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“Por nuestra voluntad”, capítulo 8: El ferrocarril de Costa Rica

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Los residentes extranjeros que viven en Guanacaste, al igual que este escritor, pronto comprendemos que la cultura de San José es muy diferente de la de Guanacaste.

La tez guanacasteca es más oscura a raíz de la tardía colonización de los españoles y además existe un grado mayor de consanguinidad con los esclavos nativos americanos y africanos. Pero más importante, los costarricenses del Valle Central provenientes de europeos eran quienes gobernaban el país y trataban frecuentemente  a los guanacastecos como gente pobre y afín con el carácter del nicaragüense más que con las tradiciones semi-inventadas y las actitudes típicas de que estos ticos-europeos tenían en su forma de gobernar.

Mientras que el partido de Nicoya tendía a gobernarse así mismo, antes y después de la Anexión, se dio un momento importante de división que reunió a Guanacaste con Costa Rica. Como escribió el distinguido geógrafo Richard Houk: “Los más pobres, los más abandonados, los más aislados de las posesiones de los españoles en las Américas fueron los de la provincia de Costa Rica (1).” Y de todas las regiones de Costa Rica, Guanacaste pudo haber sido la más pobre. Casi sin calles, sin escuelas, sin imprenta, sin fondos del gobierno y únicamente con un pequeño comercio terrestre con el vecino Nicaragua.

El presidente Braulio Carrillo Colina (1835–42) fue el primer líder moderno de Costa Rica,  y con poderes dictatoriales, organizó el comercio de café con Gran Bretaña y construyó carreteras. Tomaba 30 días para que el café llegara al Atlántico siendo transportado en carreta y caballo, una jornada agotadora de 160 km. Pero a pesar de las dificultades, entre 1832 y 1845, las exportaciones de café aumentaron 100 veces, y para 1872, cinco veces más (2). Conforme crecía el comercio, el puerto de Caldera Puntarenas en el Pacífico reemplazó el del Atlántico, llevando mercancía a Panamá para luego usar el ferrocarril de Panamá que conectaba con los 2 océanos y así se transportaba al resto del mundo.

Con el café, el gobierno de Costa Rica fue controlado por los barones cafetaleros hasta 1870 cuando el General Tomás Guardia Gutiérrez fue elegido presidente y una nueva constitución fue adoptada.

En aquel momento, el comercio de Costa Rica con Gran Bretaña compitió con Panamá, que usaba los bancos de Nueva York para inversiones en el ferrocarril panameño y que había abierto en 1855. Poco después, el interés en la línea férrea costarricense se agitó cuando el norteamericano Thomas Francis Meagher firmó contrato con el gobierno tico para construir el ferrocarril de costa a costa en 1860.

Durante los siguientes 50 años, miles de trabajadores de China y Jamaica emigraron al país para construir el ferrocarril  a pesar de que las deudas del gobierno de Costa Rica con los pagos a los tenedores de bonos de Londres, las inundaciones y  otras catástrofes naturales, obstaculizaron el progreso del proyecto.

Fuente de la fotografía: Historia gráfica de las luchas populares en Costa Rica (1871-1930) Tomo I. Centro de Capacitación del Desarrollo.

María Cecilia, la máquina de vapor de la sucursal del Pacífico del ferrocarril de Costa Rica, recorrió su primera ruta el 23 de julio de 1910, saliendo de la estación de Caldera en dirección a San José, con pasajeros y cargamento. Con esta conexión al Atlántico desde Limón, finalmente Guanacaste podría participar del comercio internacional sin pasar por el canal de Panamá o alrededor del Horn.

Como el café era la entrada de Costa Rica al mercado europeo, los bananos y el ferrocarril se convirtieron en las exportaciones hacia Estados Unidos, y mientras se movía la capital fuera del país, se iniciaba la agitación laboral y las huelgas de trabajadores.

Pero solo el café no hizo al ferrocarril un medio económico viable. A principios de 1870, a lo largo de la ruta del ferrocarril se plantaban bananos cerca de la línea de Limón, dando así alimento a los constructores del ferrocarril y una carga de regreso para los barcos que traían materiales de construcción y provisiones. Esa innovación inició el proyecto que, eventualmente, desembocó en la creación de la multinacional United Fruit Company en 1899.

De particular interés para los guanacastecos, se puede encontrar la documentación histórica de la cancelación de las concesiones para la madera de Hojancha y Nicoya. El 5 de abril de 1884 fue firmado un contrato entre los tenedores, la compañía del ferrocarril y el gobierno para conceder 323.748 hectáreas (ha) de territorio gubernamental para satisfacer las deudas.

De estas hectáreas, la compañía seleccionó 51.395 ha de la cabecera del río Nosara en el Monte Alto en Hojancha , bajando hacia Playa Pelada donde desemboca el río y hasta playa San Miguel en Nandayure como punto limítrofe al sur. En gran parte de esta tierra, había una porción que tenía un bosque de caoba. A medida que la United Fruit Company pagaba las deudas de la compañía del ferrocarril, el caoba era cortado para construir bodegas para la maduración de los bananos en otras regiones del país. La reposesión de estas tierras por parte del gobierno ha tenido un impacto duradero en la desconfianza que tanto campesinos como terratenientes  tenían contra el Estado, por haberse quedado impotentes para defender su sustento. Con la deforestación, la era del sabanero guanacasteco inició.

Lea más de la serie “Por nuestra voluntad”:

Capítulo 1: La llegada a Guanacaste de Gil el conquistador

Capítulo 2: Civilizando a los conquistadores

Capítulo 3: El Tesoro Púrpura

Capítulo 4: Paso entre los océanos

Capítulo 5: Tierra de oportunidad

Capítulo 6: Nicaragua y Costa Rica

Capítulo 7: Celebrando Guanacaste

Capítulo 8: El ferrocarril de Costa Rica

Capítulo 9: El paraíso de las hamburguesas

1) Houk, R. J., The Development of Foreign Trade and Communication in Costa Rica to the Construction of the First Railway, The Americas, Vol. 10, No. 2 (Oct., 1953), pp. 197-209.

2)  Ibid., p. 198.

 


Alvin ha sido investigador y consultor en turismo sostenible y desarrollo comunitario para USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y el Banco Mundial en varios países de América Latina, Oriente Medio y África. Además, ha publicado más de seis libros sobre temas culturales como investigador senior de la Universidad George Washington. Alvin vivió en Nosara y visita Guanacaste regularmente, así fue que decidió ahondar en la historia de Guanacaste para comprenderla de la mejor manera posible: incorporando las variables del pasado a los análisis del futuro, para comprender a esta tierra que lo recibió con los brazos abiertos. Alvin fue sistematizando toda la información tomada de libros y entrevistas con varios especialistas, y conversando con guanacastecos conocedores de la historia local para finalmente producir una serie de entregas tituladas “Por nuestra voluntad”.

Los capítulos de la serie Por nuestra voluntad son opinión del autor y no necesariamente reflejan la posición editorial de este medio. Si desea escribir un artículo de opinión, puede escribir al correo [email protected]

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