Opinión

Opinión: Donación anónima permite pintar murales para niños pacientes del hospital de Liberia

La niñez de Guanacaste recibió una donación anónima, hermosa y honesta. Y cuando alguien abraza a nuestra niñez de esta manera, nos abraza a todos.

Avanzaba un día como cualquier otro cuando de pronto recibí una llamada inesperada y especial. El representante de un grupo de donantes pidió mi colaboración para dar a conocer un proyecto muy particular. 

El grupo también me solicitó, muy enfáticamente, darle mi palabra de no revelar la identidad de los donantes. De hecho no sé quienes son, sólo llegué a conversar con una sola persona del grupo.

Ese detalle de querer ser donantes anónimos me llamó poderosamente la atención. En el mundo de hoy las obras honestamente buenas y las noticias verdaderamente lindas son un lujo que no debemos dejar pasar de lejos. 

La donación consistió en llenar de arte, motivación, belleza y color las paredes del área de Servicios de Pediatría y Neonatos del Hospital Enrique Baltodano Briceño en Liberia. 

Por tratarse de un hospital regional, esta área del hospital se encarga de todos los niños que se enferman y requieren hospitalización de la segunda provincia más extensa de Costa Rica, Guanacaste, y además también recibe a la niñez del cantón de Upala.

Para ejecutar este proyecto contrataron al artista nicoyano Rubén Soza Mora, quien hizo una intervención artística de altísimo nivel con murales de exquisita belleza.

El proyecto está casi terminado. Durante mi visita pude notar cómo las paredes típicamente frías y tristes de un hospital, estaban siendo convertidas en valiosos y lindos escapes visuales para que pacientes, visitantes y trabajadores puedan descansar el alma y recargar fuerzas. 

Luego de dos o tres recorridos más, también noté que es como tener una exposición de pinturas de mucha calidad de forma permanente en el hospital. ¡De verdad es una maravilla!

 

Quienes hemos estado en un hospital como pacientes o como visitantes, entendemos muy bien el apoyo que los pequeños detalles pueden traer a nuestros momentos de mayor frustración e impotencia.

La doctora María José Aguilar, de Servicios de Pediatría y Neonatos, me explica que por ser hospital regional reciben una gran cantidad de niños que muchas veces se encuentran muy enfermos, y tienen que pasar largos períodos de tiempo hospitalizados. El objetivo principal de este proyecto es brindar alegría a los niños y niñas que sufren de alguna enfermedad que hace que tengan que estar hospitalizados. 

Adicionalmente, la doctora me explica que se desea motivar y brindar paz a los padres y madres de familia que pasan por este duro proceso de ver a sus hijos sufriendo. Así que este proyecto también busca “propiciar el mejor ambiente posible para que haya una curación física pero además reducir el estrés emocional”.

Cuando la doctora Aguilar me contó estos detalles, me di a la tarea de investigar y encontré que en el mundo se ha investigado la relación entre el arte, el ambiente hospitalario y la recuperación de los pacientes. 

Por ejemplo, el estudio de Roger Ulrich de 1984, reveló que el campo de vista o paisaje que un paciente tenga desde su cama de hospital influencia su recuperación. Quienes veían árboles se recuperaban hasta un día más rápido y necesitaron menores dosis de medicamentos para el dolor que aquellos que sólo tenían una pared fría en frente.    

En el hospital llevaban varios años con el sueño de poder embellecer el servicio de pediatría y neonatos. La doctora Aguilar me cuenta que cuando aparecieron los donantes “al principio parecía irreal que alguien realmente quisiera hacer realidad el sueño de una mejora estética. Los donantes insistieron en querer hacerlo, y resaltaron el hecho de que preferían que la persona que realizara este proyecto fuera un artista nacional de la zona, para así también apoyar al arte nacional”.

La doctora finaliza contándome que “el talento de Rubén es sorprendente”, que su trabajo ha traído un cambio completo al hospital, y que los murales han traído grandes beneficios en el personal, ha producido motivación y recreo en medio del estrés psicológico propio de su profesión.

Luego de todo esto, estoy convencido de que este proyecto de murales es un gesto amable y visionario que merece celebrarse. Su alcance tiene partes visibles y otras invisibles.

Entre lo visible están las pinturas, los colores, y un ambiente hospitalario que ya mejoró la experiencia de quienes deben estar allí. 

Entre lo invisible está el ejemplo de un equipo de seres humanos, donantes anónimos con muy buenas intenciones, con un objetivo honesto de ayudar, sin delirios de grandeza ni razones escondidas detrás de lo que hicieron.

También fue visible que mucha más gente se contagió de querer apoyar el proyecto sin esperar nada a cambio, ni siquiera reconocimiento público. Me refieron al equipo humano de quienes trabajan días y noches en el hospital de la capital guanacasteca. Sin duda fue clave la colaboración del equipo humano de seguridad, los doctores, las enfermeras, los de limpieza, el artista y sus compañeros pintores del hospital, la dirigencia, los pacientes, y los familiares.

¿Recuerda la última vez que usted pintó algo? Imagine pintar obras de arte en las paredes de un hospital donde se trabaja día y noche los 365 días del año. Decir “No es fácil” es decir poco.

Me alegra reconocerle al artista que sus murales, además de la indudable belleza, tienen un muy buen nivel de rigurosidad científica. Rubén fue muy cuidadoso con la exactitud de cada una de las especies que aparecen en los bosques costarricenses que hoy le dan un aire distinto y mejor a las paredes del área de neonatos del hospital.

Perdón, escribí “paredes” pero en realidad son obras dignas de una galería de arte.

Hoy más que nunca tengo clarísimo que aunque a veces nos parezca que las personas buenas son pocas, en realidad las hay por montones. Es sólo que no siempre es fácil verlas. 

Por eso aprovecho la oportunidad de contar la historia de este lindo y motivante proyecto. ¡Inspirémonos, no esperemos a que sean otros quienes hagan proyectos de este tipo, ¡hagámoslos nosotros también! ¿Quién dijo yo?

Roy Prendas es costarricense y guanacasteco, ha hecho proyectos para organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza a nivel Centroamérica (WWF-CA), el Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Bremen (Alemania), y la compañía Ad Astra Rocket (del Dr. Franklin Chang Díaz), entre otros. Ha entrevistado a muchos profesionales de ciencia y tecnología, incluso hizo podcasts sobre ciencia y tecnología antes de que existieran los podcasts como tal. Cuenta con una maestría en Comunicación de la Ciencia, y algunos de sus trabajos han recibido reconocimiento internacional.

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