En Sámara no contamos con Red de Cuido, ni Cen-Cinai.
La señora que vende artesanías con sus chiquitos, la que sale a vender ceviches, a vender arroz con leche o la que los deja unas horas a cargo de la hija mayor de la familia. Ellas y todas las mujeres madres de Sámara necesitamos y queremos trabajar, pero para hacerlo con todos nuestros derechos y el de nuestras hijas e hijos requerimos urgentemente un centro de cuido.
Las mujeres somos las principales encargadas del cuido de las y los menores, pero nos sentimos violentadas institucionalmente porque no nos brindan los recursos para tener autonomía y plenitud de derechos para nosotras y nuestros hijos e hijas.
Y no es un capricho. Los menores están acompañando a sus mamás al trabajo, a vender artesanías o comidas, muchas veces expuestos durante todo el día a los rayos del sol y sin la alimentación adecuada.
Están en la calle, donde hay drogas, abusos, situaciones violentas, prostitución, o en ambientes que no son los mejores para su desarrollo.
Nos obstaculiza la falta de apoyo por parte del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), del Cen-Cinai y de la Municipalidad de Nicoya. Ustedes, funcionarios y funcionarias, pueden ayudarnos a tener algo de justicia social.
En Sámara solo hay opciones para las familias que tienen dinero y pueden acceder a alguno de los servicios de los cuatro centros educativos privados, muy caros e inaccesibles para la población de bajos recursos. ¿Qué hacemos entonces?
Nos sentimos en condiciones injustas y desiguales. Una buena parte de la niñez costarricense está en la calle, pulseándola, perdiendo los años más importantes para su desarrollo.
Antes del 2012 teníamos una infraestructura, que terminó clausurada por el terremoto de Sámara. Actualmente hay más de 200 niños y casi 100 madres gestantes y lactantes que reciben la leche del Cen-Cinai cada mes en el salón comunal. A estos se suman casi 30 familias con casi 50 niños y niñas anotados en una lista que aguarda por el Cen-Cinai.
A pesar de la demanda, el Estado no ha reconstruido un edificio ni nos ha dado una solución.
Hemos estado dando todo de nuestra parte. Con un grupo de madres formamos un Comité de Niñez y Adolescencia. Nos reunimos con el Instituto Nacional de Desarrollo (Inder), con la Municipalidad de Nicoya, con directivos del IMAS y del Cen-Cinai. Pero parece que nada avanza. La vicealcaldesa de Nicoya Laura Rivera nos dijo que la construcción del Cen-Cinai llevaría un mínimo de tres años.
Desde el año pasado estamos haciendo reuniones y cartas. Nos contactamos con las instituciones, pero nadie da una solución.
Me pregunto a quién realmente le importa.
A nosotras nos urge. Por eso, también nos pusimos en contacto con Marta Chaverri, la directora de la Fundación Creciendo Feliz que tiene un Centro de Atención Integral (CAI) en San José.
De las conversaciones logramos que este mes abriera uno en Matapalo de Sámara, donde brinda cuido y cuatro tiempos de comida a los niños de 0 a 12 años. Este CAI podría ser parte de la Red Nacional de Cuido, si el IMAS aprueba el presupuesto para el convenio. Eso es lo que necesitamos, pero por ahora la respuesta por parte del IMAS es que esperemos, sin siquiera darnos una fecha aproximada.
Sentimos desesperación y una gran amargura al no contar con un lugar seguro para dejar a nuestros niños y niñas, para ir a trabajar o capacitarnos para así darles un mejor porvenir.
Nos urge una alternativa de cuido en Sámara que atienda también a los pueblos aledaños de Torito, Matapalo, Cangrejal, Cantarrana, Buenavista, El Silencio, San Fernando, Terciopelo, Maquenco, Cuesta Grande, El Silencio, Chinampas y Santo Domingo.
Mélody Raquel Villegas Rubinowski nació en Buenos Aires, Argentina, en 1988. Vive en Costa Rica desde hace cuatro años y es madre de dos niños costarricenses. Es sobreviviente de violencia doméstica, jefa de hogar y coordinadora del Comité de Niñez y Adolescencia de Sámara, que lucha por la igualdad de género y por el cumplimiento de los derechos de la niñez.
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