“Por acá abuela la llevo a votar”, le dice un taxista porteador a una señora de edad avanzada. La escena es repetida con otros adultos mayores quienes son los votantes más perseguidos por los militantes de los diversos partidos políticos para llevarlos a las urnas a votar.
Algunos como Maria Corrales, de 70 años, explicó que ella perdió su cédula de identidad porque “una de las muchachas me estaba apurando y luego se me llevó la cédula y me la dio por perdida”, afirmó.
Por su parte, Jordani Díaz Grijalba, uno de los fiscales a cargo de la junta receptora de votos en la Escuela de Barrio San Martìn, manifestó que “el guía debe acompañar al adulto mayor a votar y no obligarlo”.
Sin embargo, varios funcionarios del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), coinciden en que la disputa por obtener votos se ha convertido en una verdadera lucha. “Algunos miembros de partidos están muy tensos y a la defensiva”, detalló Jackeline Zuñiga, Auxiliar Electoral a cargo de la Junta de Receptoras de Votos en la Escuela de San Martin.
“Ha habido mucho pleito entre los partidos y vigilancia entre ellos”, detalló Zúñiga.
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