“Si la calidad del suelo no es buena, no vamos a ser capaces de cultivar plantas saludables”, afirmó Ariel Artavia de 12 años de edad quien cursa octavo grado en la escuela Mareas Internacional Homeschool en Sámara.
Ariel y sus compañeros están trabajando en la creación de una huerta orgánica y para tal fin fueron al río Lagarto a recoger tierra en baldes que luego arrastraron de vuelta hasta su parcela en la esquina trasera del Patio Colonial. También recibieron una donación de tierra de un negocio local.
Junto a los profesores y a algunos voluntarios, los niños hicieron abono de compost y construyeron una era de siembra elevada utilizando para ello madera de tarimas de carga rotas de la ferretería.
“A los niños les encanta ensuciarse las manos y ver los resultados de su arduo trabajo”, observó el maestro de la escuela Brandon Park, quien está supervisando el proyecto. “Nuestro objetivo es educar a la comunidad sobre la forma de cultivar frutas y verduras orgánicas que son ricas en vitaminas y minerales, y todo ello depende de la calidad de nuestro suelo. Si no se alimenta el suelo, no se puede alimentar a uno mismo”, explicó.
Al trabajar en equipo, los niños adquieren habilidades para la vida, por ejemplo cómo usar herramientas, principios de carpintería, cómo cultivar sus propios alimentos y cómo establecer buenas relaciones con la comunidad.
La primera fase del proyecto se centra en la rehabilitación del suelo, por ejemplo, agregar materia orgánica y lombrices al terreno. Ellos planean construir un mínimo de tres eras y dos puntos de abono de compost. Otras fases incluyen germinar y brotar semillas de varias verduras y frutas tropicales, trasplantar los brotes a las eras del jardín, desyerbar y cuidar de las plantas para más tarde poder cosechar los cultivos y compartir los frutos de su trabajo.
Mareas es una escuela privada que se inició en septiembre de 2012 y actualmente cuenta con alrededor de 40 estudiantes.
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