Santa Cruz

La pandemia permitió reordenar la visitación a las arribadas de tortugas en Ostional

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Antes de la pandemia, quienes querían ver el espectáculo natural del desove de tortugas llegaban a Ostional a sortear el momento en que un o una guía tuviera disponibilidad o reuniera un grupo para ingresar. Para los guías también era una ruleta: nunca sabían cuánta gente llegaría ni cuántos guías eran necesarios para cada día. 

Con esa dinámica poco certera para los tours, las principales arribadas de tortugas eran sinónimo de colapso en  la comunidad: la calle se convertía prácticamente en un parqueo, los choques no eran extraños, los visitantes se aglomeraban y algunas personas se las ingeniaban para ingresar de forma irregular a la playa.

“La gente incluso decía que no querían el tour, sino que querían ingresar solos, y entonces se hacían unos pleitos”, recuerda la administradora del Refugio de Vida Silvestre Ostional (RNVSO), Yeimy Cedeño.

El año pasado, mientras tenían las visitas clausuradas por disposiciones del Ministerio de Salud, la comunidad temía por una visitación masiva en tiempos donde el distanciamiento es obligatorio y necesario. Las y los guías en conjunto con el RNVSO decidieron implementar las reservaciones a los tours. 

El temor nuestro fue en esa primera arribada de setiembre, cuando abrimos [tras el cierre por la pandemia]. Si la gente no seguía las reservaciones y colapsaba la comunidad de nuevo, tendríamos que cerrar por medidas de seguridad”, relata Cedeño. 

Tras ocho meses de trabajar con reservaciones, la administración del refugio y las y los guías consultados por La Voz coinciden en que la medida fue exitosa para ordenar la visitación a Ostional. La pandemia también les dio un respiro para unirse y crear un fondo común que apoye proyectos de conservación. 

“Lo que tenemos aquí es un recurso de vida silvestre en una condición delicada”, comenta la guía adscrita a la Asociación de Desarrollo Integral de Ostional (ADIO), Irene Díaz. “Y la reservación ordenó la aglomeración de personas que ocurría y que afectaba a la especie”, añade. 

“Fue un cambio radical”, cree Cedeño. “Era difícil visualizarlo antes porque la gente no estaba acostumbrada. En cambio, con la pandemia, aprendimos que para hacer cosas había que tener protocolos y lineamientos. De ahí fue que el sistema de reservación nos quedó espectacular, porque fue muy aceptado por la gente”. 

Otra de las novedades es que ahora el RNVSO anuncia en su página de Facebook el inicio y la finalización de cada arribada, con los contactos de los guías acreditados. Antes de la pandemia no lo hacían de forma constante y eso generaba especulaciones.

“Habían agencias, turoperadores y demás que no daban información veraz, entonces empezaban a vender los tours de la arribada porque decían ‘bueno, tal fecha es el cuarto menguante’. Organizaban viajes y la arribada no salía, entonces de repente teníamos todo ese montón de gente en Ostional y nosotros sin arribada”, recuerda Cedeño, del RNVSO.

Los retos pendientes

Las reservaciones también han traído un reto para los guías, sobre todo para quienes trabajan de forma “independiente”. Para entender esto, hay que explicar que en Ostional hay dos agrupaciones con guías: la ADIO y la Asociación de Guías Locales de Ostional (AGLO), y también hay una amplia mayoría de guías “independientes”.

Para los guías es un gran reto promocionar su servicio, principalmente para los que trabajan de forma independiente. Así lo explica la guía comunitaria por más de 20 años, Yamileth Baltodano.

Eso ha limitado a los guías que a veces no les llaman y eso ha perjudicado su economía porque dependen de esa actividad”, dice Baltodano. “Para el refugio es mejor porque les ayuda al orden, pero para los guías, especialmente para los que no tienen mucha publicidad, nos ha afectado”, agrega. 

Con ella coincide el guía de la AGLO, Gilberth Zúñiga, quien afirma que los turistas de “pasada”, esos que transitaban por la comunidad y se quedaban tras percatarse de que había arribada, ya no son usuales. 

A eso se suman condiciones de la comunidad que impactan negativamente la economía local, como el estado de las carreteras y puentes, y las particularidades de la pandemia: horarios restringidos de visitación a la playa y una disminución generalizada en la intención de hacer turismo.

“Los horarios disponibles para los ingresos no son los mejores porque la tortuga se maneja mayormente en la noche y en la noche tenemos limitado el tiempo”, explica Zúñiga. Primero era hasta las 6 p. m. y ahora hasta las 9 p. m. “Nos afecta porque el último tour tenemos que hacerlo a las 8 p. m. y la tortuga se maneja mayormente más de noche”, agrega.

Baltodano tampoco entiende por qué no permitir un horario ampliado. Muchas personas de la comunidad dependen de los tours y no entendemos por qué, si no hay aglomeración de personas”. 

Una de cientos de tortugas que llegaron a desovar en una arribada de 2018 a la playa de Ostional. Foto: Andrey Navas

Granitos de arena

Aunque el RNVSO tiene un cobro establecido en la ley, no sucede en la práctica por la dificultad de implementarlo en las características del sitio: tres playas (Guiones, Pelada y Ostional) con múltiples accesos. 

Por eso, buena parte del apoyo a la conservación lo hacen las y los actores locales. Desde el año pasado, por ejemplo, las y los guías también establecieron un cobro mínimo por el tour guiado en tiempos de arribada, principalmente para mejorar sus medios de ingreso y para aportar a un fondo común para proyectos de vigilancia de la playa y de conservación, como dos viveros para resguardar los huevos de tortugas negras y baulas. 

El fondo funciona así: la tarifa mínima que cobran los guías para personas extranjeras es de $20 y para nacionales de ¢4.000. De ese cobro, $5 y ¢1.000, respectivamente, ingresan al fondo. 

Es bonito sentir que estamos aportando a la conservación”, dice la guía Irene Díaz, de la ADIO. Su colega Zúñiga añade: “Antes estábamos divididos, pero ahora, gracias a Dios, estamos unidos todos y estamos aportando para un mismo objetivo”. 

Los guías no solo se dedican a llevar turistas a la playa, sino que son parte del resguardo de la especie y del fenómeno natural de las arribadas. Juntos se organizan para realizar los tranques en las entradas a la playa de Ostional temporada de arribada, de manera que nadie ingrese de forma irregular y amenace la especie. 

La ADIO coordina la vigilancia para evitar los delitos dentro del refugio, como la común extracción ilegal de huevos. Los guías incluso planean y ejecutan jornadas de limpieza. 

Para la administradora del refugio,quienes visitan Ostional deben reconocer y entender la mancuerna entre la comunidad y las tortugas. “Uno visita Ostional y es como una comunidad ejemplar en como ha hecho esa relación de simbiosis con las tortugas. Ellos tienen beneficios, pero también asumen responsabilidades”, menciona. 

“Tanto cuando uno visita el lugar, como cuando compra los huevos extraídos de forma legal está apoyando un proyecto de desarrollo sostenible. Todo esto inyecta la economía local”, agrega Cedeño. 

 

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