En Costa Rica no contamos con centros extra hospitalarios donde parir libres de violencia. Sin embargo, cada vez más mujeres prefieren no acudir al hospital público y buscar opciones en centros privados con obstetras que se alineen con sus deseos a la hora de parir o tener el bebé en sus casas.
Las estadísticas más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos evidencian que los nacimientos en casa del 2021 casi duplican las del 2020, y esto debe llamar la atención a las autoridades de salud para que escuchen lo que las mujeres quieren.
Algunos testimonios evidencian que una de las razones para buscar parir en casa es evitar ser víctimas de violencia obstétrica.
En mi consulta como médica de cabecera, atiendo de 3 a 4 mujeres al mes que dicen haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica o intervencionismo innecesario durante su embarazo, parto e incluso en la atención prenatal en hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
El país registró 54.288 nacimientos en el 2021, de los cuales en un 58% se reportó violencia obstétrica y en un 35% intervención sin consentimiento.
A esto se suma la angustia de muchas mujeres que no han logrado establecer una lactancia exitosa con sus bebés después de haber sido separadas de ellos por una cesárea que quizá fue innecesaria.
La CCSS es una institución pública que se esmera por priorizar la atención primaria en las acciones de diagnóstico y tratamiento oportuno, gracias a esto ha logrado captar mujeres con embarazos cada vez más complejos para recibir una atención cercana y así disminuir tasas de mortalidad materno infantil.
Sin embargo, sigue fallando en las dos acciones más importantes del modelo de atención primaria: promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
El modelo actual va dirigido a medicalizar y tratar el embarazo como una enfermedad y las condiciones que lo acompañen, por ejemplo para muchos obstetras un bebé que parece grande con respecto al cuerpo de la madre ya es una razón para sugerir una cesárea.
Cambios fisiológicos del embarazo como anemia dilucional, cambios negativos en el nivel de glicemia y presión arterial pueden ser criterio para embarazos de alto riesgo, estas últimas dos variables con ayuda nutricional y buena guía se pueden ajustar. Muchas mujeres no comparten esta visión y por esta razón se informan y buscan un mejor camino para ellas y para sus bebés.
El parto en mujeres saludables debe ser lo menos intervenido posible y darse en un ambiente en el que se respire calma, donde la embarazada pueda moverse con libertad y sentirse lo más cómoda y segura posible. El panorama actual es uno en que la información que se brinda a la mujer acerca de los procedimientos es escasa y verbal. Muchas mujeres ni siquiera tienen la posibilidad de atender un taller de parto y el ambiente en el que dan a luz raya en el sometimiento.
No está de más que miremos también otros modelos en los que la partería y sus bases son parte de una carrera profesional que tienen un impacto positivo en los índices de mortalidad materno infantil.
Estos modelos permiten acercar a las mujeres gestantes desde temprano a un concepto más real de atención primaria durante el embarazo.
Las mujeres tienen derecho a tener un parto humanizado de la manera que quieran para sentirse más seguras, sin importar donde sean atendidas siempre y cuando sea por personal capacitado y entrenado y con todas las condiciones y libertades que necesitan la mamá y el bebé.
La ginecóloga y obstetra, Mónica Solís, explica que el parto respetado toma en cuenta los valores de la mujer, sus creencias y sentimientos respetando su dignidad y autonomía.
Ya sea que se trate de un parto vaginal o por cesárea, la mujer es el eje central y protagonista de las decisiones con respecto a su parto, respetando su intimidad, validando sus miedos y permitiendo que se informe de los posibles riesgos y beneficios, sus deseos y expectativas para un término feliz de la gestación”, describe.
Desde antes del embarazo, las mujeres deben tener derecho a información acerca de cómo llevar una gestación saludable. Es mucho más costo efectivo invertir en estas medidas de salud pública, que invertir recursos en atender cada vez partos más complicados en salas de hospital, que involucran días de hospitalización para la mujer y el niño, más gasto en insumos y en consecuencia menos lactancias maternas exitosas.
Así detenemos el círculo vicioso de la creciente tendencia en niños a padecer enfermedades crónicas por empezar a vivir con leche de fórmula en vez de recibir las inmunizaciones más importantes en su vida: la lactancia materna temprana o calostro.
La experiencia sugiere que para lograr el parto humanizado se recomienda la comunicación continua y eficaz con el profesional de salud quien va a estar a cargo del nacimiento, para la toma de decisiones en conjunto y el empoderamiento de la familia gestante para lograr el parto que se desea.
Una opción sumamente útil es redactar un plan de parto que pueda ser estudiado con tu ginecólogo previo a ese gran día”, enfatiza la doctora Solís.
En enero del 2022 se publicó la Ley 10081, Derechos de la mujer durante la atención calificada, digna y respetuosa del embarazo, parto, posparto y atención del recién nacido, que busca cambiar la realidad imperante en las salas de parto de Guanacaste y Costa Rica. El reglamento de dicha ley se promulgó en julio del 2023.
Sabemos que la cultura del parto en el país no va a cambiar únicamente con una ley, se requiere activismo, educación y visibilización. Es por eso que urge nuevas alternativas que respondan a las necesidades de las mujeres empoderadas, mujeres informadas y mujeres modernas.
Dra. Carolina Castillo Ramsbottom
Médica pro parto humanizado
Biomedical, Clínica Vida Tamarindo
Colaboró en el texto la Dra. Mónica Solís, ginecóloga y obstetra
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