¿Cómo es posible, de verdad, que el mejor taekwondista de Costa Rica viva en Guanacaste y tenga que dormir en un colchón en el piso de su federación cuando va a entrenarse a San José?
Esta es la realidad que viven muchos de los atletas que representan a la provincia en competencias tanto dentro como fuera del país: toda la plata se va para el fútbol, dicen ellos. Y no cuesta trabajo creerles.
Una de las jóvenes entrevistadas para el reportaje que aparece en la sección de deportes de esta semana dice que no tiene dinero para comprarse una jabalina que cuesta unos $200 porque sus condiciones solo son buenas cuando compite con la selección nacional, pero cuando se trata de Guanacaste, el apoyo es mínimo.
Algunos salen a buscar patrocinio, como pidiendo limosna, de puerta en puerta, y otros logran encontrar dinero en trabajos temporales y en los bolsillos de sus padres brincando de un lado a otro para redondearse los costos de competir internacionalmente.
No nos estamos dando cuenta que nuestra provincia está dejando de lado a los jóvenes que sacan la cara por Guanacaste con su disciplina y su pasión, pese las malas condiciones. ¿Los empresarios, las instituciones del Gobierno regionales, los grandes hoteleros y otros negocios locales los ignoran por desconocimiento o porque prefieren llevar su mirada hacia otros deportes más populares?
Contrario al fútbol, en otras disciplinas no estamos hablando de millones de colones: si todos los negocios de una localidad se unen, no necesitan sacar un montón de dinero de la bolsa y sus marcas se verían asociadas a deportistas que ganan medallas en todo el mundo y no solo a los que salen en tele y pierden una vez sí y otra también.
Si vamos a enorgullecernos de ser guanacastecos, no lo hagamos solo el 25 de julio o en el estadio de la ADG (Asociación Deportiva Guanacaste): pensemos que esta provincia es mucho más que surf y fútbol: aquí hay talento y mucho.
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