Cuentan que por avidez y falta de visión a largo plazo, se mató la gallina que ponía huevos dorados. El cantón de Nicoya tiene a la gallina, y puede decidir si quiere hacer lo mismo que en el cuento o preservar este valioso tesoro.
Los huevos dorados vienen con el turismo de la costa en las zonas de Nosara y Sámara. Uno de esos huevos es el aumento en el valor de las propiedades y como consecuencia el aumento en la recaudación de impuestos inmobiliarios. Pero la gallina se queja porque no recibe beneficios por los huevos que pone en las arcas municipales. Ella ve que otras comunidades reciben más y se pregunta: “¿por qué tan poca inversión en mi y tanto en otros?” y entonces viene la otra pregunta, una que ahonda mas profundamente en una cuestión ética: ¿Quién debe beneficiarse de esos huevos dorados? Por un lado, está el argumento que estos fondos se deben distribuir de manera equitativa y a beneficio de las zonas más pobres, pero por el otro lado, no es de sabios matar de hambre a la gallina.
Distribuir los ingresos de manera equilibrada sin olvidarse y hasta aportando de más a aquellas comunidades más necesitadas, es un acto generoso, justo y acorde a la política equitativa de Costa Rica, un país orientado hacia una distribución más igualitaria. Ejemplo de ello es la Caja Costarricense del Seguro Social, entidad de salud publica que cobra a sus abonados un monto que se corresponde con el ingreso que recibe, así, el que gana menos aporta menos y el que gana más, aporta más, pero que a la hora de recibir atención en los hospitales y clínicas, todos tiene el mismo derecho a ser atendidos. Y es aquí donde la Municipalidad está fallando. No está atendiendo las necesidades de todos por igual.
No nos malinterprete, creemos firmemente que invertir en comunidades cuyos ingresos apenas alcanzan para alimentar a sus futuras generaciones, como es el caso de Belén de Nosarita, es fundamental. La educación, salud y agua pura no solo son derechos humanos, sino que invertir en ellos tiene consecuencias positivas en todo el cantón. También, al nivelar las posibilidades de acceso a mejores puestos de trabajo, se están creando generaciones de nicoyanos que pueden aspirar a formar parte de una clase media que está camino a la extinción. Con mayores posibilidades de vivir dignamente, se combate el crimen y el abuso de drogas de manera sutil pero efectiva.
Pero además, la comunidad de Belén de Nosarita tiene unas particularidades que la hacen sobresalir del resto: ganas de crecer y mucha organización (vea nota aquí).
Para que el Consejo Municipal apruebe proyectos presentados por las asociaciones comunales, estas deben presentarlos de manera organizada. El distrito de Belén tiene una economía basada en la agricultura y crianza de animales, el ingreso promedio mensual de una familia ronda los 80 mil colones y el impuesto a la propiedad que pagan sus habitantes es de 5700 colones, 7 veces menos que Sámara y casi 9 veces menos que Nosara. Sin embargo, Belén de Nosarita es, después de Nicoya, el distrito donde más cantidad de proyectos se ejecutan. Entre el año 2009 y el 2012, Belen presentó 120 proyectos. Durante el mismo periodo, Sámara presentó 50 proyectos y Nosara 55. Así, es comprensible que reciba más. Ademas, le envia un claro mensaje a los otros distritos: si quieren ver proyectos en sus comunidades, organicense bien y trabajen juntos.
Sin embargo, esto no significa que la Municipalidad o el Consejo Municipal deban olvidarse o ignorar a las comunidades que más aportan. Pueden ayudarlas con mejores caminos y proyectos prometidos pero aún no cumplidos, como es el hogar de ancianos en Nosara o el parque en Sámara. Porque todos tienen derecho a recibir. Para todos significa PARA TODOS, sin discriminar si es pobre o rico, nacido o nacionalizado tico, de Nosara o Nicoya, comerciante o agricultor.
Explotar a la gallina de los huevos de oro solo la va a agotar. Tomar y tomar los impuestos de aquellos que más aportan sin reinvertir no es inteligente. Solo se logra frustración y evasión, llevando inclusive a la muerte de la gallina.
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