Regional, Sámara

“Muerto a medias” produce accidentes en Sámara

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Algunos vecinos de Sámara están preocupados por el mal estado de un reductor de velocidad -llamado popularmente como “muerto”-, el cual se ha convertido en un riesgo potencial para conductores y transeúntes sobre la ruta 160.

El reductor está ubicado aproximadamente a dos kilómetros del centro de Sámara justo antes de llegar a Santo Domingo, y se encuentra sobre solo un carril de la calzada, por lo tanto ocasiona que los conductores lo esquiven para así no tener que frenar.           

Bonifacio Díaz, síndico de Sámara explicó que el “muerto” tiene al menos un año de estar en el lugar y que fue puesto por un vecino de la localidad quien no pudo terminarlo debido a que la dirección de tránsito de Nicoya le ordenó que no continuará con los trabajos, por no contar con los permisos para hacerlo, y que por el contrario le ordenó que destruyera la parte que había construido.

Sin embargo, un año después el reductor de velocidad continua tal y como en un principio, representando un riesgo potencial de accidentes para quienes transitan en el lugar, debido a que solo una parte del carril se encuentra habilitado y ya ha ocasionado varios accidentes.             

Díaz recordó que por lo menos tres accidentes de tránsito han ocurrido debido a este obstáculo en la carretera y que él envió meses atrás un documento al departamento de ingeniería de tránsito en Liberia informando sobre los percances; sin embargo, todavía no ha recibido una respuesta de las autoridades.

De igual forma, Lavae Aldrich, vecina de Sámara, dijo sentirse preocupada por un accidente de tránsito ocurrido en diciembre de 2014 entre un motociclista y un vehículo. “Todavía no entiendo porque el reductor de velocidad no ha sido terminado o destruido, es realmente peligroso transitar por ahí”, comentó Aldrich.

Al respecto, Víctor Reyes, encargado de la Unidad Técnica de Gestión Vial (UTGV), informó que desde unos meses atrás el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) delegó la responsabilidad a las municipalidades por lo que ahora les corresponde vigilar y supervisar la construcción y mantenimiento de los reductores de velocidad en las rutas que están dentro del cantón.

Sobre el problema de este “muerto” en particular, Reyes reconoció que desconocía de la situación, pero explicó que la solución sería hacerlo completo para evitar que sea un problema en carretera, aunque todavía están a la espera del criterio técnico de Cosevi para proceder.

Según estimaciones del UTGV, el precio de cada reductor ronda entre ₵100.000 y ₵150.000.   

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