La adulta mayor ciega y sorda que vivía encerrada en la comunidad de Garza de Nosara, fue traslada este miércoles 18 de junio al Hogar de Ancianos de Nicoya, por orden del Ministerio Público.
Así lo confirmó Aymee Caravaca, fiscala adjunta del segundo circuito judicial de Guanacaste, quien aseveró que el Ministerio Público abrió una investigación del caso de María Tomasa Barrantes conocida como Doña Aquina, a raíz de la publicación del 12 de junio de La Voz de Guanacaste.
“Nosotros con la noticia estamos haciendo una investigación, por los posibles delitos de agresión física o agresión psicológica que se encuentran establecidos en la Ley integral para la persona adulta mayor. Esos son dos delitos penales y también podríamos estar ante una privación de libertad. En esos tres posibles delitos se están haciendo la investigación, para determinar quién fue la persona que la dejó en esa situación “, aseguró Caravaca.
Además de esos delitos, también se investiga si existe algún tipo de explotación de persona adulta mayor.
Según Carava en el caso intervino el Consejo Nacional para la persona mayor (Conapam), quien se encargó de buscar un lugar donde Aquina,pudiera ser atendida, ante su enfermedad de sífilis.
De acuerdo, con Catalina Zúñiga, encargada de prensa del Conapam, Barrantes permanecerá de manera temporal en el asilo de Nicoya, pues no cuenta con suficiente espacio; sin embargo, la entidad está en busca de otras redes de cuido que puedan recibir a la anciana.
Por ahora, la investigación continúa abierta; de comprobarse de que hubo delitos, se formularía una acusación ante los responsables y pasaría a una etapa intermedia, en donde un juez valoraría si hay elementos importantes para enviar el caso a juicio.
El encierro.
Barrantes de 75 años de edad, perdió la vista y además padece de problemas auditivos. La anciana vivía encerrada en su casa desde hacía dos años y gritaba a todas horas del día.
En un video que documentó La Voz de Guanacaste en una visita al sitio, se evidencia como la anciana grita y pega manotazos contras las paredes, para poder salir de la vivienda.
Según Ana Barrantes, hija de la anciana, mantenían a su madre enclaustrada, pues no tenían la capacidad para cuidarla las 24 horas del día y temían a que se extravíe. Además, Barrantes dijo que cuando sacaban a Aquina a tomar sol, ella gritaba y salía corriendo.
“No la puedo tener abierta. Cuando la tenía sin ese candado, ella se me salía y se me escapaba un montón de veces y yo más de una vez me la encontré botada y mojadita”, comentó en la hija.
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