Regional, Medio Ambiente

Proyecto de ley busca garantizar pasos para que los animales crucen entre edificaciones

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El pasado 9 de junio la bancada del Frente Amplio presentó un proyecto de ley (23.166) que busca garantizar la colocación de infraestructuras para el pasos de fauna en “cualquier punto frágil” por donde crucen. El proyecto agregaría un nuevo artículo a la Ley Orgánica del Ambiente.

De esa forma, las nuevas construcciones deberán contar con pasos seguros para la fauna silvestre en caso de que la Secretaría Técnica Ambiental (Setena) lo indique. Las obras ya existentes tendrían que implementarlos cuando sean necesarias. 

El objetivo es reducir las muertes de animales por accidentes relacionados al desarrollo constructivo en las zonas con más población de animales silvestres. El crecimiento urbanístico en las zonas turísticas de Guanacaste es una de las principales amenazas para la fauna. 

El International Animal Rescue (IAR Costa Rica) en Nosara atiende cada año al menos 100 monos electrocutados. A mayo de este año, habían documentado 67 incidentes relacionados a electrocuciones. El IAR también atiende casos de animales atropellados y agredidos por mascotas domésticas.

La iniciativa de ley es apoyada por organizaciones como Salvemonos Costa Rica, un proyecto dedicado a la prevención e investigación de accidentes de este tipo. 

Esa misma organización detectó que existe una relación entre los accidentes de fauna (electrocuciones, atropellos y choques contra edificios) y el crecimiento constructivo que no toma en cuenta medidas para resguardar la biodiversidad que vive en esas zonas. Múltiples de sus investigaciones coinciden que entre más edificios hay en zonas costeras, más detectan incidentes sus organizaciones amigas. El IAR también identificó una tendencia parecida.

El proyecto de ley, que tiene como firmante principal al diputado Ariel Robles, considera que la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) y Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) determinarán las zonas que necesitan estas regulaciones. Ambas instituciones trabajan con organizaciones como Salvmonos y el IAR. 

El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) tienen reglamentos que especifican cómo instalar sistemas eléctricos seguros para la biodiversidad, sin embargo, la mayoría de constructores no siguen las indicaciones. Así lo asegura el coordinador de proyectos del IAR, James Francisco Acosta.  

La investigadora de la fundación SalveMonos, en Playa Hermosa, Inés Azofeifa Rojas, también denuncia que en este momento no hay una institución que exija la colocación de los espacios de movilización para animales entre nuevas construcciones.

Por ejemplo, aunque el ICE está dispuesto a talar árboles cerca de cableados eléctricos para evitar corrientes expuestas, si el tronco está en propiedad privada necesitan autorización del dueño o solicitar un análisis técnico para ejecutarlo. Es decir, si los residentes de estas zonas no cooperan con las instituciones, es más difícil prevenir que pasen accidentes de fauna.

El centro de rescate IAR, en Nosara, ha invertido más de $14.000 desde el 2018 aislando cableados públicos y privados potencialmente peligrosos para la fauna del distrito. Con el gran crecimiento constructivo, sin embargo, sienten que están constantemente en una “carrera mortal” que les cuesta ganar.

Las construcciones en lugares como Nosara son aún más peligrosas ahora, pues muchos de los nuevos edificios son de lujo y requieren una cantidad más fuerte de voltaje. Ante la necesidad de aumentar el voltaje en la red de las líneas principales del pueblo, los aislantes son menos efectivos. En zonas como Guiones y Pelada, el ICE debió incrementar de 2.400 voltios a 19.900 o 34.400 V. Ese nivel de energía tiende a derretir el sistema de protección instalado por IAR o el mismo ICE. 

Azofeifa  explica que los accidentes no solo suceden por la falta de aislamiento eléctrico dentro del cableado. Las construcciones por sí solas van dividiendo los ecosistemas y eliminando rutas que usaban los animales para desplazarse. Esto los obliga a usar caminos alternativos que, a veces, terminan siendo cables eléctricos o la misma carretera principal.

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