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Una mujer ante el fuego

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Priscilla Carbonell Ramírez no le guarda rencor al fuego a pesar de que lo enfrenta como bombera forestal. Estuvo al frente de esa lucha en el Parque Nacional Palo Verde, contra un incendio que consumió unas 3.000 hectáreas del humedal que se extiende en las orillas del río Tempisque.

“El fuego siempre tiene algo qué aportar; fue lo que nos hizo hacer sociedad, nos reunió y nos hizo evolucionar”, dice Priscilla. El fuego la ha retado en otras ocasiones hasta por 15 días seguidos en medio del bosque, y ella siempre se ha sentido lista para enfrentarlo.

Priscilla, de 37 años de edad, ha acumulado experiencia para luchar contra incendios durante más de dos décadas. Ella recuerda que comenzó a interesarse en ese oficio cuando cumplió 15 años de edad, luego de acampar en el Parque Nacional Barra Honda, en Nicoya. Su carrera como bombera forestal y guardaparques comenzó allí, rodeada por la naturaleza de Guanacaste.

Con la naturaleza como guía

Años después de ese campamento, Priscilla halló un camino para su interés por la naturaleza en la Licenciatura en Manejo y Protección de Recursos Naturales y de la Maestría en Gestión de Recursos Naturales, y como voluntaria del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) desde el 2005. En el 2018, ella se convirtió en funcionaria oficial del Sinac y desde el 2021 es la administradora de la Reserva Biológica Lomas Barbudal, ubicada en San Ramón de Bagaces.

Un equipo que lideraba Priscilla rescató a este cervatillo en medio de un incendio en Lomas Barbudal a inicios del año pasado. El pequeño animal fue trasladado al Centro de Rescate Las Pumas, en Cañas. Cortesía de Priscilla Carbonell

Hay 2.646 hectáreas de reserva biológica que Priscilla debe proteger como administradora, guardaparques y bombera, y liderando un equipo de cuatro personas. Ella aprecia la reserva en que trabaja por una razón muy especial: es uno de los últimos reductos de bosque tropical seco que quedan en el mundo.

Sin embargo, su labor ha tenido episodios muy amargos, como el incendio forestal que enfrentó durante dos semanas seguidas el año pasado, el cual dejó daños tremendos.

Ser bombera implica pelear contra el riesgo de perder animales, plantas y ecosistemas que podrían nunca recuperarse del fuego. Esa preocupación es constante en la primera mitad de cada año, cuando ocurre la temporada de incendios forestales en Costa Rica.

El clima del país en la estación seca favorece que cualquier fuego mal manejado se convierta en una pesadilla, especialmente en áreas de bosques secos como los de Guanacaste. Por eso, las brigadas de incendios tienen que mantenerse vigilantes.

Con el fuego, una no puede creer que es experta. El fuego es un buen maestro y un pésimo alumno”, dice Priscilla con respeto por su rival.

Es doloroso ver un bosque consumido por el fuego, encontrar animales muertos y madrigueras destruidas. Sin embargo, Priscilla también reconoce que el fuego es el gran incomprendido de la naturaleza, ya que algunas especies forestales lo necesitan para desarrollarse y florecer.

Bombera profesional

Para enfrentarse a los incendios forestales, Priscilla se ha capacitado sobre el manejo efectivo del agua, en cómo hacer quemas controladas y mucho más. A través de los años, ella ha visto los cambios en las técnicas para manejar un incendio.

Priscilla también ha entrenado en Estados Unidos para el uso de quemas prescritas, que son empleadas por personas expertas para restaurar ecosistemas que dependen del fuego. Cortesía de Priscilla Carbonell

“En 2005 no contábamos con la capacitación ni los equipos para utilizar agua en la liquidación de incendios, y los combatíamos con pantalones de fatiga”, recuerda. En contraste, el agua es vital para combatir incendios actualmente, así como los equipos de protección personal apropiados y herramientas como sopladoras, motobombas y quemadoras de goteo.

Aún así, el conocimiento para enfrentar al fuego va mucho más allá de conocer herramientas o usar equipo de seguridad. Priscilla sabe detectar cómo contraatacar el fuego según los árboles que está afectando. Su experiencia también le permite entender que la comunicación, el trabajo en equipo y la coordinación entre los equipos también es vital en una emergencia.

Priscilla disfruta levantar pesas, practicar karate y boxeo porque, al final, un buen estado físico también se convierte en una herramienta ideal para combatir el fuego.

Mujer en un campo de hombres

El rol de Priscilla como líder la ha motivado a convencer a otras mujeres de que se involucren en la protección de los bosques, en un campo laboral que ha sido ocupado mayormente por hombres. Más allá del género, en la lucha contra el fuego importa la resistencia mental y física, el sentido de compromiso y la empatía para fortalecer la confianza y la seguridad del equipo.

Priscilla Carbonell encabeza la protección de los recursos naturales guanacastecos como bombera forestal y administradora de la Reserva Biológica Lomas Barbudal, en Bagaces.

Priscilla destaca que ha notado una mayor presencia de mujeres bomberas a lo largo de los años, y señala la importancia de seguir generando capacitación y liderazgos que incluyan las mujeres en este oficio, para romper la falsa creencia de que su participación es limitada en el campo.

Estar cerca de la naturaleza y tener la oportunidad de ayudar para su protección es la mayor satisfacción de Priscilla. Su motivación también se ha fortalecido en los momentos más duros de su trabajo, cuando ha visto que personas de Limón y la Península de Osa llegan a Guanacaste para apagar un incendio.

El 99% de los incendios son causados por acciones humanas, ya sean descuidos o de forma intencional. Por eso, podemos evitar una mayor degradación de los bosques antes de que aparezcan el humo y las llamas, y antes de que Priscilla deba ponerle la cara al fuego. Ella nos deja claro que la prevención es una lucha que podemos hacer todas las personas, bomberas o no.

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