La inspiración del nuevo skatepark en Nosara viene de la mano de un hombre cuyo trágico destino lo llevó de California a Costa Rica, para terminar en Nosara construyendo uno de los skateparks más completos y modernos del país.
Hace 8 años atrás, el skateboarder Kaleb Stevens, de 42 años, dejó los Estados Unidos luego de que su novia murió en un accidente un mes antes de viajar juntos a Costa Rica para hacer trabajo de voluntariado. Stevens y la familia de su novia, decidieron crear una fundación para ayudar a los niños de Centroamérica, y Stevens decidió comenzar por Costa Rica ya que su padre era dueño de una propiedad en Playa Negra.
“Mi sueño era construir un skatepark”, dijo Stevens, quien ha practicado skate desde los 7 años de edad. En el 2010 construyó en Playa Negra la pista “El Mutante” de 700 metros cuadrados de cemento. Stevens cuenta que durante el primer año les fue “bien” pero la gente de afuera de Playa Negra dejó de llegar y supo que “no hay suficiente gente ahora y que el pueblo necesita crecer”. Entonces recibió el llamado de Erin Shay.
Shay estudió arte y multimedia en el Colorado College, EE.UU, aunque trabajó en Bienes y Raíces. Luego conoció el Pilates y llegó a Nosara en el 2009 para tomar un curso de instructorado. Como muchos otros extranjeros, terminó enamorándose del lugar y haciendo de él su hogar. Un día vio a un joven patinando en la única franja de asfalto que hay en Guiones y supo que tenía que construir un skatepark. “Quiero que el skatepark sea un punto de encuentro para los chicos”, dijo Shay.
Así fue que Stevens llego a Nosara para construir “Eskina Skate Parq”. El diseño está basado en “sentimientos y lugares del mundo” en donde Stevens patinó. Dentro del mismo complejo hay tres secciones: Straight street plaza (skate de calle), multidireccional o skatepark y el “half pipe” o medio tubo. Las secciones se combinan entre si para que el skater pueda fluir con sus combinaciones de trucos. El área del rancho es para los niños, la piscina o bowl y el medio tubo son para los más avanzados, y el street plaza es para todos los niveles.
En un pueblo donde el surf parece ser el deporte favorito, Stevens cree que hay una gran similitud entre el skate y el surf porque se roban trucos mutuamente, aunque a diferencia de los surfistas, que dependen de las condiciones climáticas para practicar, el skate puede practicarse siempre que uno quiera hasta que se “conquisten los trucos”. Además, Stevens cree que el skate es un buen tratamiento contra la adicción a las drogas ya que la adrenalina sentida durante el uso de drogas es reemplazado por la adrenalina natural que el cuerpo produce cuando estamos frente a una situación de peligro. Para poder hacer skate uno tiene que estar atento a los detalles, tiene que estar concentrado para no herirse o romperse algún hueso, según Stevens.
El skatepark abre sus puertas al público a finales de abril. Según Shay, los precios son “cómodos” y los planes inmediatos son enseñar clases de skate para todas las edades, comenzando por los más pequeños (toddlers). Además, Shay quiere tener conciertos, desfiles de moda y proyección de películas en el local.
El skatepark también puede ser alquilado para albergar torneos y competencias a nivel nacional ya que fue diseñado para que los fotógrafos puedan hacer fotos profesionales y tomas de videos desde diversos ángulos. También se instalaron líneas eléctricas para instalar cámaras y transmitir en vivo. El skatepark viene con un negocio de skate y el restaurante Yum! donde se ofrece un menú del día por 3000 colones como también ensaladas y sándwiches.
Al skatepark ya llegan varios jóvenes locales a practicar. Stevens los va conociendo poco a poco, viéndolos como practican con su nuevo skatepark. Instalado en Nosara, un nuevo futuro se avecina y la satisfacción de haber hecho realidad su sueño le da tranquilidad. “Si los niños quieren jugar con mis obstáculos, he hecho mi trabajo”, dijo Stevens.
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