Somos de Guanacaste, Aquí nacimos y crecimos. A los 21 años también nos encantaba ir de fiesta a los bares con amigos. Lo hicimos -no pocas veces- siempre tranquilos y seguros; así nos sentimos siempre: seguros.
Mamá y papá dormían tranquilos mientras andábamos de fiesta en Sámara, Flamingo, Tamarindo o El Coco. Parece que ya hoy no se puede.
Y no es sólo por la terrible muerte de Alejo Leiva Lachner, de 21 años, quien la madrugada del sábado 26 de marzo fue atacado por una turba de al menos 20 hombres en las afueras de un bar en playa El Coco, sino también por todos los jóvenes que mueren en las calles guanacastecas.
No nos olvidamos de Elvis Roberto Torres Barrantes, quien murió acuchillado en las afueras de un bar en Nicoya el 11 de abril del año anterior, o de Francisco Gómez Bolaños, quien intentó detener un robo dentro de un bar en Sámara en agosto del 2014 y murió de un disparo.
Nosotros queremos que TODAS las mamás duerman tranquilas cuando sus hijos salen en Guanacaste, que TODOS los jóvenes puedan salir tranquilos acá, sentirse seguros, porque eso es Costa Rica, un país de paz, de gente buena y solidaria, que entiende el valor de la justicia y de la paz; la tenemos en el ADN.
Lo que ocurrió en El Coco nos ha impactado y nos duele, porque no es justo, porque no es humano y porque no nos quedamos tranquilos pensando que podría volver a ocurrir.
Éste no es nuestro Guanacaste, ésta no es nuestra Costa Rica y ésta no es una tragedia que queramos ver sufrir a nadie más, nunca.
Hablemos, actuemos, sembremos paz y ahoguemos el mal en abundancia de bien, denunciando, defendiendo, alzando las manos, la vista y la dignidad para defender la vida, para detener esta ola de violencia nefasta que NO NOS REPRESENTA.
Nuestro abrazo solidario para las familias que hoy lloran la partida de Alejo y las de esos jóvenes que también murieron en manos de la inseguridad y aún lloran su partida esperando justicia y paz.
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