A la orilla de la carretera entre Santa Cruz y Carrillo hay unas pequeñas bolas negras que tiemblan y saltan confundidas: son cientos de sapos, ranas, grillos y hasta ratas que se resguardan de la inundación que causó el paso de la tormenta Nate por Guanacaste.
Nate llegó de sorpresa y dejó escuelas, ebáis y casas inundadas en Guanacaste, así como cultivos destruidos y llanuras convertidas en lagos. De las 7 a. m. de ayer hasta las 6 p. m. de hoy (jueves) la tormenta dejó 490 milímetros de lluvia en Santa Cruz, según el Instituto Meteorológico Nacional. En dos días cayó más de lo que se espera en todo un mes de octubre en ese cantón, uno de los más afectados de la provincia.
>Salimos de Nicoya a las 7:30 a. m. Un derrumbe por Las Vueltas de Nambí (entre la carretera que va de Nicoya a Santa Cruz) impedía el paso de vehículos a esa hora, así que tomamos la ruta alterna que nos recomendó Tránsito, que entra por San Antonio de Nicoya y conecta con Santa Bárbara de Santa Cruz.
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Al costado del primer puente de la ruta, que queda sobre el Río En Medio, unas ocho casas quedaron inundadas hasta más de un metro de altura desde el piso. Dos de ellas quedaron prácticamente cubiertas.
Uno de los afectados, Walter Martínez, dijo que luchó contra el agua y el barro desde la 1:30 a. m. Una pareja de adultos, Fránklin Ramos, de 55 años, y Gerardina Castillo, de 65, se quedaron cuidando sus pertenencias por miedo a que les robaran lo poco que tienen.
Cuando llegamos, estaban recogiendo agua de lluvia porque no tenían agua potable. El barrio se abastece de agua con un pozo común, pero el río se metió en el pozo y ya no pueden consumir esa agua.
Dicen Gerardina y Fránklin no es poco común que esto suceda, aunque hace unos tres años que no les pasaba. Las casas están tan cerca del río que no cuesta creerles. Foto de César Arroyo.
El Río de En Medio también entró a algunas casas del barrio Santa María y del barrio Tucurrique. En este último, las casas están prácticamente dentro del cauce del río.
Maryuri Montenegro (vecina de Santa María) vivió la experiencia más extrema y su casa fue la que quedó peor después de la inundación.
“Se metió tanto el río que los peces andaban dentro de la casa”, cuenta ella.
Maryuri Montenegro, vecina del Barrio Santa María dijo que desde hace 14 años no ve una inundación tan grande. El agua obligó a Maryuri a subir todo sobre mesas y sillas.
En el colegio Liceo de Santa Cruz Climaco Pérez, en el centro de la comunidad, se estaba albergando la gente que podía llegar por sus propios medios. A eso de las 10 a. m. unas 270 personas estaban allí buscando refugio, según confirmó Ariana Guido, la voluntaria que estaba tomando los datos de los albergados. El lugar tiene una capacidad para unas 310 personas.
Allí había personal de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) brindando atención a personas con enfermedades como diabetes, hipetensión y asma.
En Santa Cruz también se habilitó como albergue el plantel de la Universidad de Costa Rica (UCR) y se podría abrir otro en la escuela central La Josefina, contó Guido.
En el gimnasio del colegio de Santa Cruz caben unas 310 personas.
Vilma Eduarte, la madre de esta pequeña, vive en Barrio Estocolmo. A las 7 p. m. llegaron personeros de la municipalidad en una buseta a su casa para sacarlas a ellas y a otras cinco familias del barrio que ya estaban sufriendo por la inundación. Dice que a cada familia le dieron una colchoneta y una cobija.
En el albergue del Liceo de Santa Cruz se dio atención primaria para personas con enfermedades crónicas.
Aunque nuestra intención era llegar hasta Filadelfia, a la altura del barrio Limón de Santa Cruz el río Diriá ya se había tragado la carretera y no había forma de distinguir una cosa de la otra.
En varios tramos, el ganado y los caballos se aglomeraban en pequeños cúmulos de tierra que sobrevivieron a la inundación para sobrevivir ellos también, aunque en otros casos no tuvieron tanta suerte.
Nate logró desaparecer potreros, llanuras y calles en Santa Cruz… y convertirlos en una mezcla de barro y agua feroz que se introdujo en la propiedad privada de quien fuera, sin pedir permiso.
La escuela de barrio Limón cerró hoy clases por orden del MEP, pero no logró cerrarle las puertas al río.
Bajo el puente sobre el río Diría se acumulaba gran cantidad de sedimento y basura. Prácticamente debajo del puente vivían varias familias.
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