Nuestra retahíla siempre es la misma: en Guanacaste no hay trabajo, no tenemos oportunidades como los de San José, para estudiar hay que irse a la capital, la provincia no se desarrolla y así podemos seguir horas y horas con nuestro cuento, pero ¿estamos seguros de que esta historia no pueda cambiar?
La provincia de Guanacaste podría empezar a vivir una oportunidad intensamente seductora, pero para eso todos tenemos que ponernos las pilas. La radiografía del Gran Área Metropolitana es muy clara: las calles están colapsadas, ya no hay tantos espacios para invertir, los costos son altísimos y la inseguridad abunda en las comunidades. Es decir, todo lo de allá no está bien, nosotros lo tenemos y eso se reduce a que somos atractivos en términos de negocios.
Ya son nueve empresas relacionadas a la tecnología las que están instaladas en la región Chorotega y todavía se espera la llegada de una más para este año. Este escenario empresarial no es exorbitante, por el contrario, apenas está en pañales, pero no deja de ser llamativo en una provincia que por años la ganadería, la agricultura, la pesca y el turismo han imperado en la estructura económica, pero ahora hay un nuevo foco de atracción.
El turismo ya nos dejó la gran enseñanza que al no estar nosotros preparados, la mayoría de puestos profesionales que se generan son ocupados por vecinos del Valle Central, que como ticos no debería importarnos, pues al final somos de los mismos; sin embargo, las lecciones no son en vano y nos dimos cuenta que tenemos que empoderarnos. La gran cantidad de empleo que han generado los hoteles y restaurantes no los podemos mal agradecer, pero es tiempo de que seamos los guanacastecos los líderes.
La educación en Guanacaste tiene que convertirse en nuestro principal aliado. La formación académica y profesional va a ser nuestra única herramienta para demostrarle a los inversionistas, que sus empresas sí pueden arriesgar en levantar operaciones en la zona, pues sí hay flujo de capital humano, sí hay profesionales capaces, entregados al trabajo y con grandes cualidades.
Por décadas, los guanacastecos nos hemos entregado al trabajo duro de campo y nunca hemos agachado la cabeza, pero ahora, con ese mismo coraje, lo tenemos que utilizar en áreas en las que podemos ser altamente competitivos como tecnologías de aguas, especialidades en energías renovables y en un abismal campo tecnológico.
Nuestra visión tiene que romper las barreras que nosotros mismo nos hemos forjado: de ser solamente en empleados de alguna compañía. Somos capaces de emprender proyectos construidos por nosotros mismos, generar empleos y activar la economía de nuestras comunidades.
Guanacaste es un territorio rico en energías renovables, en donde se ha explotado la energía eólica, hidroeléctrica, geotérmica y se empieza a sumergir en la energía solar, sin embargo, hasta ahora no hay una sola Municipalidad que se apodere de este nicho o que diseñe algún proyecto para futuro.
Ahorita tenemos una especie de diamante en bruto, que si nos tomamos las cosas en serio, podríamos cambiar la historia de nuestra provincia. Qué inspirador sería que además de destacarnos por tener las playas más hermosas, nos luciéramos por tener las empresas más modernas, la provincia con mejor nivel profesional, con menos tasa de desempleo y lo más importante: un desarrollo sostenible.
Comentarios