Se acerca la temporada alta y la nueva carretera con la que ya contaban los comercios y vecinos para atraer al turismo a Nosara y evitar las enfermedades producidas por el polvo parecen solo una mala broma.
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) dejaron ver una de sus peores facetas en la construcción de los 10 km de ruta entre Garza y Santa Marta.
La desorganización y las decisiones tardías se suman ahora al típico “no nos pudimos poner de acuerdo” para intoxicar a la comunidad Nosara con una promesa más sin cumplir.
En la cadena de acciones desafortunadas sobresale el uso de un material para una de las capas de la calzada (la base) que no cumplía con las especificaciones técnicas del cartel de licitación, como lo explica el reportaje de esta edición: “MOPT utilizó material defectuoso y frenó avance de ruta 160”.
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El fallo fue detectado en septiembre por el laboratorio y al día de cierre de esta edición, 31 de octubre, la empresa contratada para los trabajos todavía no había entregado el nuevo material bajo las especificaciones correctas y así continuar con la construcción de la ruta. ¿Cuándo lo va a entregar? Nadie sabe responder a esta pregunta. ¿Cuándo va a quedar asfaltada la ruta? Tampoco.
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Las instituciones niegan que tuvieran pérdidas económicas por el uso del material defectuoso, pero lo cierto es que en la colocación perdieron días de trabajo y uso de la maquinaria que no se pueden recuperar (y que además se niegan a cuantificar).
Y si el factor económico no le pesa al MOPT y al Conavi, a la población sí: cada viaje en esos 10 kilómetros es una tortura anunciada que pocos turistas y locales tienen ganas de sufrir. Con el inicio de la época seca, se acaban las inundaciones pero inicia el polvo que afecta la salud de las zonas cercanas a la calle.
Por cualquier lado que lo veamos, perdimos todos y perdimos mucho. La infinita incapacidad del MOPT y del Conavi para concretar una obra bien hecha nos pasó la factura, una vez más.
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