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Cruceños, a tomar el toro por los cuernos

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Es verdad, La Cruz ha sido un pueblo olvidado en donde el trabajo es escaso y las oportunidades de surgir se vislumbran en los cantones vecinos; enhorabuena, el panorama parece ir cambiando, pero no se puede recibir con los brazos cruzados.

En diciembre del 2014, el cantón cruceño empezó a vivir una experiencia inaudita en el pueblo, un hotel de 447 habitaciones arrancó operaciones generando que La Cruz apareciera en el mapa de muchos turistas que visitan el país, o bien, vacacionistas que desean salir de la rutina y darse una escapadita.

¿Qué pasa? Que el pueblo no estaba preparado. Los cruceños necesitan ponerse las pilas para poder ser competitivos y además, tener la capacidad de ofrecer servicios que cumplan con altos estándares de capacidad.

De acuerdo con datos del censo 2011 solo el 9.8% de la población del cantón, que para ese año alcanzaba los 22.644 habitantes, tenía estudios universitarios. Para ese mismo año, solo el 42% de los cruceños habían terminado el colegio.

La educación es fundamental para el desarrollo. Las empresas pueden seguir invirtiendo en el cantón, pero si La Cruz no tiene pobladores que tengan capacidades para llenar las vacantes, se deberá contratar gente de otros cantones vecinos, o bien, del Valle Central.

Ahí es donde la Cámara de Turismo del cantón debe empezar a actuar y establecer enlaces  entre la empresa privada y la comunidad, para incentivar la capacitación de los pobladores y al mismo tiempo darles opciones de empleo, eso sí, la gente debe demostrar compromiso e interés.

Para aquellos que piensan “a mí no me gusta el turismo, no quiero trabajar en eso”, les decimos que es importante analizar la gran cantidad de puestos que se generan a partir de empresas hoteleras. Los hoteles necesitan contadores, administradores, chefs, técnicos en mantenimiento de equipos de cómputo y eléctrico, expertos en sostenibilidad, encargados de recursos humanos y organizadores de eventos, que podrían estar a cargo de lugareños.

Sin duda La Cruz es una mina de oro que aun no ha sido explotada. La belleza del sitio tiene la capacidad para convertirse en destinos turísticos como La Fortuna de San Carlos o Monteverde, y las playas del cantón podrían tener el auge que tienen hoy en día otras guanacastecas como Guiones, Sámara o Tamarindo.

Es entendible que para invertir en algún negocio o invertir en educación las personas necesitan ingresos para responder; sin embargo, hoy en día existen becas académicas que se desperdician u opciones de préstamos para pequeñas y medianas empresas.

A veces los ticos caemos en el vicio de quejarnos y esperar que las ofertas caigan del cielo, sin trabajar en ellas. Hoy los cruceños tienen en frente un negocio que está en pañales, pero sin duda tiene potencial para ser explotado. Por eso, es hora de agarrar el toro por los cuernos y luchar por lo que está por venir.

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