge“. 

El concejo recibió el documento. La presidenta del Concejo Municipal, Sandra María Muñoz, comentó que las regidurías desconocen la existencia de un proyecto en la zona y señaló que la comisión de jurídicos le recomendó a la alcaldía no dar ningún permiso de construcción hasta que el tema estuviera más claro. El alcalde Carlos Armando no se refirió al tema. 

Sin embargo, en la actualidad la muni no puede negar permisos de construcción en las fincas privadas porque actualmente no existe ninguna restricción legal en el Registro Nacional de Costa Rica que lo prohiba, según el coordinador del departamento de Control Constructivo y Obra Pública de la Muni de Nicoya, César Espinoza.

Cuando el Sinac determine el área del manglar, la muni solo podrá dar los permisos en las partes de los lotes que no estén sobre él. “La única razón de negar un permiso es que la zona del manglar cubra el 100% del lote”, explicó Espinoza. En el caso de la concesión de la finca dentro de ZMT, esta debe estar vigente para poder obtener un permiso de uso del suelo.

Pero hasta ahora, el gobierno local no ha recibido ninguna solicitud de construcción sobre los dos lotes privados ni sobre el terreno dentro de la ZMT. 

Unas raíces se asoman

Recuperar el manglar no debería llevar más de diez años, expresan con optimismo el biólogo marino Carlos Pérez y el manejador de recursos naturales del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), Mainor Villalobos, consultados por La Voz.

Para ambos especialistas el proceso está claro: abrir canales para que el agua salada ingrese al terreno y llene el suelo de los nutrientes necesarios para el crecimiento del manglar, sembrar árboles de mangle rojo, y esperar a que otras especies empiecen a crecer.

Usted lo puede regenerar y con el tiempo alcanzará una configuración muy, muy similar a la que tuvo originalmente, pero nunca va a ser el mismo”, advierte Villalobos.

El director del ACT no está tan optimista. Según él, el costo de sacar las toneladas de relleno supera la capacidad económica de la institución. “Con los recursos operativos que tenemos apenas estamos saliendo con [las tareas] del año”.

“Yo he escuchado de 40 mil [vagonetas], de 20 mil, de 13 mil, dependiendo de quien fantasea le pone o le quita. (…) Yo preferiría que me compensen en otro lado, sea un área protegida o la adquisición de una propiedad que consolide un parque nacional o un refugio, sin gastar recursos porque muy probablemente le tocaría al Estado [la restauración del manglar] y el Estado somos nosotros”, dice Marín a La Voz.

Pese a las dificultades que expresa el director del ACT, Juanita está convencida que recuperar el manglar es lo mejor para la comunidad y la biodiversidad de Sámara. 

“Yo he viajado bastante, gracias a Dios, y he visto Acapulco, Miami, pero no vayamos muy lejos; Tamarindo, Nosara, Jacó… a mí eso me parece asqueroso. Eso yo no lo quiero para Sámara por la contaminación que trae ese tipo de desarrollo”, enfatiza Juanita.

Todas las mañanas Juanita recorre la bahía de Sámara de punta a punta, no solo para admirar su belleza, sino para ver qué cambios percibe en un distrito en que las construcciones se apoderan rápidamente del paisaje. En caso de ver algo sospechoso, no duda en poner una denuncia ambiental.

Durante sus rondas de vigilancia, cuando Juanita llega al rompeolas que protege el relleno de la marea alta siente “impotencia por haber visto esas vagonetas rellenar el manglar y no haber hecho nada al respecto”. 

El desgaste de las olas contra las piedras le muestran las capas que enterraron al manglar del río Lagarto. Juanita las observa y nota trocitos de bosque que se asoman. 

Vieras que hay arbolitos ahí, hay arbolitos que están saliendo. Yo digo que si uno pudiera quitar ese relleno yo creo que lo recuperaremos”, dice.

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