Alfonso García da un último pedalazo para llegar rodado hasta un puesto de lotería, y deja apoyada en el borde de la acera su bicicleta, la misma que se ha negado a vender en infinitas ocasiones. Su bici lo acompaña desde hace 43 años y es un recuerdo que heredó de su hermano fallecido.
Al igual que la bicicleta de Alfonso, muchas otras más pasan el día amarradas a portones, postes, o a la fachada de algún local comercial, como caballos herrumbrados e inmóviles a la espera de sus sabaneros.
“La uso para ir al trabajo en la municipalidad de Santa Cruz o hacer mandados. Y saco el carro solo cuando llueve”, dice Alfonso mientras señala orgulloso su bicicleta, que se conserva con casi todas sus piezas originales.
Esta relación de Alfonso con su bicicleta surge, como la de otros cientos de guanacastecos, de su necesidad de un medio de transporte. Pero también pareciera haber allí aspectos culturales que la definen. ¿Por qué pareciera que los guanacastecos y las bicicletas son inseparables?
Dinero, tradición y planicie
La topografía poco quebrada de la zona y lo económico que resulta movilizarse de esta forma son razones de peso para utilizar la bici. Así lo ve Pedro Villalobos, que nació en Puntarenas pero tiene 50 años de vivir en el centro de Nicoya, y 40 de tener su bicicleta.
“En primer lugar la uso por economía, yo me muevo alrededor de 20 kilómetros por todo Nicoya. Si yo tuviera que pagar un taxi ¿cuánto me cobraría?”, dice Pedro, quien asegura que no se sentiría tan vivo a su edad de no ser por la bicicleta.
Infraestructura en rodines
A muchos les basta su cadena, un candado y la cortina metálica de una tienda para despreocuparse de su bicicleta, pero hay quienes piensan que las condiciones deberían mejorarse.
La experta en movilidad Andrea San Gil opina que, más allá de las ciclovías, también hay que pensar en los parqueos. “La limitante no es nada más cómo llegar, sino dónde dejar la bicicleta”, afirma San Gil.
Agrega que es necesario cambiar ese modelo aspiracional de que lo más “cool” y lo que define el éxito es tener un carro y que en Guanacaste no deberíamos esperar al momento de tener presas para eliminar esos paradigmas.
Si la infraestructura le da toda la prioridad a los vehículos que son para las personas con mayor poder adquisitivo entonces no está teniendo un enfoque de justicia social». Andrea San Gil, experta en movilidad.
Los esfuerzos de los gobiernos locales son apenas visibles. La ciclovía de 16 kilómetros que está entre las comunidades 27 de abril y Villarreal, en Santa Cruz, es de las pocas que se logran ver.
La Municipalidad Nicoya espera instalar parquímetros a partir del próximo año para financiar la construcción de ciclovías y parqueos para bicicletas.
En otras municipalidades de la provincia, como las de Abangares y Carrillo, no hay planes para construir ciclovías pronto.
Además, el Director de proyectos del Consejo Nacional de Vialidad, Roy Rojas, manifestó que no tienen planes para Guanacaste de momento.
El crecimiento acelerado de las ciudades del centro del país ya nos enseñaron a los guanacastecos cuál es la ruta que no debemos seguir. La buena noticia es que Guanacaste ya está montada sobre la solución, solo hay que seguir pedaleando.
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