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¿Cómo ingresó Costa Rica al top 10 de avistamiento de aves?

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El 9 de octubre se celebró el October Big Day: 24 horas en las que cientos de grupos en todo el mundo se sumaron a un monitoreo simultáneo de pájaros. Cerca de 33.000 entusiastas de 195 países participaron en la actividad y Guanacaste lideró el podio a nivel nacional y centroamericano.

Los primeros tres lugares en número de especies observadas en Centroamérica los ocuparon equipos nacionales: un grupo de mujeres observadoras llamadas Las Jacanas (542 registros), el ACAT Birdwatching (480 registros), del Área de Conservación Arenal Tempisque (ACAT) y el equipo Northwest (474 registros), que cubre los cantones del norte de la Región Chorotega. 

De hecho, solo en la provincia se registraron 516 diferentes especies de un total de 731 que lograron documentar en conjunto las agrupaciones de todo el país. 

El grupo de observadores de aves ACAT Birdwatching se integró hace apenas un año y, ese día, logró ubicarse dentro del top 10 mundial con más aves registradas. La clave: ciencia ciudadana y colaborativa. 

En la agrupación participan no sólo funcionarios del área de conservación con experiencia en biología, sino también amas de casa, ingenieros en sistemas y guías turísticos. Todos distribuidos en los cantones que integran la ACAT: Abangares, Cañas, Bagaces, Tilarán, Monteverde y Upala.

El apoyo de la ciudadanía en grupos como el ACAT Birdwatching y Las Jacanas ubicó a Costa Rica al final del October Big Day en la posición nueve de los mejores países para observar aves a nivel mundial, por la cantidad de especies registradas.

Gente haciendo ciencia

Para entender cómo lograron un grupo consolidado, hay que regresar a finales del año 2018, cuando la Universidad Estatal a Distancia (UNED) impulsó un proyecto para monitorear las 10 aves migratorias presentes en los corredores biológicos de las tres áreas de conservación en la Región Chorotega: Guanacaste (ACG), Arenal Tempisque (ACAT) y Tempisque (ACT).

Luego del proyecto, el personal del ACAT diseñó una metodología para observar las aves en su zona y pidieron a personas voluntarias de las comunidades vecinas registrar las aves migratorias que observaran. Empezaron a formar grupos de WhatsApp para compartir sus registros y poco a poco se fue conformando un grupo. 

Tras esa experiencia con las aves migratorias decidieron monitorear también a las residentes, lo que dio paso a la formación de ACAT Birdwatching en el 2020.

Grupo de observadores de aves en las Nubes de Tilarán. Foto: ACAT BirdwatchingFoto: ACAT Birdwatching

El departamento de Participación Ciudadana y Gobernanza del área de conservación empezó a capacitar a líderes comunitarios, comités locales de los corredores biológicos, emprendimientos turísticos y centros educativos mediante un curso básico de inducción de aves. Ahí les explican cómo es su distribución en el país, la migración, el hábitat y su ciclo de alimentación. 

En el curso también les enseñan cómo utilizar la aplicación Ebird, en la que pueden aprender sobre las aves que existen en el país y registrar las que han visto. 

Durante el conteo masivo de aves del 9 de octubre anterior, las personas usuarias debían documentar las que iban encontrando con una fotografía o grabando su canto. Al final del October Big Day, la misma plataforma determinó cuáles países y usuarios registraron el mayor número de aves.

La bióloga y observadora de aves en la Península de Nicoya, Ruth Rodríguez, fundó hace cuatro años un grupo similar a ACAT Birdwatching, pero conformado únicamente por mujeres. Se llama Las Jacanas y hoy supera las 100 integrantes distribuidas por todo el país.

Imagínese los científicos tantos años de desplazarse desde Europa y Estados Unidos hasta Costa Rica. Encontraban nuevas especies, hacían listas, metían la información y una investigación tan puntual duraba mucho tiempo. Toda esa información se ha aligerado”, explica la bióloga.

Rodríguez es una de las 20 revisoras que la plataforma Ebird designó en Costa Rica. Estas personas analizan que las listas enviadas por los observadores de aves sean correctas. “No es que cualquiera puede poner de manera antojadiza lo que quiera», agrega la bióloga.

Una carrera donde ganan todos

Las Jacanas inició por mera casualidad, explica la bióloga, pero rápidamente se convirtió en un espacio seguro para aprender sin discriminación.

 “Antes pajareaba con los hombres y yo no podía decir ‘¿cuál es ese?’ porque me decían ‘¿cómo que no lo conoce? ¡Ese lo vimos la vez pasada!’ Y no ayudaban, no educaban, si no que nos hacían sentir menos”, recuerda.

Mientras observan, aprenden y estudian sobre las aves, Las Jacanas también son una red de apoyo para perseguir metas. Algunas de ellas tienen emprendimientos, posadas turísticas, otras son biólogas, ingenieras o educadoras.

“Tenemos el compromiso de tener los bosques para que estas especies nos visiten año a año, y a través de las mujeres podemos contribuir a que eso pase”, enfatiza Rodríguez.

Más allá de ver el October Big Day como una competencia, el guía turístico e integrante de ACAT Birdwatching, Kevin Quirós, lo considera una oportunidad de evaluar si los ecosistemas del país están saludables o no, de acuerdo a especies de aves habitan y transitan por ellos.

“Esto es un trabajo 100% voluntario, uno no puede percibir tal vez un ingreso económico pero los beneficios van un poco más allá que ver plata por un tour que le paguen a uno”, señala Quirós. 

Los beneficios de los que habla son resultado directo de sus trasnochadas en busca de aves nocturnas como búhos o cuyeos.

Al ubicar a Costa Rica en una posición privilegiada a nivel mundial en avistamiento de aves, la aplicación Ebird marca estos puntos calientes o ‘hot spots’ dentro del mapa. Que luego serán tomados en cuenta por los turistas y aficionados a la aves para visitarlos.

Según estimaciones del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), los turistas interesados en aviturismo invierten un promedio de $3221 por visita al país.

La encargada de los procesos de educación ambiental del ACAT, Yarely Díaz, cree que la participación de personas como Kevin les ayuda a mejorar el registro de cómo están distribuidas las aves, qué especies hay y cuál es su comportamiento.

A la vez, [sirve para] darle ese enfoque de que la gente ayude a proteger, que sepa qué tiene en su territorio y se empodere a protegerlo. Es una forma de conservar con la gente”, opina. 

La educadora ambiental añade que otro beneficio de integrar a la sociedad a la conservación y preservación, es que solventa los vacíos existentes en el área de conservación en el tema de investigación de aves.

Dentro de las limitaciones está la falta de equipo básico como binoculares, que la mayoría de personas ha adquirido con recursos propios. A eso se suman los recortes presupuestarios aprobados por la Asamblea Legislativa a las áreas protegidas.

“Nosotros lideramos todo el proceso de sensibilizar y capacitar a la gente. Con el recorte nos ha limitado algo tan básico e indispensable como los combustibles para poder hacer nuestro trabajo”, lamenta Díaz.

La importancia de que estos grupos existan, según Quirós, el guía turístico, radica en que permiten la implementación de estrategias de conservación.

“Es una cuestión bonita, participativa, inclusiva, científica y tiene beneficios para la sociedad costarricense en un espectro muy amplio”, finaliza.

¿Querés salir a ver aves?

El ACAT organiza, anualmente, un conteo de aves navideño. Este año se realizará entre el 12 y 19 de diciembre en la áreas silvestres protegidas del Parque Nacional Palo Verde, Volcan Tenorio, Reserva Forestal Taboga y el Refugio Cipanci, entre otros.

Para más información sobre los talleres y días de avistamiento de aves podés consultar a:

  • Yarely Díaz Gómez 

[email protected] 

8459 7984

  • German Aguilar Vega 

[email protected] 

8862 6923

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