La imagen de una construcción en obra gris en Nosara ya es habitual para los pobladores de la zona. En los últimos cinco años, este fue el cuarto distrito de todo Guanacaste en el que más se tramitaron metros cuadrados para vivienda ante el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).
Incluso supera a otros como Tamarindo en la intención de construir apartamentos. Junto con Sardinal, el centro de Nicoya y el centro de Liberia, Nosara lleva la batuta en la atracción de este tipo de vivienda.
Ni las complicaciones de sus acueductos durante la sequía para dar acceso al agua, ni el mal estado de sus calles durante el invierno han desanimado a quienes quiere tener una vivienda en esta selva gourmet, llena de restaurantes cosmopolitas, monos congos y playas protegidas.
Por el contrario, los datos analizados por La Voz de Guanacaste muestran que la intención de construir vivienda en la zona aumenta cada vez más, a un ritmo promedio de un 25% anual si se toman en cuenta las casas y apartamentos.
En el 2010, se tramitaron 7.109 m2 para vivienda en total mientras que en el 2015 esa cantidad aumentó a 14.977 (lo equivalente a poco más de dos canchas estándar de fútbol). Eso no quiere decir que estos desarrollos hayan terminado por edificarse (pues requieren de más permisos para hacerlo) pero sí demuestra el interés de los nuevos pobladores de asentarse en la zona.
Un panorama alentador para los comerciantes, pero que agrega presión sobre acueductos rurales y recursos naturales. Para los pobladores, la afluencia de mano de obra poco calificada y de nuevos vecinos también significa una fuente de inseguridad ciudadana.
“Nosara no está preparada. Si bien aumenta el trabajo para la mano de obra, también se incrementa la delincuencia. Aunque muchos de los constructores vienen a trabajar, otros vienen con malas costumbres”, dice el presidente de la Asociación de Desarrollo del Distrito, Marcos Ávila.
¿Un nuevo Tamarindo?
La pregunta ronda en las conversaciones casuales en las calles y restaurantes de la comunidad. ¿Llegará Nosara a convertirse en un nuevo Tamarindo?
Aunque la presencia del Refugio de Vida Silvestre de Ostional en la costa de Nosara es un punto a favor del desarrollo sostenible, los pobladores se preocupan por los problemas que atrae la construcción y la falta de planes reguladores costeros fuera del refugio.
“Esto es un desorden. Por todo lado hay bares y restaurantes. La época en que la gente venía a retirarse en sus últimos años ya pasó”, comentó Ávila.
El plan regulador es el instrumento que utilizan las municipalidades para ordenar el territorio en zonas comerciales y residenciales. Las zonas costeras suelen tener su propio plan, pero Nosara carece de uno.
El presidente de la Asociación de Desarrollo de Garza, Emilio Rodríguez, coincide en que es evidente la falta de planificación.
“En la municipalidad le piden el uso de suelo y la disponibilidad de agua, pero sin plan regulador no pueden pedir más”, explicó Rodríguez.
Otra preocupación de los habitantes es la falta de agua durante la sequía. “Para nadie es un secreto que algunas asadas no dan abasto con la cantidad de población actual”, dijo Rodríguez.
Sin embargo, legalmente las asociaciones administradoras de acueductos rurales (Asadas) están obligadas por la Sala Constitucional a dar la mayoría de estos permisos.
“Las restricciones de agua, por criterios emitidos por la Sala IV, no suelen incluir a los proyectos de construcción de vivienda”, comunicó el CFIA en un correo electrónico.
La presidenta de la Asada de Playas de Nosara (una de las siete de la comunidad), Elizabeth Adams, comentó que la entidad da la mayoría de disponibilidades de agua (trámite indispensable para iniciar una construcción) cuando se trata de vivienda particular, pues por la baja densidad de una vivienda sola, la presión que le agrega al acuífero es poca.
El distrito es parte de una tendencia regional, pues en el último año la intención de construir en todo Guanacaste se incrementó en un 30%
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