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Ganaderos guanacastecos enfrentan las consecuencias del cambio climático

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Podemos debatir las causas pero lo que no se puede seguir discutiendo es si existe o no el  cambio climático. Su impacto en el mundo y particularmente en la provincia de Guanacaste es real. Existe un gran daño ambiental y si no se da un cambio en los modelos de producción y el aprovechamiento de los recursos naturales, en tan sólo 30 años podríamos estar enfrentándonos a escenarios climáticos muy poco favorables.

Conscientes de esta dura realidad, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en conjunto con el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), están diseñando programas de producción ganadera que incorporarán nuevas tecnologías y cambiarán paulatinamente el tipo de ganadería extensiva. Los programas buscan reducir la emisión de gases de efecto invernadero que provienen de las vacas.

La producción cárnica y lechera representa una alta contribución a las emisiones de Gas de Efecto Invernadero (GEI) del mundo, estimadas en 7,1 giga toneladas (GT) de dióxido de carbono por año. Estas cifras representan más que las emisiones producidas por todo el sistema de transporte público global, incluyendo vehículos, trenes, barcos y aviones combinados. Estas emisiones provienen de la fermentación (en el tracto digestivo de los animales), manejo del estiércol, producción de alimento para los animales y consumo de energía.

Según el Programa de Fomento de la producción agropecuaria sostenible del MAG y el CATIE, en la región Chorotega las emisiones de GEI producto de 13 fincas evaluadas se estimaron en 1.649 toneladas de carbono.

 

 

El proceso que se aplicó durante años para criar, alimentar y matar a las vacas es uno de los que más agua potable consume en Guanacaste y la provincia es el hogar de por lo menos 323.700 cabezas de ganado. Los datos del Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara) reflejan que el segundo uso para el que se registran más pozos en Guanacaste es la agroganadería, con 1.346 pozos que producen unos 595 millones de litros al día.

Solo para producir una torta de hamburguesa se utilizan aproximadamente 2.400 litros de agua, el equivalente a lo que utiliza una persona para darse una ducha de 5 minutos durante dos meses.

La deforestación que sufrió el país entre 1950 y 1980 también estuvo relacionada con la ganadería extensiva, aunque en este caso la inserción de cultivos como el arroz y la caña de azúcar en los 70s colaboró intensivamente con la tala de árboles.

Las industrias agroganaderas tienen también un impacto en la economía de la provincia, pues son generadoras de empleo. Esto motiva a las instituciones a trabajar con los ganaderos para cambiar el modelo productivo y tener en un futuro, no muy lejano, un panorama más sostenible.

Los cambios

En diciembre del 2015 se comenzó a asesorar a 20 fincas en la zona de Guanacaste. “El proceso consiste en contactar a los productores, fijar metas y compromisos. Se está trabajando en propuestas y mecanismos financieros para que ellos puedan aplicar estas prácticas, pero sí definitivamente requiere de una inversión. Tiene un horizonte de cuatro años para ver los cambios del productor incorporando estas tecnologías”, comenta Marco Antonio Fallas, director de proyectos de  la Corporación Ganadera (CORFOGA).

El programa busca aplicar el pastoreo racional, en el que el productor debe planificar sus actividades en la finca, incluyendo el tiempo en que se tenga a los animales en los potreros. Para ello se hace un diseño de la finca y se divide en potreros según la cantidad de animales y de acuerdo a la disponibilidad de alimento. Si el animal se encuentra concentrado en una zona por un período de tiempo, las otras zonas verdes tendrán la oportunidad de recuperarse más rápidamente.

Otra de las prácticas es alimentar al animal con un pasto de calidad y en estado de madurez pues las emisiones de gases de efecto invernadero son menores. Para esto se puede utilizar pasturas mejoradas genéticamente que se adapten al cambio climático, que tienen más hojas y su raíz llega a 1,5 metros de profundidad.

“Si se sigue manejando una ganadería muy extensiva en la zona, que no permite que se respeten estas dos leyes, la situación va a continuar”, dice Fallas.

Con respecto a la reforestación en áreas más vulnerables, se busca plantar especies para proteger las nacientes de agua y que se mantengan durante el verano, utilizando árboles maderables y frutales.

Pero el panorama de la ganadería en Guanacaste no es de color rosa. De acuerdo con Edward Müller, rector de la Universidad para la Cooperación Internacional y médico veterinario, la ganadería no es viable para la Región Chorotega.

“La sequía de este año, el año pasado y el tras anterior, que le ha costado miles de millones de colones a los ganaderos, será más fuerte e incremental. Desviar el agua no es una solución viable a largo plazo. Los ríos ya no corren bien y se han secado porque se está sacando toda el agua para mandársela a los ganaderos, cañeros y arroceros de Guanacaste. Será mejor ir pensando en eliminar la ganadería de Guanacaste por más que nos duela, porque ese no es el sistema que prevalecerá en 5 y 10 años”, dijo.

Lenin Corrales, especialista en cambio climático y gestión ambiental, se mantiene un poco más positivo: “En Colombia he visto proyectos interesantes en donde, en un clima parecido a Guanacaste, cambian la actividad ganadera y ya no se tienen potreros pelados sin árboles, sino que hay una combinación con producción agroforestal. Lo que yo diría es que la ganadería hay que evaluarla en función de los escenarios climáticos para la región y ver de qué manera puede permanecer la actividad”.

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