Regional, Medio Ambiente

Guanacaste tiene un futuro árido y un mapa explica por qué

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Una llanura seca con vacas flaquísimas buscando pasto entre polvazales. Cerros amarillos cubiertos de árboles sin hojas y quebradas secas que parecen caminos de piedra que no van a ningun lado. Ese es el paisaje guanacasteco en los meses del verano de caminos polvorientos”, como dice Malpaís

No es una postal exclusiva de la provincia; se repite en los países que forman parte del Corredor Seco Centroamericano (CSC), una enorme franja de territorio que atraviesa el Pacífico del sur de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guanacaste, una parte de Puntarenas, y el arco seco de Panamá.

El término “Corredor Seco” se utiliza en la región desde hace décadas, pero su uso se hizo más frecuente a partir de los años 90 y principios de los 2000. Así lo explica el e​specialista en la Unidad de Acción Climática del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), Lenin Corrales.

“Es difícil atribuir la acuñación a una persona o entidad específica, pero ha sido la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la que le ha dado el mayor impulso al término en los últimos años”, asegura.

La e​specialista del mismo departamento, Claudia Bouroncle, explica que hay diferentes formas de medir o delimitar el corredor seco.

“No es como definir los límites de un país porque estos criterios pueden variar bastante”, dice. “En el mapa de FAO está definido por unidades de área que tienen al menos cuatro meses seguidos de sequía”, por lo tanto los límites suelen ser bastante dinámicos y pueden variar en el tiempo, explica Bouroncle.

Esa misma organización ha estudiado el impacto que sufren las cerca de 11 millones de personas que habitan este corredor, muchas dedicadas a actividades agrícolas, en especial a la pequeña producción de granos básicos. 

El 80% de los pequeños productores ya viven en pobreza, según cifras de la FAO, y cada vez ven más crítica su capacidad para sembrar y cosechar.

Según la FAO, los cambios en los patrones de lluvia en la región arriesgan la producción de maíz y frijol para el año 2050.

[La canícula] se está volviendo más extensa y más intensa. Entonces las familias agricultoras empiezan a tener problemas en la definición de qué sembrar y cuándo sembrar, y eso se va acrecentando con el tiempo”, explica la especialista.

A pesar de que la migración climática parece ser un problema en la región, no hay suficiente información para entender su magnitud. Así lo asegura el oceanógrafo e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), Erick Alfaro. 

“En nuestra región, muchos de estos temas quedan en reportes e informes. Si bien es cierto la región sabe que esto va a ser un problema hacia futuro, se debería plasmar en investigaciones publicadas en revistas científicas, lo cual no está sucediendo”, señala.

Donde la tierra agreste

El problema de la sequía en Guanacaste no es menor. Entre el 2014 y el 2016, cuando la provincia atravesó la última gran sequía, el gobierno destinó ¢3.540 millones en subsidios para la compra y distribución de insumos alimenticios para la ganadería, y el panorama a futuro no es favorable.

Y aunque los impactos suelen medirse sobre todo en el sector primario, es decir, agricultura y ganadería, los tentáculos del cambio climático en el corredor seco se extenderán hasta el turismo, otra de las actividades clave de la provincia.

Vista panorámica que permite observar parte del Polo Turístico Golfo Papagayo (PTGP), una zona entre los distritos Nacascolo del cantón de Liberia (en la parte norte de la bahía) y Sardinal de Carrillo (al sur).Foto: César Arroyo Castro

Guanacaste es la zona de la región centroamericana que tendrá el mayor impacto por el aumento de la temperatura, documenta un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llamado “La economía del cambio climático en Centroamérica”.

“Para el año 2050 el aumento de la temperatura en diciembre será mayor que para 2020, elevándose de 1,50 °C hasta 2,90 °C, siendo Belice el país menos afectado y Costa Rica, especialmente Guanacaste –el área de turismo de ocio más importante de este país– el más impactado”, detalla.

Y agrega que los sitios turísticos podrían verse afectados por otros problemas derivados de las altas temperaturas y los cambios en la precipitación, como sequías, escasez de agua y pérdida de biodiversidad.

Garrotes de agua

La región vive y seguirá viviendo periodos mucho más prolongados de sequía, pero cuando llega agua, sea por la época lluviosa o por los eventos climáticos húmedos del Caribe, golpea y seguirá dando guerras mucho más fuertes.

De hecho, los eventos extremos húmedos, como las tormentas tropicales, han sido los que más pérdidas han causado en la provincia, según explica el e​specialista en la Unidad de Acción Climática del Catie, Lenin Corrales.

El tema de la sequía en el Corredor Seco, desde mi perspectiva tiene cierta fama, pero en realidad en Guanacaste solo un porcentaje pequeño sufre por la sequía y las grandes pérdidas obedecen a otros procesos climáticos”, enfatiza.

Entre 1988 y el 2018, solo el 14% de las pérdidas se deben a las sequías, y en cambio el 77% fueron producto de las intensas lluvias. Así lo refleja un estudio elaborado por el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan) llamado Impacto de los Fenómenos Naturales para el período 1988-2018.

Los embates de las sequías y las lluvias son tan fuertes en la provincia que desde las universidades hay un esfuerzo por entender mejor cómo se van a comportar estos eventos a futuro para poder explicarlo a las comunidades.

Roberto Parrales abandona su casa en medio de la Tormenta Nate con sus tres perros y se dirige hacia el refugio desde el Barrio Tucurrique, en Santa Cruz.Foto: César Arroyo Castro

Los investigadores de la UCR, Erick Alfaro y Hugo Hidalgo, formaron parte del Programa Integral del Corredor Seco Centroamericano (PICSC), un proyecto interdisciplinario enfocado en una región transfronteriza en crisis debido a la sequía y la pobreza. Cuajiniquil y El Jobo, en La Cruz, fueron las dos comunidades en las que trabajaron.

“Yo creo que para una región como Guanacaste o el Corredor Seco Centroamericano, es vital saber qué es lo que va a pasar. Es una de las incertidumbres más grandes que existe en este momento, no solo causados por el Niño o la Niña, sino también por fenómenos como los ciclones tropicales y otros”, resalta Hildalgo

Pero muchas veces, ni siquiera las comunidades inmersas en esa franja de tierra conocen lo que viven, y cómo les impacta hoy y les perjudicará a futuro.

“Nos encontramos con que a veces desconocían su propio clima. Y trabajamos en hacerles ver cuáles son los productos y herramientas que tenían a su alcance en términos de pronósticos del tiempo, pronósticos estacionales, etcétera”, explica Alfaro.

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