Después de beber una copa de vino, y antes de decidir si le gusta o no, haga una pausa, "deberíamos aprender a entender el vino antes de decir si nos gusta o no," recomienda el sommelier Randall Calderón Chacon.
El jueves 25 de agosto, Calderón pasó la tarde compartiendo su amor por el vino con 33 invitados en El Colibri en Carrillo, durante el primer evento de cata en la zona organizado por los argentinos Fernando Carre y su esposa Roxana Etchebarne. La idea era dejar que el vino maneje la noche, explicó Carre.
Cuatro vinos de la provincia de Mendoza, donde se produce el 75% del vino argentino, y un vino de la región de Patagonia, fueron seleccionados como una muestra de las principales variedades emblemáticas de uvas cultivadas en este país. Luego, cada vino fue emparejado con un plato diferente para realzar y mejorar la experiencia gastronómica.
El primer vino, y el único vino blanco de la noche, fue un Torrontés 2010 de Familia Gascón en Agrelo, Mendoza. Calderón señaló que es uno de los vinos blancos más aromáticos producido en Argentina, con sabor frutado fresco. Fue emparejado con una ración de mejillones preparados con el mismo vino, y aromatizados con ajo y perejil. Los vinos blancos, explicó Calderón, se entienden muy bien con los sabores salados como los mejillones o almejas de mar, mientras que los vinos tintos suelen chocar con alimentos salados. Uno de los invitados, Roland García, de Texas y quien vive en Carrillo ahora, notó que el sabor del vino cambió después de probar la comida que lo acompañaba. Al principio el vino parecía ligeramente amargo para él, pero después de los mejillones, su sabor fue mas dulce. |
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El segundo vino, un Bonarda 2009 de Colonia Las Liebres, Mendoza, fue emparejado con empanadas de carne. Las empanadas argentinas son muy diferentes a las costarricenses, son horneados y no fritas y se rellenaron con una mezcla de carne que incluye aceitunas verdes, agregando un sorprendente toque de sabor. Calderón dijo que fue emparejada con la empanada porque es un vino tinto ligero, y suave en la boca. La Bonarda, explicó, es una de las uvas más plantadas en Argentina. En este vino, "el secreto para conservar la frescura de la fruta y la pureza de la uva," dijo, "es que no recibe tratamiento en barricas de roble".
Los tres vinos restantes fueron todos Malbecs. El primer Malbec, que terminó siendo el vino más comprado de la noche, fue un Malbec 2009, también de Familia Gascón. El vino tinto producido con fruta madura recogida a mano, tiene un delicado equilibrio con un toque de chocolate. Calderón explicó que es un vino flexible el cual puede beberse con carnes blancas o rojas. En el menú de la noche, fue emparejado con una pechuga de pollo rellena con prosciuto.
El cuarto vino presentado fue un Malbec clásico, cosecha 2010 de la bodega mendocina Altos Las Hormigas. Esta bodega se especializa en Malbec y es reconocida a nivel internacional por su producción. Calderón describió este buen vino tinto como equilibrado y flexible. Se sirvió con lomo cubierto con una salsa acida a base de tamarindo.
El vino final de la noche, y el favorito de Calderón, fue el Malbec A Lisa, cosecha 2008, de la Bodega boutique Noemia desde la región de la Patagonia. Calderón lo describió como un gran vino lleno de frescura, complejidad y delicadeza. El vino, que es en realidad un 90% Malbec, 9% Merlot y 1% Petit Verdot, no fue filtrado para así conservar sus características naturales. Mientras que las bodegas en general pueden producir de 700.000 a 1 millón de botellas por vino, Calderón explicó que A Lisa es más exclusiva, con una producción limitada de sólo 44.000 botellas. El vino fue servido con un pincho de lomo muy tierno.
Como sommelier, Calderón se ha dedicado exclusivamente al mundo del vino durante los últimos 6 años. El cuenta que, mientras trabajaba en hotelería en Costa Rica, viajo a conocer la producción de vino de países como Argentina, Chile y España. Calderón dijo que luego de viajar, tuvo un sentimiento que le inspiró para aprender más sobre el vino. En el 2009, asistió a la Escuela Argentina de Sommeliers y recibió una mención honorífica como el mejor alumno de Costa Rica. Con pasión, describió la profesión del vino como infinita, llena de sabores, amigos y experiencias.
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