Gonzalo Pizarro Barrantes es uno de los pocos sabaneros de Santa Cruz que aún queda en la pampa, aunque no trabaja en una hacienda, acostumbra a sus 84 años de edad a montar a caballo como cualquier joven de la zona.
Diariamente, es común verlo montado a caballo en media ciudad, haciendo compras o echándose un ‘chirritazo’, como él lo dice, en un lo de los bares más populares del lugar. Durante muchos años, antes que la ciudad folclórica se llenara de cemento, cuando eran potreros por todos lados, los lugareños utilizaban como medio de transporte el caballo.
En su casa, en el barrrio Santa Cecilia, vive con su esposa Luz Cisneros, con quien tiene, según medio se acuerda, unos 60 años de casado. Allí en el patio tiene su propia caballeriza. El siete de enero día en que el periodico local El Sabanero lo visitó, estaba chineando a dos de sus caballos: Enamorado y el Bailarín.
“Don Gonzalo”, como le dicen todos los que lo conocen, tiene albardas, pecheras, carreta, fogón, entre otros elementos que utilizaban desde hace muchos años y de los cuales todavía no se despega.
Este longevo de un metro 78, vive como un roble, camina sin problema alguno, no utiliza anteojos, escucha perfectamente y su vestir es de esa estampa de sabanero.
“Vivo feliz, creo que ese es parte del secreto para vivir muchos años con buena salud. Aquí en mi casa vivo tranquilo cuidando los caballos. Me siento bien salir a montar los caballos y darme un paseo por la ciudad y vacilar con la gente”, contó muy jovial.
Sentarse unos minutos con “Don Gonzalo”, es pasar un rato ameno, pues a más de uno lo hace reír con las historias que cuenta y más con sus salidas.
Ahora ya se prepara para cabalgar en el tope del 18 de enero de las Fiestas Tipicas de Santa Cruz
Comentarios