Era unos de esos días especiales de noviembre en Guanacaste: cálido, húmedo y soleado pero con algunas nubes, de esos días en que se va el invierno y llegan los aires del verano. Luego de 1 hora y 45 minutos en carro desde Nicoya, llegamos al sector Las Pailas en el Parque Nacional Rincón de la Vieja.
Ubicado en el noroeste del país, a 25 km de la ciudad de Liberia, este parque nacional es una joya para los senderistas y aventureros del mundo. Lo visitan más de 70.000 personas anualmente, se extiende por 14.127 hectáreas cuadradas y es Patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Durante la caminata se pueden observar muchos pájaros a lo largo de los ríos.
“El Rincón de la Vieja es la fábrica de agua de la provincia de Guanacaste. Aquí es donde nacen los ríos y donde siempre llueve, aquí es donde están las nubes, incluso en verano”, nos cuenta Alex Gutiérrez, encargado de operación turística y mi guía personal por el día.
Un día no es suficiente para ver todo lo que este lugar ofrece, así que Alex me da a escoger uno de los tres caminos que hay para visitar, cada uno de diferente intensidad. Las Pailas es el sendero más común para los turistas y el más fácil. Son 3 km de bosque, del cual 700 metros son de cemento y con acceso para todo público hasta llegar al Río Colorado. Se pasa por vegetación variada, arbustos de corte bajo y bosque húmedo y denso. También hay fumarolas, lodo hirviendo y aguas termales. En abril de este año se mejoraron barandas, miradores, puentes y el centro de visitantes.
Este Ficus Estrangulador es un árbol centenario que germina arriba en las ramas del árbol enviando sus raíces hacia el suelo.
El sendero en dirección al volcán es el más intenso. Son 6 km de escalada hasta llegar a los 1.000 metros de altura. En esta ocasión estaba cerrado porque el volcán se encuentra activo, entonces tomamos la decisión de ir en dirección a las cataratas.
Este camino es de nivel intermedio de intensidad. Son 5 km de bosque, partes muy expuestas al sol, pastizales, terreno rocoso y arbustos. Mientras avanzamos hacia la cascada se siente como que en cada minuto hay un escenario distinto al otro. Es como pasar por más de cinco ambientes totalmente diferentes, incluyendo caminos entre las raíces del bosque tropical, bosque seco, pastizales, arbustos de plantas de agave, bosque nuboso, ríos, puentes y terrenos rocosos.
Si tiene suerte logrará observar bastantes animales durante el recorrido de cuatro horas y media en medio del bosque guanacasteco.
Después de dos horas de caminata a través de estos senderos crudos llegamos a La Cangreja, una imponente cascada de alrededor de 15 metros de altura y cuatro metros de profundidad que está rodeada de grandes piedras (ideales para hacer picnic) y una poza de un color celeste claro psicodélico. “El color del agua se debe a un efecto óptico de refracción de la luz y el contenido de aluminosilicatos en el agua”, me explica Gutiérrez.
El color celeste de esta imponente cascada es uno de los atractivos visuales más interesantes del recorrido.
Luego de almorzar contemplando la belleza de esta cascada celeste nos vamos de regreso hacia la entrada del parque para caminar otras dos horas. Antes de emprender el viaje me siento al lado del chorro para despedirme de este lugar tan mágico y logro sentir el calor de una pequeña naciente de agua termal al lado de la cascada.
Al regresar, fue como si los animales se pusieran de acuerdo para sorprendernos: logramos observar una guatusa, un venado, una iguana, monos, un tucán y muchos otros pájaros. Esto nos ayudó a recuperar las energías que necesitábamos para el resto del camino.
Recomendaciones:
Llevar tennis, repelente, sombrero, cambio de ropa, almuerzo e hidratación.
Tarifa Nacionales
Adultos ¢1000
Niños (6-12 años) ¢500
Estudiantes ¢500
Tarifa Extranjeros
Adultos $15
Niños $5
Horario: Abierto de martes a domingo de 7:00 am a 3:00 pm. Lunes cerrado.
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