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Editorial: Querido señor Presidente…

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Estimado Luis Guillermo Solís Rivera, como es de costumbre y como cualquier medio regional lo haría, La Voz de Guanacaste le siguió la pista en su visita por Guanacaste, en conmemoración al 191 aniversario de Anexión del Partido de Nicoya.

Quizás su visita ha sido la gira más extensa que nos hace un presidente en los últimos años y creemos que ha sido uno de los pocos mandatarios que se tomó el tiempo suficiente para escuchar a todas las voces guanacastecas: empresarios, agricultores, productores,  jóvenes y ancianos. Eso es evidente y se agradece; sin embargo, un año después de su gestión no es tiempo de escuchar pueblos, ni de conocer las necesidades, es tiempo de acción.

Los problemas que hoy afectan a Guanacaste, sin duda son los mismos que han afectado desde hace uno o tres o diez años atrás, solo que la diferencia es que su impacto es cada vez más grande. Decir que en Guanacaste no hay agua, que las asadas carecen de recursos, que los caminos son de lastre y cada vez hay más enfermos por el polvo, eso no es novedad, eso se sabe.

Reconocemos que no cualquiera viene con su equipo de trabajo como lo son ministros y presidentes ejecutivos, a que le pongan la cara al pueblo y den explicaciones, pero Guanacaste está cansado de explicaciones, justificaciones o excusas, porque usted no es el primero que las dice. Nosotros sabemos que muchas de esas preguntas que esta tierra  le hace, no son propias de su gestión, si no de administraciones pasadas, pero  eso es una herencia que usted asumió el día que se colgó la banda presidencial.

Quienes vivimos en la provincia nos ilusionamos con el 25 de julio, no solo por recordar que hace casi un bicentenario decidimos unirnos a Costa Rica por nuestra propia voluntad, si no porque sabemos que es el día en el que los presidentes nos vienen a dar promesas y aunque muchas de esas aun brillan por su ausencia, tenemos la nobleza de escucharlas. Es más, hay veces que nos gustaría que el año tuviera hasta cinco 25 de julio para ver si caminan las cosas.

Tal es el cansancio de este pueblo, que nos sabemos las promesas de memoria. Fíjese usted que en el 2007 la entonces ministra de MOPT, Karla González nos dijo que los diseños de la ruta 160 ya estaban listos, luego en el 2010 don Óscar Arias explicó que no le dio chance pero que el próximo gobierno lo hacía. Después Laura Chinchillanos contó que hasta el dinero estaba aprobado pero nunca pasó nada. Vino usted el año pasado y nos dijo que este 2015 vendría a ver obras avanzadas, pero los guanacastecos no vimos nada nuevo. Es más, el mantenimiento que usted prometió durante todo el año para la ruta solo se hizo unos días después de su visita y ahora antes que usted viniera.

O el caso de arsénico en el agua de Bagaces, que no es una situación por la que se pueda llegar a “escuchar” a los pobladores, eso es de acción inmediata porque se trata de la salud de los guanacastecos. Sí, el AyA y el Ministerio de Salud han invertido en filtros para remover el arsénico del agua y para llevar agua potable en camiones cisterna a las poblaciones que más lo necesitan, pero lo que el pueblo le pidió a usted el año pasado fue una solución definitiva y todavía no llega.

La lista podríamos seguirla con los cientos de temas que aquejan a esta provincia.

Ojalá el convenio que usted firmó en las mesas de trabajo por Guanacaste, en el que vincula a varios ministerios y a los diputados electos por la provincia, pueda realmente hacer un cambio en su gestión y ayudar al progreso de Guanacaste.

Querido señor Presidente, desearle el bien a usted es desearle el bien al país, por lo que esperamos que con la misma alegría con la que usted arrancó esta ruta presidencial, la encamine con proyectos de ley, convenios y tratados que saquen adelante a Costa Rica y a Guanacaste.

Venga más seguido, que este pueblo se lo agradece.

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