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Nosara: al principio fue el surf

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Mi esposa Alison y  yo vivíamos en Austin Texas antes de decidirnos a venderlo todo y mudarnos a Costa Rica en el 2003. No teníamos hijos y teníamos bastante dinero, así que la decisión fue bastante fácil. Construimos el hotel Plumerías en la sección K de Nosara. Eso sí fue difícil, lo más difícil que me he atrevido a hacer en mi vida.

Entre cambiar de contratistas a media construcción y la numerosa cantidad de regulaciones de Costa Rica para levantar un nuevo negocio, terminamos creyendo que tuvimos suerte al abrir dos años después.  

Operamos durante ocho meses, pero no funcionó por un montón de razones… Y entonces lo vendimos en diciembre del 2006, antes de que la crisis económica estallara en los Estados Unidos. Construimos y compramos más casas y bienes raíces durante los siguientes años y vimos cómo creció Nosara exponencialmente.

 

 

He surfeado durante 45 años y, en mi opinión, Nosara ha crecido gracias a  los surfos pioneros que llegaron aquí años atrás. Mi primera visita fue hace 25 años y desde entonces la comunidad ha expandido su atractivo con otras formas de entretenimiento, intereses y grupos etáreos. Pero el surf estuvo desde el principio.

Hoy, tenemos cerca de 15 escuelas de surf y el agua está tan llena como nunca antes. Sin embargo, no todo está perdido… nunca será como era antes, pero creo que es mejor en muchos aspectos: hay una economía más balanceada y eso siempre es bueno.

El truco para vivir aquí es encontrar “el nicho”. No es barato ni fácil vivir acá: el agua escasea en la estación seca y la estación lluviosa es sumamente extrema. Cuando la lluvia cesa en noviembre, no vuelve a caer hasta abril o mayo.

Mientras más tiempo vivo aquí, menos entiendo por qué lo hago. Me he hecho amigo de los pescadores locales, he aprendido a pescar mis propios peces, tengo un montón de frutas en mi propiedad en Playa Pelada, hago negocios con los vecinos y aprendo con los locales y los expats cómo cultivar mi propia comida cuando los insectos y los garrobos consumen una gran cantidad de lo que planto. Porque sí, tenemos miles de insectos: mosquitos, escorpiones, hormigas, y los más grandes y coloridos saltamontes que he visto en mi vida (conocidos aquí como langostas).

Yo personalmente puedo vivir con esto, pero lastimosamente mi esposa, con quien viví durante 18 años, no. Ella regresó a Texas hace cinco años. El calor, el polvo, los bichos, las terribles calles y un par de cosas más fueron mucho para ella. Yo sigo viviendo aquí porque todavía amo la vida en las junglas de Costa Rica. Amo el espíritu pura vida que hay aquí. Cuando salgo a pasear con mi perro, cada día, todavía me alucina el hecho de que vivo en un país con monos salvajes en los árboles.

Todo el tiempo me preguntan por qué no regreso a Texas para estar con mi esposa pero he vivido aquí tanto tiempo que realmente me sentiría como un extranjero en mi propio hogar, los Estados Unidos.

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