El siguiente es un retrato de una típica conversación entre dos costarricenses:
-¿Qué mae, para dónde va este finde?
-Mae, para Guana.
-Ah qué rico, playita.
¿Se imagina que de vez en cuando también nos reconocieran por nuestros muchos otros símbolos y talentos de bajura y altura? Que nos reconozcan también por la leche dormida, por la princesa Nandayure durmiendo en las montañas, por el baile de la yegüita y el tope de toros. Para eso hicimos estas ilustraciones: para que tanto nosotros, las personas que vivimos en Guanacaste, como la gente de todas partes del país, reconozcamos en nuestras ciudades su valor cultural y turístico.
El orgullo de La Cruz es Bahía Salinas, un paraíso natural que alberga playas paradisíacas como Rajada, Copal y Naranjo, y hermosas especies marinas y aviares. Por eso, si usted quiere explorar este cantón, debe definitivamente descender a la costa y surfear, bucear o hacer kitesurfing. Si decide quedarse en el centro de La Cruz, vaya al restaurante Punta Descartes y contemple la bahía y, ojalá, el atardecer. El cementerio también es un punto perfecto para mirar al mar. Por la noche, un local le recomendaría ir a liberar endorfinas en la disco Mar de Plata.
La Calle La Calle Real de Liberia alberga toda la magia colonial de la provincia y la modernidad de algunas cafeterías que se han instalado allí en los últimos años. También debe visitar la Ermita de La Agonía, el Parque Mario Cañas Ruiz y el Museo de Guanacaste (antigua comandancia) por su belleza histórica y arquitectónica. Si se detiene durante una noche de luna liberiana, podrá recordar por qué a Liberia le llaman la ciudad blanca. Antes, cuando la luz de la luna chocaba contra las calles blancas del centro, todo se iluminaba. ¡Ah! y no olvide visitar la ciudad a finales de febrero para celebrar las fiestas cívicas y disfrutar del tope de toros.
En la entrada de la ciudad de la Filadelfia, en el cantón de Carrillo, encontrará un arco de piedra que anuncia el pasado arqueológico del cantón, pues allí se han encontrado piezas que datan de miles de años. Si continúa hacia el centro se encontrará con el parque de la ciudad, que es una especie de oasis verde en medio del calor, apenas para sentarse a conversar. En los alrededores del parque viven unas iguanas grandes y coloridas que ya están acostumbradas a las fotos. Y si está buscando paisaje cercano, a 100 metros del parque también está el dique, desde el que puede ver el río Tempisque en todo su esplendor.
El monumento a la marimba, símbolo nacional desde el 2017, le dará la bienvenida a Santa Cruz. Una foto en el lugar será un buen recuerdo. Como no solo de playas se alimenta el cantón, el mejor momento para vivir a la comunidad santacruceña es en enero, durante sus tradicionales fiestas típicas. Las calles de la ciudad se inundan de visitantes y de marimbas en cada esquina. Las fiestas son en honor al Santo Cristo de Esquipulas, por lo que estar presente durante la procesión y presenciar el baile más antiguo con que se venera al Santo “el de los indios promesanos” debería estar en su agenda.
El pueblo nicoyano se congrega el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe para celebrar el peculiar Baile de la Yegüita, una danza centenaria entre dos personas que cargan una yeguita de cedro y una virgencita. En esas fechas puede visitar la Cofradía y tomar tiste o chicime en jícaros, o comer gallina achiotada y arroz de maíz. En su recorrido, no olvide fotografiar la Iglesia Colonial, una de las primeras construidas en el país. Y para refrescarse, vaya por unos helados a la ventanita de doña Nidia, 100 metros sur de la esquina de la municipalidad.
Aproveche el feriado del 1° de mayo para descubrir Hojancha, el día que más de 100 yuntas de bueyes se convierten en el espectáculo principal del pueblo. Terminada la actividad, vaya a la Pizzería El Maestro o a tomarse una cerveza al famoso Zucos Bar. Si dispone de más tiempo, Hojancha alberga la catarata más alta de Centroámerica, El Salto del Calvo, ubicada en la parte alta del pueblo de Monte Romo. Allí también podrá disfrutar de una de las mejores vistas del Golfo de Nicoya. No olvide darse una vuelta por el Jardín Botánico, la poza de Santa Marta o el centro recreativo Río Nosara.
Darse una vuelta por el centro de Nandayure debe incluir, de fijo, una foto en el kiosco en forma de metate que se alza sobre la Casa de la Cultura. Casi desde cualquier punto de la ciudad, alce la vista hacia el oeste y observe bien las montañas: allí encontrará la figura de la princesa Nandayure acostada pues está cuidando al pueblo desde la cima, según cuenta la leyenda. Hablando de alturas, el cantón tiene el punto más alto de todo Guanacaste, Cerro Azul, desde donde observa el golfo de Nicoya y las playas del cantón. Si busca artesanías y comida de maíz, los pobladores recomendarán ir a Puerto San Pablo.
En las Juntas de Abangares lo primero que debe visitar es el Ecomuseo de las minas, donde podrá ver por dentro cómo era Boston, uno de los antiguos túneles más exitosos en la extracción de oro, y conocer a La Tulita, la locomotora que transportaba el oro hacia el lugar en que lo trituraban. Otro punto es el Monumento al Minero Desconocido, en honor a todos los migrantes que murieron dentro de las minas. Si quiere una experiencia más folclórica le recomendamos llegar a la casa de don Mario Fennell Montoya, popular vecino de Las Juntas, donde podrá encontrar desde trompos hasta un buen lugar para cortarse el pelo.
Pensar en Tilarán nos remite de inmediato a viento y agua: a las eólicas y al lago del arenal. Sin embargo, el centro del cantón también tiene lo suyo. Cuando vaya por ahí, no se quede sin visitar la soda Nilo y tomarse una leche dormida (que no es la misma que preparan en Cañas), conozca el nuevo parque del viento que se ubica sobre el cerro Tovar y vea desde allí los volcanes Rincón de la Vieja, Miravalles y Tenorio, o dele un vistazo de 360° de toda la ciudad.
¿Cerro Pelado ya le parece "muy quemado"? Si quiere tener algo más que atardeceres del cantón cañero le recomendamos darse una vuelta por el centro y tomarse una leche dormida. Es el estandarte del pueblo y su receta original es famosa en todo Guanacaste. Una vez ahí, cruce el parque y visite la iglesia decorada con un enchapado en cerámica hecho por el artista del cantón, Otto Apuy. La mejor fecha para visitar Cañas es el 12 de julio, el día de su cantonato, y también durante las fiestas cívicas de marzo, que inician con un desfile de boyeros, por lo general el segundo domingo del mes.
Si va para el centro de Bagaces, le recomendamos ir a la “casa museo” de Marielos Jiménez, alias la Chola. En su hogar, ubicado a 150 metros norte del parque central, encontrará decenas de historias, tortillas palmeadas y folclore. Si está buscando naturaleza, las cataratas Llanos del Cortés son el atractivo natural insignia del cantón, y quedan a solo seis kilómetros del centro. ¿Está buscando un lindo atardecer de verano? Los petroglifos sobre roca, conocidos como “Micos Pintados”, están a cinco kilómetros del parque en un mirador que le ofrece una vista panorámica inolvidable.
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