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Información científica ayudaría a prevenir desastres de La Niña y El Niño pero, ¿se utiliza?

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Los grandes aguaceros que caen sobre Guanacaste hoy alimentan los campos pero asustan a los pobladores. ¿Volveremos a sufrir emergencias como las que provocó el fenómeno de El Niño?

El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) y los especialistas consultados por La Voz de Guanacaste creen que, con la información científica disponible, se pueden prevenir al máximo las consecuencias de los grandes aguaceros antes de lamentarlas.

Además, el IMN calcula que las lluvias provocadas por el fenómeno de La Niña no impactarán tanto a la región como lo hizo la sequía. Es decir, sus consecuencias serán leves.

Sin embargo, cuestionan la forma en que instituciones como la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) se enfocan más en mitigar que en prevenir los desastres.

El experto en modelos ambientales y cambio climático del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Lenin Corrales, cuestionó cómo muchas veces la información científica que divulga el meteorológico no se traduce en la toma de decisiones.

“El meteorológico siempre advierte. Científicamente sí está preparado el país. El tema es quién escucha esas voces”, argumentó el especialista.

El meteorólogo del IMN, Luis Fernando Alvarado, del Departamento de Climatología e Investigaciones Aplicadas (DCIA), coincidió con Corrales.

“Nosotros (IMN) simplemente hacemos el análisis científico de la situación según el nivel de amenaza para la región, pero aún así creo que la Comisión se enfoca más en mitigar que en prevenir”, explicó Alvarado.  

Sequía anunciada

Ambos científicos coincidieron en que los efectos extremos de la sequía, que afectaron a Guanacaste desde el 2014 hasta mediados de este año, pudieron haberse prevenido.  

“El meteorológico anunció seis meses antes que iba a venir el fenómeno de El Niño y siempre ocasionó desastres en Guanacaste por lo que creo que hay que estudiar por qué la información científica no se transfiere en la toma de decisiones”, afirmó Corrales.

El decreto de emergencia por sequía fue publicado por el Gobierno hasta el 30 de setiembre del 2014 y fue hasta el 2015 y 2016 que las ayudas económicas empezaron a llegar a la provincia.

¿Pasará lo mismo con La Niña?

La CNE, mientras tanto, considera que hace lo suficiente para prevenir estos impactos, pero en su discurso sigue evidenciándose un enfoque en la atención a emergencias.

La Comisión habla de una cifra de ¢4.000 millones que se destinarán a la atención de emergencias en este 2016. Ese presupuesto no se designa por provincia o cantón  sino que se asigna cuando sucede el evento.

“No hay una definición clara para la asignación de esos fondos ni cuánto va a prevenir o a mitigar”, reconoció Reinaldo Carballo, vocero de la CNE.

Carballo mencionó una serie de acciones preventivas que sí llevan a cabo desde su institución como el monitoreo de las amenazas, capacitaciones a los comités, construcción de diques en zonas con riesgo de inundación y limpieza periódica de ríos y quebradas. Sin embargo, no detalló cuánto dinero se dedica a cada una de estas acciones.

Para él, hace falta más trabajo en equipo con el resto de instituciones, como lo manda  la Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo.

“El tema de la prevención no es solo responsabilidad de la Comisión. Se han generado acciones a nivel político, el problema es que algunas de esas acciones no se han concretado”, dijo Carballo.

En pocas palabras, la responsabilidad recae sobre todos y sobre nadie .

Comités son determinantes

En este panorama, los comités cantonales de atención de emergencias, que existen desde 1997, son claves para prevenir desastres. En el país ya hay 400 y en Guanacaste hay uno por cada cantón (11), manejados por la municipalidad en conjunto con otros entes de salud, bomberos y fuerza pública.

Sin embargo, estos comités tampoco lograron prevenir las consecuencias de la sequía y los especialistas no creen que estén bien preparados para que asuman esta responsabilidad.

María Fernanda Meneses, experta en gestión de riesgo y atención de emergencias, cree que la CNE debe dar más soporte a estos comités locales, mediante asignación de más recursos, y trasladar la información técnica de las amenazas naturales a un lenguaje que todos puedan entender.

“Creo que no hemos logrado traducir la información técnica al lenguaje de la población, eso hace que el compromiso sea menor”, explicó Meneses.

En el caso del fenómeno de La Niña, Meneses considera necesario que cada comunidad tenga un plan de emergencias definido.

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