Regional, Derechos Humanos

Entre mujeres: los partos en casa de Guanacaste que ocurren en sinergia femenina

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Danixa Matarrita sintió que su fuente se reventó. Era la 1 a. m. de un lunes y tenía 39 semanas. Aunque era su segundo embarazo, esta era la primera vez que sentía lo que era reventar la fuente. Llamó inmediatamente a su doula, quien la tranquilizó. Y también le escribió a su partera, una enfermera obstetra que la acompañaría en el parto. 

Había decidido parir en casa porque quería una experiencia distinta a la que tuvo con su primer hijo, Luciano, quien nació en el 2019. Aquella vez, ella sintió que todo pasó como por inercia, casi como un trámite y no como una vivencia. “Yo no sabía nada y confiaba 100% en mi médico”, recuerda. 

El parto de Luciano fue en un hospital privado de Guanacaste. Recuerda que el médico le dijo que la cesárea era lo mejor porque su bebé era grande y que, de todas formas, era lo único que ofrecía el hospital “porque no tenía esa disponibilidad de esperar hasta que bebé decida nacer”, cuenta Danixa. 

Como Danixa, las mujeres en Guanacaste y en todo el país tienen cada vez más herramientas para decidir cómo, dónde y con quiénes parir. Y en ese entramado de decisiones, le apuestan a la sinergia entre mujeres. Entre doulas y enfermeras obstetras tienen partos respetados y mejores maternidades. 

Las doulas apoyan física, emocional y educativamente a las mujeres en los procesos de maternidad, desde el embarazo hasta el postparto, independientemente de si nacen en casa o en un centro médico. 

En Costa Rica, las doulas se certifican de forma independiente con la asociación nacional Mamasol o con la organización Doulas of North America (DONA). Es una figura que el Estado costarricense no reconoce todavía. 

Según datos recopilados por la Asociación Estadounidense del Embarazo (American Pregnancy Association) las doulas pueden ayudar a disminuir las tasas de cesárea en un 50%, la duración del parto en un 25% y la necesidad de epidural en un 60%. Además, apoyan para minimizar el estrés de la madre e incrementan la satisfacción de los procesos de parto. 

De hecho, algunos sistemas de salud las han incluido en programas para reducir la mortalidad infantil en poblaciones de riesgo, como mujeres en situación de pobreza, con traumas físicos o emocionales o con adicción a las drogas. 

Quienes ejercen como parteras son enfermeras obstetras colegiadas. Ayudan a las mujeres a traer al mundo a bebés en casa. Aunque en Costa Rica hay varias, en Guanacaste no hay ninguna que brinde el servicio, según confirmaron todas las entrevistadas para este reportaje. 

Las parteras empíricas dejaron de ejercer entre finales de los 90s y principios de los 2000, exceptuando algunos casos en territorios indígenas. Así lo había asegurado en el 2016 el entonces coordinador de la Comisión Nacional de Mortalidad Materno Infantil del Ministerio de Salud. En una nota en el periódico La Nación explicó que les eliminaron la autorización de atender partos luego de capacitaciones en las que ellas entendieron los riesgos de hacerlo

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2021 nacieron 418 bebés en casas (26 de ellos en Guanacaste). Eso no quiere decir que todas las embarazadas lo decidieron así: algunas los tuvieron por emergencia o mientras iban camino al hospital. 

Decidir

Las que deciden parir en casa no necesariamente lo hacen en la provincia. Danixa y otras mujeres tuvieron que trasladarse unos días alrededor de las fechas esperadas del nacimiento para el Gran Área Metropolitana, donde ejercen las enfermeras obstetras que atienden partos en casa. 

Así lo hicieron también Flaminia Calabresi y Melina Chacón, vecinas de Nosara y Monteverde, de Puntarenas, quienes también contaron sus historias a La Voz. Ambas decidieron parir en casa para asegurarse de que se respetaran los ciclos naturales de sus cuerpos, para estar en ambientes tranquilos o acompañadas de sus doulas. Después de sus partos, también decidieron estudiar para tener su certificación como doulas. 

“Desde hace años yo dije: cuando yo vaya a parir yo paro en casa. El conocer a mujeres doulas, parteras, médicas me hizo reconocer y recordar la importancia de sentirnos cómodas al parir”, relata Melina. “Mi doctor del Ebáis siempre me apoyó. Y eso fue algo muy lindo: yo me sentía tranquila de poder comunicar esto en un centro de servicio público de salud”. 

Melina Chacón pidió a su familia y amistades que le hicieran mensajes para leer antes, durante y después del parto. Las pegó en la casa donde dio a luz. Foto: cortesía de Melina Chacón

No es la suerte de todas. Los partos en casa no tienen ningún tipo de regulación en el país, como sí sucede en países como Países Bajos, donde el sistema de salud público promueve el parto en casa a las mujeres gestantes

Para muchas no se trata de ir en contra del sistema de salud público, sino de tener el poder de elegir: casa u hospital, parto vaginal o cesárea. Lo que sea que la mujer, con acompañamiento de especialistas, desee para dar a luz. 

“Siempre creí que tener un parto en casa era lo mejor, con las precauciones que hay que tener y en ningún momento estoy en contra de la medicina. Me parece espectacular, increíble (la medicina), solo que a veces se les va de las manos y la parte humana se pierde”, dice Flaminia. 

En dos meses, Flaminia tendrá a su segundo hijo y planificó el mismo proceso: un parto en casa con su doula y la enfermera obstetra.

Lo único diferente es que tengo un niño de tres años y medio, que va a estar ahí y va a participar a su gusto”, dice entusiasmada. 

El país no tiene una ley que prohíba los partos extra-hospitalarios. Sin embargo, el Colegio de Médicos sí se pronunció en contra, cuando en el 2017 una mujer murió tras parir en casa bajo la supuesta atención de un enfermero obstetra que no se había graduado ni incorporado al colegio

Un sistema que las proteja

Así como Flaminia, muchas mujeres temen vivir violencia obstétrica en los centros médicos. Ese término se refiere a la violencia que viven las mujeres antes, durante o después del parto. Por ejemplo, que no pueda elegir en qué posición parir, que no las informen o que no pidan consentimiento sobre los procedimientos que les hacen, que les griten o las insulten. 

Frente a las denuncias de irrespetos en el sistema de salud, el Estado ha dado pasos para garantizar cada vez más el trato humanizado. Por eso, las mujeres que paren en los hospitales tienen ahora mayor respaldo para vivir un parto seguro. 

Desde el 2019 el país aprobó una ley de parto respetado que institucionalizó ocho derechos para las mujeres, como recibir información sobre cada procedimiento, parir de manera natural cuando no exista riesgo y mantener el apego post parto con sus bebés. 

Esto se sumó a la guía de atención integral, que reúne lineamientos para que profesionales en medicina sepan cómo actuar. Además existe el plan de parto, una ruta diseñada por cada mujer en la que indica quién la acompañará, en qué posición parirá, y si quiere o no analgésicos en su parto (vea un ejemplo de un plan de parto en la página 105 de este documento).

La Voz consultó sobre las normas a la médica Ileana Quirós, quien lideró los procesos dentro de la Caja para su elaboración y fue coordinadora del Programa de Atención a la Mujer. 

“Hicimos un esfuerzo para que prevaleciera la evidencia científica y la humanización”, dice. Esa evidencia la recopila la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus recomendaciones. Entre esas recomendaciones están: no usar oxitocina para acelerar el trabajo de parto, adoptar la posición deseada para parir y evitar el “piquete”. “La OMS dice que tiene que haber una razón válida para interferir en el proceso, que es fisiológico”, menciona. 

Por eso, para ella la discusión sobre los partos no debería estar en si son o no en las casas, sino cómo es que se atiende a las mujeres donde sea que den a luz

El asunto del parto en casa no es que es peligroso”, cree Quirós. “Sea donde sea, tiene que cumplir estándares, con personas 100% capacitadas”.

“Ahora, ¿qué es lo que se ha estado tratando de hacer? Que la mujer pariera en el hospital, como si estuviera en la casa, pero es muy difícil por las condiciones”, añade. 

Una de las activistas del parto respetado en Costa Rica es Rebecca Turecky, máster en enfermería obstétrica y partera, cofundadora de Mamasol, defensora de la ley de parto humanizado y cocreadora del programa de certificación de doulas. Para ella, los avances han sido clave pero no suficientes porque aunque los protocolos existan, en la práctica no se aplican en todos los centros médicos. Los cambios deben ir más allá, cree ella. 

“El cambio no está solo en la Caja, ni en los protocolos ni en el personal. Es necesario que cambien, pero debemos trabajar más con mujeres y familias”, dice.

Por la pandemia, Mamasol empezó a impartir la certificación de doula en línea. Así, mujeres como Zarelly Canales, vecina de Liberia y fisioterapeuta, pudieron capacitarse como doula. 

“Muchas mujeres, no solo de Costa Rica, estábamos esperando a que se abriera esa oportunidad”, relata. Tanto ella como Turecky reconocen que hay mitos alrededor del papel de las doulas, como que atienden partos. Pero sus códigos de ética son claros: acompañan a las mujeres pero nunca sugieren procedimientos médicos ni mucho menos los aplican.

La enfermera obstetra Rebecca Trecky monitorea el embarazo de una mujer. Según sus registros, ha atendido alrededor de 1.000 partos en casa, la gran mayoría en Costa Rica. Foto: Cortesía de Rebecca Turecky

Para Zarelly, el curso de doula sirvió para sumar nuevos conocimientos a la terapia acuática y de yoga. “Casi siempre la mujer desconoce los derechos, qué puede pedir en su plan de parto. [También] hago acompañamiento de pareja o de acompañante. Las posiciones, respiraciones, el uso del balón, masajes…”, ejemplifica Zarelly. 

“Nosotras nos aseguramos de que ellas estén atendidas. No decimos qué hacer, sino que acompañamos la decisión de la mamá, damos alternativas e informamos”, añade. 

Desde que estaba estudiando en San José, Zarelly Canales sintió un instinto por dedicar su profesión como fisioterapeuta a acompañar a otras mujeres. Fundó en Liberia, su ciudad natal, un programa de yoga y terapia acuática prenatal que hoy combina con su oficio como doula. Foto: Cortesía de Zarelly Canales

Otra mujer certificada como doula es la vecina de Monteverde Melina Chacón. Aunque quería tener su parto en casa, Rebecca Turecky, su enfermera obstetra y partera, le advirtió semanas antes del parto que tenía la ferritina baja (proteína que almacena hierro) y que eso podría significar una hemorragia. “Si no la subís, no te podemos atender en casa”, recuerda Melina que le dijo. 

Melina logró estabilizar su ferritina y tener el aval para parir en casa, como quería.

Turecky enfatiza que aún cuando los partos se planifican en casa, las parteras saben identificar cuándo es necesario moverse a un hospital, que no debe estar a más de 30 minutos de donde está ocurriendo el parto. Además, nunca esperan hasta que pase una emergencia una emergencia: con la primera señal de alerta, deciden trasladarse.

Un parto inesperado, pero con final feliz

Danixa sintió las primeras contracciones a la 1 a. m. de un lunes. Allí empezarían sus 48 horas de labor de parto. Todo iba como lo planeaba, su doula le había ambientado el cuarto como ella lo quería: con luces tenues y con aromas a lavanda en el aire. Pero en la noche del martes ya habían pasado más de 40 horas desde que reventó la fuente. Los dolores eran muy intensos, pero su dilatación estaba apenas en tres centímetros. 

“Necesitamos oxitocina para que se contraiga el útero y entrar en labor activa, pero hay algo que posiblemente no está dejando que vos produzcás suficiente”, le dijo su partera. “La otra opción es irnos al hospital para que te pongan oxitocina”, le indicó y ella después de meditarlo, accedió.

Danixa Matarrita con su bebé recién nacido, Franco, su doula y su esposo. Danixa planificó su parto vaginal en casa. Debió moverse al hospital porque tras horas de labor, su útero no dilató lo suficiente. Una vez en el centro médico, todo empezó a fluir y su deseo se cumplió: fue un parto vaginal sin intervenciones ni aire acondicionado, con su doula, partera, luces tenues y aroma a lavanda en el ambiente. Foto: Natalia Rob Photography

“Vieras lo que me costó porque parir en casa era mi sueño”, dice. No quería parir en un hospital por el ambiente ni tampoco quería estar en un ambiente hospitalario, pero pensó que era la mejor opción. Le pusieron ropa, se subieron al carro y llegaron al centro médico en unos minutos. 

Tal como lo había hecho en la casa, la doula apagó todas las luces de la habitación, el aire acondicionado friísimo y puso el aceite esencial de lavanda. Danixa apenas alcanzaba los tres centímetros y medio, así que esperarían al médico del hospital para poner la oxitocina. 

Pero mientras esperaban, pasaron unos 20 minutos y Danixa acostada en un costado sintió ganas de pujar. En ese tiempo, había dilatado 10 centímetros y se acomodó en la cama a pujar. Abrió las piernas, con su esposo, su partera y su doula a la par y, en cuatro pujadas, Franco nació antes de que el médico llegara

Fue como si hubiera nacido en casa porque estaban todas las personas que yo quería que estuvieran. Y todo estaba oscurito, olía rico, sin aire, calientito”, recuerda.

“La sociedad cambiaría completamente si las mujeres nos acompañamos de más mujeres”, dice Danixa después de contar su experiencia. “Todo lo logramos gracias a que vivimos en tribu”, una de la que ella es parte como asesora de lactancia desde su emprendimiento My Breast Friend.

La ruta hacia un parto respetado

  • El parto respetado ocurre cuando las embarazadas están acompañadas de profesionales, en un ambiente cálido y educado. Respetan su cuerpo, su fisiología humana y a sus bebés. 
  • Podés informarte sobre tus derechos con la “Guía de Atención Integral a las Mujeres Niños y Niñas en el periodo prenatal, parto y posparto”, de la CCSS.
  • Conversá con tu médico o médica acerca de tus dudas y expectativas. Tenés derecho a solicitar y obtener la información del proceso, los procedimientos, tratamientos o medicamentos que se indicarán. 
  • Tu médico o médica debe prestar atención y tener disposición para acompañarte de forma respetuosa y profesional. 
  • Tenés derecho a elaborar tu plan de parto. Allí podés detallar tus preferencias para el momento del parto: quién te acompañará, en qué postura te gustaría que naciera tu bebé, si querés o no recibir analgésicos. Tu médico o médica puede apoyarte en la elaboración del plan. 
  • El embarazo y el parto son procesos naturales. Por eso, debe intervenirse lo menos posible desde el punto de vista médico y tecnológico. En caso de alguna intervención, deben informártelo. 
  • Tené en cuenta que la episiotomía, conocida popularmente como “piquete”, no es una técnica que debe usarse habitualmente. Solo en casos muy necesarios, cuando hay un parto vaginal complicado o un sufrimiento fetal, por ejemplo. 
  • El personal debe colocar a tu bebé sobre vos inmediatamente tras su nacimiento y permitir el contacto piel con piel. 
  • Ante cualquier inconformidad frente a la atención en un centro de salud público, presentá tu denuncia o queja ante la Contraloría de Servicios de la CCSS en tres pasos:

1. Redactá la queja a mano o en computadora.

2. Colocá tus datos personales (nombre, identificación, teléfono de contacto) y firmala.

3. Entregala en la Contraloría de Servicios de tu centro de salud a más tardar cinco días después de sucedida la inconformidad. 

Fuente: Guía de Atención Integral a las Mujeres Niños y Niñas en el periodo prenatal, parto y posparto

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