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Café Posada Real: comida inclusiva en la ciudad blanca

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Es cerca del medio día y el calor es insoportable, los casi 37° Centígrados de la Ciudad Blanca nos pasan la factura. Una casa esquinera, construida en 1938, blanca con azul, promete ser un oasis.

Estamos en Calle Real, Liberia, donde hace nueve meses abrió un café – restaurante llamado Posada Real.

Sus dueños, Adriana Venegas y su esposo Marco Ocampo, eligieron esta casa con piso de azulejo de colores para abrir lo que consideran que es el primer restaurante de Guanacaste libre de gluten y de otros alérgenos como la soya o la leche.

La idea la conjugan con su segundo proyecto más importante: un centro de producción de alimentos preparados 100% libre de gluten que vende a hoteles y empresas de la provincia un menú especializado.

Al entrar, el olor a café se mezcla con el del ajo y la albahaca que el personal de cocina saltea en la cocina. La música acústica a un volumen bajo, la luz tenue, los abanicos y el aire acondicionado nos hacen bajar las revoluciones.

Adriana nos cuenta que hace seis años fue diagnosticada como una persona celíaca. Es decir, es alérgica al trigo, la avena, el centeno y a otros tipos de cereales con gluten.

Desde hace tres años vive en Liberia y se topó con que no había un lugar en el que se sintiera cómoda comiendo. Nunca perdió el miedo a que en cualquier momento le sirvieran comida con gluten sin que ella se diera cuenta y luego, enfermarse.

El lugar ofrece platos del día a un precio de ¢4.500. Incluye bebida natural, el platillo principal y café.Foto: César Arroyo

“Así fue como dimos con nuestra consigna: todas las personas quieren y tienen derecho a disfrutar de una buena comida, tengamos alergias o no”, cuenta la empresaria.

Para el almuerzo pedimos un tazón de arroz con pesto y pollo salteado con papas fritas y hojas de albahaca que le aporta un sabor sutil al plato. El aroma es exquisito y el pollo está jugoso. El platillo es libre de gluten, pero en ninguna parte del menú aparece como tal. Esa es justamente la idea: comer “comida diferente” sin que nada lo delate.

“Si podemos hacer un producto para todos igual, lo hacemos, para ser inclusivos, respetando si es por creencia, por salud o simplemente porque no quiere”, dice ella, quien también es farmacéutica de profesión

El menú es variado y ofrece opciones para desayunos y almuerzos, como el que nosotros consumimos a ¢4.500 que incluye bebida, plato principal y café.  También es flexible: el mismo tazón lo preparan al momento con falafel (albóndigas de harina de garbanzos) como opción vegetariana.

La hora del café es uno de los momentos por “los que más se destaca el lugar”, según Adriana. El café es 100% costarricense y tienen alianzas con marcas como Tamarindo Coffee Roasters. El personal lo prepara en la mesa y le da la opción de escoger el tipo de café y uno de los cinco métodos de preparación disponibles (Vandola, V60, Chemex, prensa francesa y chorreador).

Posada Real prepara un postre especial que se llama tulipa y consiste en un mouse de nutella con frutos rojos sobre una canasta de galleta. Cuesta ¢2.500.Foto: César Arroyo

Si prefiere el té, tienen opciones gourmet servidas con un reloj de arena al lado para que sepa el momento justo en que debe consumirlo. Le recomiendo el té verde que tiene un sabor muy ligero y ayuda en la digestión.

Cualquier bebida que escoja, podrá combinarla con postres como torta chilena o cheescake de maracuyá.

En el corto plazo, el lugar pretende habilitar la terraza de la casa para hacer actividades al aire libre y ampliar su espacio, que ya cuenta con un salón para hacer eventos y un área de juego para niños.

 

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