Los ojos de ilusión en esta fotografía de Christopher López lo dicen todo y lo valen todo. Con la mirada, busca a su mamá entre el público que asistió a escucharlo él, a su hermana y a otros 40 niños del Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem) entre los cuales no hay distinción de poder adquisitivo, color del piel o género. En el escenario, con su gorrito navideño, todos son iguales.
Sus oportunidades, sin embargo, no son las mismas. Pamela, su hermana de 9 años, su madre Gilma y él, se han enfrentado a todo para poder estar acá arriba. Con violín en mano han ido botando, una a una, todas las barreras: desde la discapacidad extrema en que quedó su padre luego de un accidente en moto el bullying, la depresión, la baja autoestima, la pobreza y hasta la falta de plata para pagar un taxi.
El Sinem en Liberia le da un violín a dos niños sin recursos y le cambia el destino a la familia. Una historia sobre lo que la música es capaz de lograr, a pesar de todo.
Tiene razón la directora del Sinem de Liberia, Roxana Borges, cuando dice que el programa no es para hacer músicos sino seres humanos. “Desarrollo humano y social por medio de la música”, dice ella. A través de las prácticas, dice Borges, fomentan el respeto, la tolerancia y el trabajo en equipo.
Mantener a los estudiantes enganchados requiere de esfuerzo y de estrategia. Por eso no hay notas o calificaciones asociadas a su desempeño, pero el programa sí exige a los niños y jóvenes que se mantengan en la escuela y el colegio para que puedan continuar aprendiendo.
En Guanacaste, la exclusión escolar suele estar relacionada con la pobreza, pero el Sinem también tiene convenios con becas del Instituto Mixto de Ayuda Social y del Fondo Nacional de Becas del Estado para quienes viven en pobreza extrema o para quienes, como Pamela y Christopher, no puedan pagar la matrícula por problemas económicos.
Los diputados y el Gobierno deben proteger, atesorar y expandir programas como el del Sinem a través de la asignación de presupuestos, de la promoción de alianzas y la fiscalización adecuada de los recursos. Los ojos de Christopher lo valen todo.
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