Nosara

El día que Nosara se quedó sin Ebais

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Viernes 24 de noviembre. Entre las 5 p. m. y las 6:30 p. m. Cerca del Ebais de Nosara un tipo lucha con su motocicleta que se niega a arrancar. Con fuerza, una y otra vez, le da patadas al arrancador de la moto. Con cada intento la mufla suelta una sonora explosión y escupe una llama de fuego.

Dentro del Ebais la doctora atiende a un hombre que acaba de ingresar herido de bala. En el centro médico también está un oficial de la Fuerza Pública y algunos pacientes que esperan su turno para ser atendidos.

Ninguno tiene certeza de lo que sucede afuera. Solo saben que al paciente lo hirieron en una balacera minutos antes frente al Super New China a 1,3 kilómetros de distancia. Confundidos creen que las explosiones de la mufla son disparos contra el Ebais para fulminar al hombre. No están locos, lo creen porque las noticias de balaceras y homicidios en Nosara son cada vez más recurrentes en la comunidad.

A esa misma hora llega al Ebais el bombero de Nosara, Erick Castro. Esta es su versión: por el retrovisor ve al tipo luchar con el arrancador. Entra al centro médico, ve a la doctora asustada y al policía poniéndose rápidamente un chaleco antibalas. Lo primero que trata de hacer es calmar al personal de salud y decirle que nadie está disparando afuera.

La doctora estaba algo preocupada porque decía que estaban volando balas. Y yo le expliqué a ella: ‘No, doctora, mire que es la mufla de la moto’ (…) Yo soy testigo de que ahí no hubo ninguna voladera de bala”, cuenta Erick días después del incidente.

Según los testimonios del bombero y el reporte de la Fuerza Pública, afuera del Ebais no había ninguna operación sicario. Las versiones de los vecinos son diferentes. Pero lo cierto es que el rumor se extiende por la comunidad rápidamente: páginas de Facebook y audios de WhatsApp aseguran que afuera del Ebais hay tipos disparando para acabar con la vida del hombre. 

Todos los viernes la atención vespertina de pacientes empieza a las 3 p. m. y termina a las 10 p. m. El hombre baleado llega alrededor de las 5:30 p. m. Los funcionarios del Ebais, atrapados en versiones y miedo, deciden prevenir y cierran la institución. 18 personas pierden su cita a causa de la emergencia, según los datos de la Directora del Área de Salud de Nicoya, Tannia Tánchez. 

Días después, Tánchez sostiene en una entrevista con La Voz de Guanacaste que el Ebais no cerró completamente y que la información que circuló en la comunidad es imprecisa.

“La doctora tuvo que venirse con el paciente (al Hospital La Anexión de Nicoya) pero el Ebais no cierra, sino que se queda sin atención médica el resto de la noche (…) Aunque no haya médico, queda el resto del personal que pueden darle información a los pacientes (…) Pasa muy a menudo, podría decirle que unas cinco o seis veces por mes (que el Ebais se quede sin doctora)”, menciona Tánchez. 

Pero el informe de la Fuerza Pública contradice a la funcionaria. “Cabe mensionar [sic] qué debido a la atención del sujeto herido, la administración de La clínica de Nosara decidió cerrar, únicamente por prevención”, dice el documento. 

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Lucía lleva tres meses aguantando dolores en la espalda a causa de una hernia. Durante ese tiempo su mamá, Carmen, visitó el Ebais rutinariamente para tratar de conseguirle una cita a su hija

El viernes 24 de noviembre, al fin, Lucía consigue su espacio. Está programado para las 6 p. m. “Es un milagro encontrar campo en el Ebais”, piensa el esposo de Carmen, Mario. Faltan 20 minutos para la cita. La familia aún no sabe que hay un despliegue policial afuera del centro de salud.

Mario está listo junto a Lucía en su moto. Está por arrancar cuando Carmen los detiene: “¡Ni se muevan porque cancelaron todo!”. 

Un audio de WhAtsapp enviado por el Comité ProSalud de Nosara había llegado al celular de Carmen. El mensaje alerta a la familia de la balacera que acababa de ocurrir a 500 de su casa. Junto al audio, Carmen empieza a recibir versiones de lo ocurrido.

 

Yo ya estaba listo con mi hija, ya iba a llevarla a la cita cuando a la doña se le ocurrió ponerle internet el teléfono y en eso ella nos dice: ni se muevan porque cancelaron todo. Dicen ahí que supuestamente están siguiendo a ese muchacho para tratar de matarlo ahí y suspendieron las citas para que no hayan víctimas inocentes”, dice Mario.

Ese día no  fue  la primera vez que Mario y su familia optaron por quedarse en casa. Hace 15 años viven en Nosara, pero desde hace un año no salen después de las seis de la tarde

Esta especie de toque de queda autoimpuesto inició con una ola de asesinatos en la comunidad que asciende ya a 13 homicidios al 8 de diciembre del 2023, 10 más que en todo el 2022, según las estadísticas oficiales del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

El audio que frustró el viaje familiar al Ebais lo había enviado Michael Fonseca, presidente del comité y delegado de la seccional de Nicoya del sindicato Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social  (Undeca). 

Para Fonseca la inseguridad en Nosara va más allá de los robos, la guerra de bandas dedicadas al narcotráfico o las personas asesinadas. El funcionario percibe que la criminalidad también está dejando secuelas en la salud mental de la comunidad.

Hace unos días estaba haciendo unas compras y una gente empezó a tirar unas bombetas. Las personas alrededor empezaron a esconderse hasta que ya vieron que eran bombetas y se calmaron. Ya en Nosara se generó un estrés y la gente cree que no puede salir ni disfrutar como antes”, recuerda Micheal.

Al mismo tiempo que la familia de Carmen se entera de la cancelación de la cita médica, la ambulancia, escoltada por una de las dos patrullas permanentes de la Fuerza Pública en Nosara, traslada al herido al Hospital La Anexión en Nicoya. La información la confirma el Coordinador Operativo Regional en Guanacaste de la Cruz Roja, el teniente Marlon Soto. 

Para Soto, el servicio de la Cruz Roja en Nosara es particularmente complejo: solamente tienen una ambulancia disponible, el mal estado de las calles dificulta su acceso a toda la comunidad y el hospital queda a 60 kilómetros del pueblo. Como si eso no fuera poco, el teniente dice que ahora la inseguridad es otro componente que complica la atención.

“Hay puntos que no son tan tranquilos como solían ser antes y Nosara es uno de estos puntos (…) En escenarios peligrosos debemos tomar decisiones que a veces implican mantener distancia y esperar apoyo policial. En ocasiones debemos hacer un abordaje rápido, que puede que no sea lo mejor para el paciente, porque estamos en un ambiente peligroso”, explica el teniente.

A Lucía le reprograman la cita para el 30 de noviembre a las 8 p. m. Ese día Mario hará una excepción al temor y saldrá de noche para no perder la nueva cita

“Hubiera preferido que la reprogramaran para otra hora”, dice Mario y recuerda que tres días atrás dos personas amanecieron maniatadas y asesinadas en un mirador en Zaragoza. “En Nosara ya uno nunca sale tranquilo de la casa”, lamenta.

*Carmen, Mario y Lucía son nombres ficticios a solicitud de la familia que teme represalias

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