Regional, Nicoya

La fulana de las hierbas mágicas

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Hasta que no pueda salir a dar un paseo volando en escoba, Milagro Goldenberg prefiere que no la llamen bruja, pero para nadie es un secreto que las pequeñas manos de “Mili” –como es llamada por sus amigos– son capaces de hacer magia con la comida, perfumes, untos, aguas de la abundancia y cualquier otra cosa que requiera de hierbas.

Aunque según el Diccionario de la Real Academia Española «fulana» puede tener carga despectiva, en el caso de Goldenberg ese apelativo responde a que es la dueña y señora del restaurante La Fulana Cosa de Nicoya, en donde los chileros, aceites y digestivos de “Mili” son parte del atractivo.

Foto por Ariana Crespo. Aceites y chileros aromatizados de La Fulana Cosa.
Donde nace la magia

Su casa es la segunda planta del restaurante, y durante el día, la ausencia de clientes permite que abunde el sonido del bosque que rodea los cuatro costados.

Con un cigarro duro en la mano, labios rojos, pelo recogido, tacones medianamente altos y un escote imposible de omitir, Mili baja las escaleras de su casa para atender mi entrevista de casi dos horas.

Las preguntas para la nicoyana, nieta de abuelos polacos, madre de una hija de 26 años y casada con el italiano Davide Dondi, son casi innecesarias, pues su imparable y pulido verbo es capaz de narrar su vida como si se tratara de una novela.

Mujer mayor de cuatro hermanas e hija del conocido cantautor nicoyano Max Goldenberg, Mili se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica en Terapia de Lenguaje Médico Clínico; no obstante, ejerció su profesión solo por dos años en el Hospital de la Anexión de Nicoya, trabajando como voluntaria.

Es pequeñita, pero se nota que tiene carácter. No tiene religión, pero cree en un ser superior. No es artista, pero tiene alma de bohemia y una capacidad histriónica que acapara la atención.

Aunque no lo tenía planeado, hace 20 años –o más, pues no lo recuerda con precisión– consideró que abrir un restaurante era una buena idea para poner en práctica algunas recetas que había aprendido en su viaje a México, país donde vivió por unos 11 años.

A raíz de su estadía en el país chilango, adoptó como muletilla ‘fulana cosa’, para referirse a cualquier objeto o chunche, por lo que pensó que ese podría ser el nombre ideal para su restaurante.

Desde ahí, Mili se dio cuenta que si quería destacarse sobre los demás sitios de comidas que había en el cantón de Nicoya, debía sobresalir con comidas diferentes, y optó por cultivar sus propias hierbas para preparar chileros, jarisas, aceites y digestivos exóticos, que solo se consiguen en su restaurante.

“Inicié con los chileros. Esto viene inicialmente por Fidel, mi primo (Fidel Gamboa, fallecido músico y vocalista de Malpaís), quien era un fanático de los tipos de chiles. Entonces empiezo a realizar diferentes mezclas que a Fidel le parecían sumamente gourmet y me insta a continuar en eso”, explica Goldenberg.

Como parte de su oferta, Mili tiene chileros de fresa-jengibre, limón estragón, pimienta de Cayena, chile piquín y toronjil y pesto de albahaca.

La huerta de Mili se extiende por los alrededores de La Fulana y podría ser el paraíso de cualquier vegetariano o amante de la biología. Lo sabe y lo presume, pues tiene variaciones de albahacas con anís, limón silvestre y diferentes tipos de chiles, como congos, piquín, entre otros.

En un viaje por Italia, Mili visitó un restaurante donde le ofrecieron un digestivo de banano y de inmediato se dio cuenta que otro mundo estaba por venir. “Cuando en Italia me ofrecen un digestivo de banano, yo dije: ‘cómo en Costa Rica tenemos el banano y no hacemos cosas como estas, es incomprensible’. Y así es que empiezo a preparar mis propios digestivos”, explicó.

Café-chocolate, Limoncello, chicle menta, licor de rosas y jengibre con miel de abeja, son parte del menú de digestivos que prepara la pequeña nicoyana.

Foto por Ariana Crespo. 
De la siembra a la ciencia

Aunque comenzó como un hobby por sembrar algunas hierbas en su jardín, Mili Goldenberg se convirtió en una apasionada por conocer cada propiedad que poseen las plantas que siembra y que muchos amigos extranjeros le fueron regalando.

“Empecé una investigación profunda sobre las hierbas y me empiezo a dar cuenta de que las mismas hierbas pueden servir para dar olores sumamente agradables, que te funcionan como funciona la aromaterapia. Entonces me empiezo a dar cuenta de que todas estas hierbas que uso tienen una enorme cantidad de propiedades curativas”, explicó Goldenberg.

Aunque sus aguas de la abundancia y untos no están a la venta, Mili ha salvado a más de un amigo o familiar de un ataque de asma, dolor muscular, o bien, hasta les ha dado suerte para ganarse la lotería.

Además de la suerte, sus untos también tienen fines estéticos, con la garantía de que a sus 53 años no tiene ni una sola arruga en la cara y no ha pasado por el bisturí o por cualquier quimicazo. La abundancia de sus aguas no son solo cosas de técnica, sino también de una vibra inexplicable que heredó de las jazmineras de su primo y compinche Fidel Gamboa.

“Fidel era amante del jazmín y siempre tuvo una vida de plenitud. Él mismo no creyó en sus éxitos y ahora no lo tengo conmigo, pero era él quien me ayudaba a estudiar, a buscar más alternativas, entonces empecé a recoger sus jazmines y a mezclar ilán ilán, canela y miel, y eso trae abundancia. Vuelve a darte el equilibrio de tu aura”, comentó con nostalgia.

Quizás en sus manos y en su jardín se guarde una fortuna con productos que podrían estar patentizados en el mercado, pero Mili asegura que no tienen interés en producir a granel, ni en perder cientos de horas llenando papeles para registrar sus recetas. Para ella, su premio se basa en poder hacer el bien a los demás y en deleitar al público con sus delicateses.

“Ver que algo de lo que estoy produciendo con mezclas de hierbas para mi uso personal, le pueda hacer el bien a otras personas me parece algo formidable”, dijo.

Si se le antoja algún chile, aceite o digestivo especial, lo puede consumir en el restaurante, pero si usted quiere un unto o agua de la abundancia, deberá topar con la suerte de que Mili sienta algo especial por usted para que se lo obsequie. 

Foto por Ariana Crespo. Mili recicla botellas de sus familiares y amigos para enfrascar sus aguas que traen abundancia y prosperidad.

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