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Opinión- El domingo todos éramos ticos

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Todo inició con una mañana espectacular. Como diría popularmente un tico, “un día de  lujo”. Conforme transcurrían las horas cada costarricense se alistaba para una cita exclusiva, la cita para apoyar a su SELE. Todo el país en un mismo sentir, con mismo color, las calles, sus habitantes, los comercios, los animales, todo era cubierto por los colores azul, blanco y rojo, no existían nacionalidades, no había diferencia de idiomas en este país que recibe con regocijo a un sinnúmero de culturas. El domingo TODOS ERAMOS TICOS.

Cada minuto que transcurría una vez iniciado el encuentro, el latido de cada costarricense se aceleraba, hasta que llegó el gol de Bryan Ruiz, llenando de esperanzas y abriendo la puerta para hacer Historia en el Mundial Brasil 2014. Si, Si , no se podía creer, nadie lo creía, estalló la afición tricolor ante la tremenda luz de esperanza, con un pie en la clasificación de los cuartos de final.

Hasta que en los últimos minutos se nos borró la sonrisa con el empate Griego. Costa Rica se paralizaba, el shock era indescriptible, se iba el sueño,  nos quedamos sin aliento, el tiempo se detenía pero con un coraje y una entrega total mas allá de cualquier capacidad física. Las piernas de nuestros jugadores no daban más, solo eran 10, ahí, frente al mundo entero. Costa Rica siguió luchando con lo único que le quedaba: su ALMA, su FE y su CORAZÓN.

En los penales habían cinco elegidos con la responsabilidad de un país, para muchos camiseta sin Historia, equipo sin estrellas. Cinco aplomados deportistas que nunca dudaron de sí mismos, que con valentía, con su fe latente demostraron que estamos  vivos y que nada está escrito ni terminado todavía.

Luego de ganar el partido, la gente enloqueció por completo. Las calles eran intransitables, las personas bailaban, lloraban, estallábamos de felicidad, las mascotas disfrazadas, bombetas, la fiesta era de los TICOS. Este pedacito de país colapsó de felicidad con 11 jugadores en la cancha, y ahí con ellos mas de 4 millones en un solo corazón. El domingo no existía espacio para las tristeza, no había crisis, no había enfermedad, no había angustia, solo había FUTBOL.

El sábado jugamos frente a Holanda y toda expectativa o proyección ya hoy por hoy ha sido superada. No hay presión, no hay ansiedad, no hay nervios. Hay motivación porque no hay pérdidas sino que siempre habrá aprendizaje.

Un honor jugar contra el subcampeón, somos orgullosos de tener la oportunidad de enfrentarlos, HUMILDAD las que nos tiene en pie y esperanza hasta el final de nuestras VIDAS.

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